El Fonsado de SIAH 2022, un fin de semana de arquería histórica inédito en la península ibérica
En mayo y desde las 5 de la tarde del viernes 6 hasta las 2 de la tarde del domingo 8, sucedió El Fonsado en Los Molinos, a los pies de la Sierra de Guadarrama en Madrid.
La Sociedad Ibérica de Arquería Histórica (SIAH) a través de su Compañía del Dragón, organizó un encuentro arquero destinado a hacer disfrutar a los asistentes de toda clase de experiencias arqueras con inspiración en tradiciones históricas y prehistóricas. También tuvieron lugar varias charlas y talleres, una cena de gala y una entrega final de premios.
Ésta es la doble crónica; un resumen de El Fonsado y una visión desde la organización. Algunas fotos son cortesía de Borja Patrón y Luis García.
Resumen de El Fonsado
SIAH nació en 2020 para resolver una carencia percibida en la península ibérica en torno al conocimiento de la práctica arquera desde la prehistoria hasta la edad contemporánea con una sensibilidad especial por nuestra realidad geográfica.
Con múltiples actividades hasta la fecha a pesar de la pandemia, quedaba pendiente celebrar el encuentro anual denominado El Fonsado, pensado para miembros de la asociación pero abierto al público en general.
Esto por fin quedó resuelto de forma maravillosa este pasado fin de semana en donde casi 60 personas venidas de toda la península ibérica se dieron cita en el primer Fonsado de SIAH y a juzgar por el resultado, nadie querrá que sea el último.
El mínimo contexto que debes tener al leer esta crónica es que SIAH quiere para El Fonsado el equilibrio perfecto entre tiro con arco, camaradería, aprendizaje, disfrute y buenas dosis de historia y prehistoria. Desde el punto de vista logístico, la organización también resuelve el alojamiento y manutención para conseguir una especie de resort arquero todo incluido.
Viernes
El viernes sobre la hora de comer llegó buena parte de toda la gente inscrita, se les entregaron las llaves de sus habitaciones (individuales o dobles, todas con baño) y el pack de bienvenida con la camiseta, el cuaderno de campo, puntas blunt, químicos luminosos para la tirada nocturna y la tote bag personalizada.
La organización decidió (decidimos) llevar la salva inaugural al sábado por la mañana para que estuviera prácticamente todo el mundo y quedara más espectacular así que tras unas palabras de nuestra presidenta de la Compañía del Dragón, María Martínez Cacicedo, arrancamos con las pruebas de tiro rápido y tiro tibetano.
El tiro rápido se hacía por parejas y tras una flecha de "calentamiento" se pasaba a cronometrar cuántas flechas se podían meter en una diana de 60cm a unos 6m. El récord estuvo en 12, yo me quedé en 11 y Angela en 10 por no tener más flechas que tirar a falta de 7 segundos (ella a día de hoy sigue hablando de sabotaje porque yo preparé su material la víspera, jajajaja).
Al mismo tiempo, la otra mitad de los asistentes chillaba y molestaba al estilo tibetano a la fila de arqueros que trataban de impactar sus flechas en la tradicional diana triangular de esa cultura arquera. Había que aguantar estoicamente los silbidos, carracas y despropósitos (a los que yo me uní sin apenas filtros) para aspirar a la gloria de impactar en el pico rojo de la diana. Si eso sucedía y sucedió creo que dos o tres veces, entonces los abucheos se tornaban en ovación y el arquero o arquera exitosos debían ir bailando y cantando entre aplausos hasta recoger su flecha. En El Tíbet se apuesta mucho dinero (y se bebe mucho) en este tipo de retos arqueros pero aquí dejamos eso fuera (por ahora).
