Casi 120 arqueros y arqueras eligieron el día 18 de diciembre en el club Arqueros de Madrid para celebrar la tradicional tirada de Navidad. Estas tiradas suelen ser un tanto especiales porque además del recorrido clásico, suele haber juegos y sorteos añadidos con una barbacoa de acompañamiento así que el ambiente es inmejorable.

Aunque el día era más que fresco, al haber pocas nubes el sol calentaba por pura insistencia. Sólo a la sombra o en alguna vaguada convertida en un túnel de viento se sufría el frío en manos y pies y no me sorprende que Angela y yo tengamos ahora por la noche la "cara caliente y tirante".

A las 10 en punto estábamos aparcando nuestro coche en el parking interno del club y ya allí nos encontramos con Álex, Ana y Borja. Los cinco compartíamos patrulla merced a la organización de la tirada así que íbamos a tener la rara oportunidad de hacer un recorrido diferente en una tirada los cinco juntos.

Cuando llegamos a las dianas de calentamiento se vio claro que éramos de los últimos en llegar porque la línea de tiro y la "línea de los polvorones" estaban repletas de gente con carcajs y arcos en la mano. Si faltaba algún sospechoso habitual no era nada fácil caer en ello porque parecían estar todos los que tenemos a Arqueros de Madrid como el club de referencia. En fin, que Angela y yo fuimos rápidos para tirar una ronda de calentamiento antes de que sonara el silbato y se nos dieran las indicaciones. Como era de esperar, el recorrido de 24 dianas sería a una sola flecha para así dar tiempo a competir en el tiro a distancia, el de precisión y el de la tirolina.


De izquierda a derecha, Ana, Angela, Borja y Álex (privacidad en Internet)

Recogimos nuestro sobre de la patrulla número 14 y nos fuimos a buscarla donde nos dijeron que estaría. Al llegar, poco tuvimos que esperar para colocar la primera flecha en la cuerda y probar suerte con dos arañas. Y así comenzó el recorrido, con un sol frío pero intenso que nos cegaba en casi la mitad de la dianas y un campo muy verde tras las lluvias de los últimos días. De hecho, el campo estaba perfecto porque estaba húmedo y bonito pero con la tierra compacta y segura bajo nuestras botas cuando subíamos o bajábamos siguiendo las marcas rojas del recorrido. Ojalá se mantenga así unas cuantas semanas.

Yo sabía que no iba a ser mi día por varias razones. Iba arrastrando los últimos coletazos de un resfriado que me tenía embotado, llevaba dos semanas sin tirar y el último arco con el que había tirado era el longbow inglés. Por tanto, me puse un objetivo modesto de 120 puntos (los equivalentes a 240 en un recorrido a dos flechas). Angela, por el contrario estaba ejecutando la técnica sin problemas y tan solo tenía el problema de reajustar a toda velocidad su cerebro para su Slick Stick después de haber tirado hacía también dos semanas con el Mollegabet (menos rápido). No me sorprendió que las flechas que fallaba se iban todas sospechosamente unos pocos dedos por arriba de la diana pero perfectamente centradas.


Ana contra un jabalí

Los tiros en general eran limpios y claros. Tan solo fue necesario tirar arrodillado cuando el ángulo del sol era especialmente terrible y te dejaba ciego. No pocas veces recurrimos a pedir a alguien de la patrulla que nos hiciera sombra en los ojos con las manos pero también tuvimos varios "tiros al bulto". Es parte de la gracia de tirar en el bosque, al que le fastidie esto que reflexione en qué modalidad quiere tirar. El único problema técnico de estos tiros hacia el sol era que no podía hacer vídeos o fotos en condiciones de todas las dianas.


Angela y su precioso corazón

No sufrimos ningún tipo de tapones debido a que incluso con patrullas de hasta seis integrantes era imposible no ir fluidos tirando una sola flecha. Tampoco parece que las propuestas estuvieran colocadas de forma que las flechas perdidas se pudieran hacer de rogar porque no vimos a mucha gente buscando flechas. En general imagino que la configuración del recorrido se hizo atendiendo a criterios de comodidad, no a poner a la gente ante un gran reto técnico un 18 de diciembre pensado para disfrutarse ante todo.


