En esta época del año en donde todavía hay muchas horas de luz y la temperatura es bastante cálida tiene su recompensa el levantarse temprano un sábado y llegar sobre las 8.30h o 9.00h al campo (en este caso, Arqueros de Madrid). La tarde y noche del viernes había llovido como se espera de una tormenta de verano, con mucho viento y grandes goterones, así que el aire olía a tierra húmeda y a ozono y no había polvo en suspensión, por lo que la vista era limpia y perfecta para ver bien de lejos.

Así me daba la bienvenida el campo nada más cruzar la verja de seguridad.

Con una temperatura alrededor de los 22-23 grados y una ligera brisa húmeda me encontraba completamente solo en el club y transcurriría aún una hora hasta que llegaran los primeros arqueros.

Creo que hice unos 290 puntos pero lo mejor fue disfrutar de las primeras horas de la mañana escondido en el recorrido, deteniéndome cuanto quisiera, disfrutando de las vistas y concentrándome en cada tiro sin más objetivo que pasarlo bien a solas.

Estas horas tempraneras de julio y agosto son magníficas, como también lo son las vespertinas de septiembre y octubre, empezando a las 17h para terminar sobre las 19h aún con luz.