Al término de estas dos pruebas, que ya dieron muestra a la gente del carácter festivo dentro del homenaje a prácticas arqueras de otras culturas (el tiro rápido le hacía un guiño a los húngaros, entre otros), pasamos al taller de tiro con propulsor impartido por Rafa Roldán. La mayoría de la gente desconocía esta práctica prehistórica previa al arco, en donde una vara de madera con una rebaba en un extremo (propulsor) impulsa una azagaya (se asemeja a una flecha de dimensiones colosales) empleando un sistema de palanca con la mano y el brazo. Entre los asistentes había no pocas personas conocedoras de esta práctica y se sumaron al taller mostrando sus posibilidades ante la mirada atónita del resto que trataba de aprender a marchas forzadas los rudimentos. En esa hora previa a la cena El Fonsado consiguió abrir los ojos a algunas personas en torno a la prehistoria de la humanidad, uno de los objetivos marcados para nuestro encuentro anual.
Con las mejores luces vespertinas nos encaminamos a cenar en el comedor del albergue El Colladito y la algarabía se adueñó de las mesas. La gente ya empezaba a conocerse entre sí, a comentar la tarde y a interesarse por las preferencias arqueras del resto. Cuando terminamos, María preparó una alfombra y dispuso toda suerte de útiles y materiales prehistóricos para su charla sobre la talla lítica. La verdad es que viéndola te transportabas a otro tiempo. Mostró ejemplos de puntas de flechas y habló de diferentes necesidades y técnicas relacionadas con su obtención. Hacia el final, la gente más interesada estaba prácticamente volcada sobre ella y su colección.
¿Terminó entonces aquí el primer día de El Fonsado? ¡Ni mucho menos! ¡Aún quedaba la Tirada 3D nocturna! En lo que se denominábamos "la finca rústica" se había dispuesto un mini recorrido 3D de 7 propuestas con dos piquetas, roja y azul, muy distintas entre sí para hacer dos vueltas igualmente interesantes. Aquí fue necesario usar los químicos de pesca del pack de bienvenida para adherirlos con simple celo cerca del culatín. De esta forma se conseguían dos cosas. Una, disfrutar del vuelo de la flecha como si una luciérnaga se tratase. Dos, encontrar muy fácilmente las flechas en la noche. Como la luna estaba en cuarto creciente, se hizo necesario que las patrullas llevaran al menos una linterna potente o un frontal.
Angela y yo compartimos patrulla con José Manuel y con Lucía, residentes en León, que disfrutaron muchísimo su primera experiencia arquera nocturna. La temperatura nos acompañó y la disposición del recorrido permitió que pudiéramos alternar entre propuestas si detectábamos tapón en alguna. Dado que había montado el recorrido esa misma mañana, tenía curiosidad por conocer la impresión de la gente ante los diferentes retos "originales" y por los gritos durante la noche y los comentarios posteriores, parece que la gente lo disfrutó muchísimo. Mi favorito era la piqueta roja del coyote en donde había que colar la flecha entre dos fresnos desmochados extremadamente juntos.
Al terminar sobre la una y media de la noche nos fuimos al albergue y yo me quedé un rato de charleta y salami con los sospechosos habituales de no quererse ir a dormir. Por cierto, entre los cuales estaban mis otros tres compañeros de organización, Haritz, María y José Ramón, "organizando" hasta el último suspiro del día.
Sábado
No me despertó el móvil con la cantinela matutina sino el cuerno a toda tralla de José Ramón que debía de andar por el exterior del albergue probando su capacidad pulmonar (y su técnica). Nos duchamos y fuimos a desayunar. Me tuvo que bastar con un café porque tenía pendiente balizar la otra mitad del recorrido 3D que durante la mañana ocuparía el programa del Fonsado.
La salva inaugural con flechas silbadoras se realizó en este momento y fue un espectáculo digo de ver. Creo que la gente se quedó sorprendida y con ganas de tirar muchas más flechas silbadoras...
Tras ello, sobre las 10.30h colocamos las patrullas (siempre muy al gusto de la propia gente que se mezclaba a placer atendiendo a cualesquiera criterios) y dio comienzo la tirada 3D diurna. Parte de ella respetaba la nocturna con algún pequeño cambio y la otra parte llevaba a la gente por una zona ajardinada pero con tramos asalvajados que hasta ahora no habían descubierto.