Angela muy concentrada contra lo que parecía ser un ciervo

Álex, Ana y Borja que estas últimas semanas han tirado con menos frecuencia se mostraban más interesados en fijarse en fallos de la técnica así que se oían expresiones clásicas como "el codito levantado" o "aguanta más, dos o tres segundos" que todo arquero tan bien conoce...


Uno de los mejores tiros de la mañana, sin duda. Por el ángulo de las flechas ya se intuye que tirábamos desde muy arriba (y lejos)

No recuerdo qué hora era cuando terminamos pero serían como las 12 y tras una breve parada en las dianas de calentamiento la organización nos condujo a una vaguada aparte para disfrutar de los juegos. En primer lugar, los recurvos y longbows (y creo que los desnudos también), pudieron disparar a un bisonte a más de ochenta metros. Tenías tres intentos y luego dejabas paso a la siguiente fila de arqueros. Yo conseguí dar con una flecha en una pata pero había unas cuantas mucho mejor situadas cerca del corazón. Luego tiraron los poleas a una distancia similar y para sorpresa (y algo de mofa) de los arqueros tradicionales, las primeras flechas tuvieron casi menos fortuna que las nuestras. Solo en el tercero intento se empezaron a ver tiros más certeros.


Tiro a distancia por longbows y recurvos

A continuación pasamos al tiro de precisión o "rompeflechas", que consiste en elegir una flecha de tu carcaj y tratar de darle al corazón de un macaco a unos 20 metros. Si fallas, la flecha impacta en el resto metálico del macaco y dejas de poder competir en la siguiente ronda. Al contrario que el año pasado, en esta ocasión caí en la primera ronda junto con mucha gente y me dediqué a ver cómo estallaban las flechas de los que continuaban en las siguientes rondas, cada vez más alejados.


Angela, como muchos, disfrutando de un día en el campo entre juego y juego.

Esto se repitió igual para los poleas que, lógicamente, pudieron aguantar con las flechas enteras distancias mucho mayores. Ahí hubo tiros espectaculares.

Y por fin llegó la tirolina del cerdo volador "superman" que se descuelga con una guía metálica por una cuerda entre árboles a una distancia de unos 50 metros. El cerdo volador se desliza de izquierda a derecha y la fila de arqueros tiene que conseguir impactar con una flecha mientras está en movimiento. No es una competición, esto es puro juego. Angela impactó en dos de las cuatro ocasiones y yo acerté con una. Es un tiro muy diferente y muy divertido y habría que repetirlo más a menudo. La versión más sencilla que tenemos a mano Angela y yo "de diario" sería lanzar la diana "cubo" contra una suave ladera y según baja dando tumbos disparar la flecha con la esperanza de pararla en seco.

El hambre rugía ya en la mayoría de los asistentes y muchos nos fuimos en pos de la barbacoa con el sol todavía luciendo "en lo alto" (por decir algo, tan cerca del solsticio de invierno como estábamos). Una densa humareda que nos puso a muchos a salivar con expectación nos daba pistas de lo que estaba por llegar entre pan y pan. Lomo, panceta, chorizos, morcillas, costillas y dos tipos de brochetas de carne. Con pequeños montaditos en cada ronda nos íbamos buscando el sol, cada vez más metidos en las propias dianas de calentamiento buscando el ángulo del calorcito. Comiendo y comiendo pudimos estar cerca de una hora hasta que al más hambriento quedó saciado.


Obsequio para los reporteros gráficos. Foto cortesía de Avelino Espinosa.

Entonces entre Alberto, Nieves y Javier dieron unas cuantas voces para que nos acercáramos todos al podio. Para sorpresa de todos, en lugar de pasar lista para los diferentes podios de la liga, nos llamaron a Avelino Espinosa y a mí para hacernos entrega de un obsequio por haber difundido con nuestras fotos y vídeos la actividad de Arqueros de Madrid durante 2016. Fue totalmente inesperado, ¡un detallazo! Estoy seguro de que a Avelino le pasa como a mí, que no podemos ir al campo a tirar y no capturar esos momentos tan especiales ya sea de nosotros mismos o de otra gente con la que compartimos afición y si así podemos ayudar a difundir todo lo que hace Arqueros de Madrid, nos cuesta ¡tan poco! Muchas gracias al club por agradecernos un trabajo que hacemos de forma totalmente desinteresada. Al llegar a casa la caja era toda una señora cesta de navidad con su botella de vino, su cava, fuet, aceitunas, trufas y dulces y turrones navideños.