Aquí los tiros buscaban igualmente la originalidad. Angela y Luiyo compartieron patrulla conmigo y fuimos pasando por el tejón, las jabalinas, la pantera azul, el elk, el búho real, el lince, el gamo... Hicimos pausa en el tiro "bonus" picado subidos a una plataforma a unos 4 metros de altura en un árbol (inicio de una tirolina) y dimos buena cuenta de unas dianas con cara de zombi que nos obligaban a tirar prácticamente verticales. Era un reto opcional y no apto para personas con vértigo pero incluso la gente más avezada sentía la adrenalina adueñarse de ella cuando se disponían a tirar.
Seguimos con la cabra, el avestruz, el jabalí, el urogallo, los conejos escondidos tras neumáticos, el glotón y el coyote. Los disfrutamos muchísimo porque cada piqueta, roja en la primera vuelta y azul en la segunda, ofrecían retos que despertaban el instinto más auténtico de simulación de caza buscando ángulos y posturas alejadas de las propuestas habituales en competiciones.
Nosotros terminamos sobre las 13.15h, exactamente como estaba previsto pero algunas personas tuvieron que apurar un poco más y llegaron a comer un poco más tarde. De todas formas, buena parte del recorrido se dejó intacto durante el resto del Fonsado para quien quisiera terminarlo o repetirlo aunque fuera parcialmente. Como el tiempo nos estaba acompañando y el sol de la sierra de Guadarrama cuando pega, pega bien, la nevera del Fonsado se abría y cerraba regalando cervezas y refrescos a una velocidad increíble.
Esto me gustó mucho, la gente se encontraba como en casa y accedía a las instalaciones para coger bebidas y cosas de picar que la organización habíamos dispuesto, haciendo muy espontáneos los corrillos en diferentes sitios. Mucho mejor así que hacer cola para pagar y perder un poco el contacto con la gente, en El Fonsado había barra libre de todo y podías estar super relajado sin perder nunca de vista a la gente con la que estabas charlando.
En esta comida del sábado ya sí que estábamos todos y el comedor apenas tenía una mesa libre para algunos apechusques y cajas de la organización. Si no recuerdo mal, hubo cocido completo, que estaba bastante rico (la sopa y el chorizo me gustaron especialmente).
Tras los cafés Javier Gamboa dio una charla muy interesante sobre los principios del spine de una flecha (que en castellano la gente suele pronunciar "espín" no sé por qué motivo) y cómo poder medirlo de forma precisa con un artilugio, la espinadora. Javier comentó el mecanismo que él emplea, usando dos puntos de contacto a una distancia determinada del vástago y un mecanismo de presión en el medio que flexiona más o menos la propia flecha en función de su rigidez estática. Esta charla, a diferencia de la de María la noche anterior, se celebró en el pequeño auditorio del recinto. Félix Gallego, cual espontáneo, nos regaló 5 minutos con su aparato y técnica para conificar/barrilar flechas.
La tarde del sábado se reservó para nada menos que cuatro pruebas pensadas para ser ejecutadas de forma individual.
Tiro con propulsor (azagaya)
Esta prueba consistía en usar un propulsor y una azagaya para impactar en una diana de 60cm a 12 metros. Inicialmente la distancia estaba puesta a casi 18 metros pero Luis Angel Bretón sugirió rápidamente que para ese tamaño de diana se corregiera la distancia.
Tiro mongol
Emulando el tiro tradicional mongol de tirar una flecha blunt a una muralla de cubiletes que simulan un hombre agazapado en el suelo, dispusimos esta prueba tan original como inesperada para la gran mayoría de asistentes. La distancia se puso a unos 50 metros y en pendiente ligeramente ascendente.
Tirolina
En una zona muy despejada colocamos mi red de seguridad de 2x2 metros ante la que pasaba una diana a cierta velocidad aprovechando el mecanismo de tirolina para niños del albergue. Un neumático hacía las veces de peso para provocar la caída y alguien con una cuerda liberaba el invento. Esto trataba de simular un tiro a un blanco móvil cuando el arquero está estático (una situación de caza o en contexto bélico).
Tiro a caballo (sin caballo)
Quizá una de las más sorprendentes (y divertidas) de todo el Fonsado. Dispuesta en un carril recto había colocadas dos banderolas de inicio y fin a una distancia de unos 60 metros. A la altura de la mitad del carril, separada unos metros, estaba una triple diana a modo de torre (simulando tiro "tower" húngaro) que tiene orientada la primera diana en el sentido de la marcha, la segunda lateral y la tercera para recibir la flecha girando el cuerpo hacia atrás.
En ausencia de caballo se pedía a los participantes que salieran corriendo a una señal y se pararan con las piernas separadas y los pies tocando sendas estacas en el suelo simulando la anchura de la silla de montar antes de disparar una flecha hacia cada diana. Añadimos unos cocos para un muy monty pythoniano atrezzo sonoro.
La idea de la tarde era que la gente fuera explorando todo el recinto habilitado y tomando partido en cada prueba, anotando los puntos según las reglas establecidas.
Destacaría dos cosas de estas pruebas la tarde del sábado (aparte de que íbamos en plan relax total, con tiempo para tomarnos algo y charlar con la gente). Una, que mucha gente (en especial la gente de Cantabria) entendió perfectamente el aspecto lúdico de la prueba de Tiro a caballo pero también de alguna forma tomándosela en serio. Dos, los diferentes enfoques con la diana en la tirolina (acompañamiento con el arco y flecha tensado segundos antes de soltar, esperando el paso por la red de seguridad versus espera estática esperando el paso de la diana por el sitio marcado mentalmente).
La noche del sábado estaba reservada para la Cena de Gala (técnicamente llamada "Farra", que etimológicamente proviene del árabe فرح farhe, alegría, fiesta). Sin embargo, antes de esto tuvo lugar en el auditorio una magnífica exposición de técnicas de anillo con pulgar de Fernando Baelo e Ismael Hernández. Ambos se complementaron magníficamente comentando las diferencias históricas y técnicas de la tradición china y árabe. Mostraron su rutina de tiro (simplificada), diferentes anillos y comentarios y aspectos a tener en cuenta para interpretar bien las fuentes primarias que ellos habían empleados. Las preguntas del público dejaron claro que hay hambre de probar tiro con pulgar.
Y entonces llegó, ahora sí, la Cena de Gala (Farra) precedida de un "fotocall" que preparé yo para quien quisiera posar con alguna vestimenta o atuendo especial. La luz que tenía en el rincón que escogí era pésima y tuve que tirar de ingenio para resolver la situación. Algunas fotos salieron realmente bien pero otras no tanto.
La Cena de Gala fue para mí un momento especial. Al margen de la comida y la bebida, la clave era el ambiente. Se dispuso una mesa en U sin una cabecera especial, evitando en todo momento fórmulas jerárquicas. Cada cual se sentó donde quiso (o pudo, dependiendo del orden de entrada). Las conversaciones fluyeron instantáneamente y se hizo todo realmente acogedor, con ambiente de taberna.
En estas cenas especiales es bueno recurrir a brindis, pero no brindis vulgares sino escogidos y explicados. Por mi parte invité a la gente a brindar por La Compañía del Dragón, anfitriona de este Fonsado, gritando su lema "¡Siempre una flecha más!". Más tarde, quise rendir homenaje a la única Compañía no presente en El Fonsado, la muy andorrana Companyia del Torb, que por medio de su presidenta Sara Ubach, nos habían hecho llegar unos hidromieles, quesos y embutidos artesanos precisamente para este momento. Servimos los hidromieles y brindamos cantando el lema de esta compañía "Ubi concordia, ibi victoria" (donde hay unidad, hay victoria).
Finalmente supliqué a Sergio Poupado, un entrañable portugués que estaba en una nube en El Fonsado que nos dirigiera unas palabras (antes ya estábamos dando buena cuenta de un Oporto espectacular que había traído). No me cabe duda de que nos encandiló a todos con su personalidad cariñosa y agradecida y todo El Fonsado estalló en gritos de "¡Portugal! ¡Portugal! ¡Portugal!" y es que la I de SIAH reza Ibérica por buenos motivos.