Después de ese momento, sí comenzó la entrega de los premios de la liga de Arqueros de Madrid de este año. Categoría por categoría fueron llamando a Longbow, Recurvo, Desnudo, Mecánico y Poleas antes de pasar a infantil e infantil con ayudas. Yo me subí al segundo puesto en Longbow masculino junto con Mario Parralejo, tercero, y Pedro Antonio Martín, indiscutible primero. Nos dieron a todos la enhorabuena (yo me sentía muy muy muy contento) y además de los aplausos de la gente me llevé el lote de productos que consitía en una paleta entera de cebo, salchichón y chorizo ibéricos y una cuña de queso semicurado.


El podio longbow masculino de la liga 2016 de Arqueros de Madrid. De izquierda a derecha, el que escribe, Pedro Antonio y Mario

A continuación se celebraron los podios de la tirada del día en donde hubo muchas caras que reaparecieron en puestos similares. Angela había quedado quinta a tan solo 8 puntos de la tercera plaza y yo me había descolgado hasta la octava posición en una categoría también muy competida en donde un día "embotado" sirvió básicamente para reencontrarme con el campo de tiro y pasarlo bien con los amigos. Y Angela porque apenas se deja ver en competiciones... pero cualquier día da la sorpresa en alguna tirada del club y esa noche cenamos media hogaza de pan y algo de chacina gracias a ella.

Os muestro las fotos de los podios. La cámara empezó a dar problemas con que no tenía batería y he recurrido a las fotos de Avelino para completar.


Laura y María, longbow femenino

Montse, Patricia y Eva, recurvo femenino

Antonio Cámara, Antonio Linares y Óliver, recurvo masculino

Clara, arco desnudo femenino (foto cortesía de Avelino)

Representando a Cristian, Mateo y Javier, arco desnudo masculin (foto cortesía de Avelino)o

Juan Antonio y Juanjo, arco mecánico (foto cortesía de Avelino)

Jorge, Alberto y Javier, arco compuesto masculino

María Victoria, Nieves e Isabel, arco compuesto femenino (foto cortesía de Avelino)

¡Y llegó el sorteo! Y digo sorteo por decir algo porque fueron pocos a los que nos les tocó alguna cosa. Igual que el año pasado, Arqueros de Madrid se despachó a gusto repartiendo todo tipo de regalos grandes y pequeños. Hubo varios jamones y enormes cestas de frutas por nombrar lo más codiciado, pero llegó un momento en que yo perdí la cuenta de todo lo que salía de las manos de Nieves o Alberto a los que íbamos con nuestra papeleta a reclamar el regalo. Angela se llevó bombones en una taza de té, yo una cajita muy mona (guardaré puntas de flecha de recuerdo) con más bombones dentro. Borja, Ana y Álex se llevaron dos cestas de patés y mermeladas y una especie de caja matrioska.

Cuando todo lo que había para regalar pasó por fin de estar alrededor del podio a estar en manos de los felices dueños, Nieves volvió a dar las gracias a todos por asistir y a desear que nos volviéramos a ver todos el año que viene.

Eran las cuatro, estábamos saciados en todos los sentidos y emprendimos el camino al coche no sin antes volver a agradecer el club todo lo que había hecho ese día y durante todo el año, es a ellos a los que deberíamos darles jamones y cestas todos los demás por el enorme esfuerzo y dedicación que ponen semana tras semana para que este club, más que brillar, deslumbre y a muchos nos haga sentir afortunados de haber conocido la afición al tiro con arco con ellos. ¡Nos vemos en 2017!

Y ahora sí, un vídeo que creo que ha quedado muy entretenido en donde se nos ve a los cinco amigos pasándolo genial en el recorrido y una muestra de las actividades posteriores.