Dese luego me impresionó la cantidad de licores y bebidas, además de pastas y otros postres, que mucha gente había traído para compartir. Creo que por nuestra zona de la mesa llegué a contar como 5 ofrecimientos diferentes.
La Farra terminó pasada la medianoche pero mucha gente nos quedamos para la post-farra. Algunos fuera, con el fresco de la noche, con una guitarra cantando canciones tradicionales, y otros dentro, apurando los vasos y compartiendo anécdotas de todo tipo. Mención especial a Haritz que nos hizo partirnos de risa con sus aventuras cuando trabajaba en el aeropuerto. No le fue a la zaga una historia de Borja sobre un rodaje de un documental vikingo en el que participó, algo sobre un ancla y un desembarco que salió muy mal...
Cerca de las tres de la madrugada Angela y yo nos subimos a la habitación para intentar recuperar algo de sueño antes del último día de El Fonsado, pero otros se quedaron al menos una hora más...
Domingo
Me desperté a las siete de la mañana y ya no me pude dormir porque mi cabeza no dejaba de darle vueltas a cómo asegurar que las actividades de la mañana concluyeran exactamente a la hora prevista para poder hacer una clausura en condiciones con todo el mundo reunido previo a la comida.
Al fin y al cabo, el relax máximo posible la tarde del sábado era lo último que podíamos permitirnos el domingo por la mañana, con mucha gente teniendo horas de viaje por delante antes de retornar a sus casas y midiendo mucho las últimas horas en El Fonsado.
Finalmente, preparamos tres grupos para las tres pruebas y cada 40 min el grupo rotaba de prueba. El primer grupo de cada prueba establecía el número de rondas y flechas a tirar por el resto.
Tiro Clout
Homenajeando a un tiro clásico medieval inglés, había una línea de tiro y a unos 60-70 metros una estaca con una cuerda con tres nudos marcando tres distancias con tres puntuaciones diferentes. Tras una ronda de flechas, el grupo de arqueros se acercaba y anotábamos los puntos en función de cómo la cuerda "barría" radialmente en torno a la estaca a la que estaba anclada cada flecha. Obviamente, la mayoría se quedaban fuera de los 3 metros máximos pero unas cuantas cayeron dentro de la distancia reglada y una, de Ismael Hernández, disfrutó del máximo honor a dejar su flecha a escasos 30cm de la estaca.
Ésta era la prueba en la que yo me quedé como organización recibiendo a los grupos en cada rotación.
Artefactos
Había dos pruebas puntuables y una de entretenimiento. Una de las puntuables consistía en dos tablas abatibles solidarias de tal forma que el primero de los dos participantes que impactara se llevaba esa ronda. Otra consistía en una muralla (o dentadura, según se vea) con porciones de diferentes tamaños y puntuaciones colocados en hilera horizontal y también con un sistema de abatimiento. La de entretenimiento era un mini-estafermo con diferentes zonas de impacto. Todas hechas en madera por el grandísimo (y capitán organizador) José Ramón. Por lo que me comentaron luego, algunas dianas quedaron rápidamente maltrechas y JR fue adaptando la prueba a las opciones disponibles. Afortunadamente, la gente participante se adaptó sin problema.
Tiro vertical o Popinjay
Dejo para el final otra de las pruebas que había despertado mayor interés en la encuesta previa que enviamos a los asistentes. Un mástil telescópico de unos 12m sobre el que se había ubicado un mecanismo que sostenía un patito de goma. El reto consistía en golpear con una flecha flu-flu blunt la base del mecanismo de forma que el patito se quedara de espaldas mirando al cielo.
Esta prueba, homenaje a la tradición arquera francesa, es de las más difíciles que conozco. Obliga a la persona a retorcerse de tal forma que manteniendo cierta técnica pueda tirar una flecha casi completamente vertical a un objeto del tamaño de un puño cerrado sin apenas referencias de distancia (miras arriba al cielo y te parecen 6 metros como te parecen 15 metros).
Haritz reconoció más tarde que tuvo siempre miedo de que la estructura no fuera del todo estable pero al final pudo respirar aliviado.
El Popinjay tiene la particularidad de que la gente se hace adicta a ella y no deja de reintentarlo (a veces incluso en grupo). Requiere un montaje bastante serio y una zona despejada (a pesar de que las flechas no suponen un peligro por su configuración) pero merece muchísimo la pena. Hoy en día hay numerosos pueblos de Francia y Bélgica (y Canadá) en donde siguen celebrando esta tradición de formas más sofisticadas.
Solo una persona, Guti, consiguió impactar de tal forma que el patito de goma, efectivamente, quedó abatido sin duda alguna. Antes, Olga también había impactado pero en el lado de la base que hacía de bisagra. José Ramón, que tiene una capacidad de fabricar cachivaches que me alucina, había preparado un mecanismo para volver a colocar el patito en su posición con solo tirar de una cuerda, y así la prueba pudo continuar sin interrupciones (más allá del griterio por ese tirazo).
Pues bien, tras las tres rotaciones de 40 minutos llegamos a las 12.30h y sonó la última alarma para indicar que habíamos concluido las tres rotaciones y que debíamos dirigirnos a la terraza del albergue. Viendo que íbamos bien de tiempo Haritz propuso realizar una última prueba (opcional) con el infame "mono chapa" de Arqueros de Madrid (luego comentaré más de este club) en el que un babuino de metal tiene solamente diana blanda en el corazón. Gana quien sobrevive sucesivas rondas a distancias crecientes con la flecha intacta. El morbo está servido porque la tensión que se respira antes de cada flecha es impresionante, como lo es las carcajadas cuando la flecha impacta y estalla en mil pedazos por errar el corazón. Esto sucedió cuando yo estaba recogiendo cuadernos de puntuación para los premios de la clausura así que cuando llegué quedaba apenas la final entre Sergio, el portugués, y Angela. Él, con un longbow moderno. Ella, con su precioso Mollegabet prehistórico. Tiró primero Sergio y la flecha estalló contra el metal. Fue el turno de Angela y yo sabía exactamente el desenlace. Efectivamente, la flecha fue preciosa apenas un poco a la izquierda del mismísimo centro de la diana. Obviamente, se llevó una buena ración de aplausos.
Y ahora sí, sin más pruebas ni talleres ni charlas pendientes, dio comienzo la clausura en una preciosa zona de la dehesa al abrigo de unas peñas y árboles que durante El Fonsado habían sido testigos de todo tipo de peripecias arqueras.
Aunque El Fonsado no tiene un enfoque de competición, sí quisimos obsequiar a los ganadores de las diferentes categorías con un trofeo impreso en 3D y pintado a mano por Jorge, hijo de María y Jorge, de SIAH. La verdad es que hubo bastante nivel en general pero se los llevaron bien merecidos Jonathan Andrada, Luis Angel Bretón, Santiago Marín y Víctor Majarrón. A continuación repetimos fórmula pero con otros motivos. "Al mejor atuendo en la Cena de Gala" que fue para Marisol, "Al asistente más valioso de El Fonsado" que fue para Raúl "12 flechas" (encontradas), Guti por su épica en el Popinjay, Angela por su victoria en el mono-chapa, Sergio, el portugués, por representar el espíritu de El Fonsado y, finalmente, una para la Companyia del Falcó, de Catalunya, por haberse dispuesto como sucesores de la Compañía del Dragón organizando El Fonsado del año próximo.
Con un agradecimiento general y un aplauso final de todo el mundo a todo el mundo finalizó oficialmente El Fonsado.
Las despedidas de después fueron muy emotivas y llenas de agradecimiento. Cada persona había vivido su Fonsado particular, tampoco voy a decir aquí que todo el mundo estaba emocionado sin medida pero en general se notaba que a la mayoría de la gente este Fonsado le había aportado mucho. No solo que se lo había pasado muy bien, sino que había tenido una experiencia para recordar durante mucho tiempo y aunque muchos hablaban de la organización y el lugar en sí, yo sabía que la clave era la actitud con la que habían venido a El Fonsado. Sin prejuicios y con ganas de sumar y con esos ingredientes no era de extrañar que se volvieran colmados de felicidad.
Agradecimientos
Es imposible hacer el listado que se merecería pero puedo hacer un intento con algunos agradecimientos que yo personalmente quiero destacar por diferentes motivos.
- A Arqueros de Madrid, mi club profesional de adscripción, por habernos cedido todas las dianas 3D, la diana redonda enorme y el mono-chapa. Sin duda hizo que El Fonsado pudiera tener un nivel como evento muy superior. Gracias a Alberto, Laura y Javi por apoyar a SIAH en su gran encuentro anual.
- Al Espacio El Colladito en Los Molinos y en particular a Raquel, que nos atendió tanto los meses previos para los preparativos como durante parte de El Fonsado. El lugar fue un acierto y nos trataron genial. Raquel se despidió de nosotros que habíamos sido un grupo excepcional con el que trabajar.
- A la pasada Asamblea General de SIAH, en noviembre de 2021, por aprobar por unanimidad el proyecto que presentamos desde la Compañía del Dragón para El Fonsado. Igualmente a la Comisión Permanente por facilitar en todo momento el proyecto.
- A todos los que nos ayudaron montando y desmontando la furgo y trayendo material de todo tipo. Esta gente nos hizo la vida posible y marcó la diferencia. Mención especial a Borja Patrón por comerse los dos viajes de ida y de vuelta con la furgo cargando y descargando el zoológico de Arqueros de Madrid.
- Al resto del equipo organizador con el que he currado estos meses. Jose Ramón, Haritz y María. Mención especial a la buena dinámica que hemos tenido, planeando, decidiendo y ayudándonos en todo momento. Sin duda, algo excepcional y muy raro de ver. ¡Menudo equipazo y qué buen sabor de boca!
- A Hilary Greenland y a la SPTA de Reino Unido por inventarse el St. George's Shoot del que bebe mucho de El Fonsado. Cuando la SPTA terminó sus décadas de existencia hace tres años recuerdo que Angela y yo queríamos encontrar una forma de continuar su legado ayudando de alguna forma. Más tarde surgiría SIAH y este año celebramos nuestro primer Fonsado. Sin duda, el trabajo y la ilusión de mucha gente ha hecho posible que el amor por el estudio y la práctica del tiro con arco histórico y prehistórico siga creciendo y sumando a otras iniciativas más veteranas en la península ibérica.
Estuve tan ocupado con la organización que apenas pude grabar nada pero aunque sea un resumen bastante pobre (no sale todo y no sale muchísima gente) lo dejo aquí para que se vea un poco el ambiente y algunas tiradas y risas.
Flecha extra. Valoración desde la organización
Si asististe a El Fonsado a lo mejor te apetece conocer algo de la intrahistoria de la organización. Si no fue el caso, esta lectura es muy opcional y te la puedes saltar.
Teníamos un reto no menor organizando el primer Fonsado de SIAH en un momento previo a la transición de las nuevas normas de restricciones por la pandemia. Además, SIAH es una asociación muy joven y suponía una gran responsabilidad para cuatro personas que nunca habían organizado algo así juntas.
¿Qué salió regular y deberíamos mejorar para futuros Fonsados?
En general un mecanismo de comunicación eficiente en los desayunos y en las comidas para dar instrucciones a la gente sobre cómo proceder en el siguiente tramo o, en su defecto, una charla muy detallada en la inauguración. Esto habría evitado que, en determinados momentos, la gente se sintiera un poco perdida sobre dónde ir a hacer qué. Quizá un croquis del recinto con la ubicación de cada prueba y las horas podría haber ayudado también aunque es cierto que algunas las cambiamos del lugar previamente planificado.
El diseño de las pruebas del sábado por la tarde estaba desequilibrado. La tirolina se hacía muy rápida y el tiro mongol generaba tapón, por poner un ejemplo. En general, las pruebas simultáneas tienen que tener una duración parecida para un grupo de entre 4 y 5 personas que van juntas de prueba en prueba. Esto significa pensar bien el número de rondas, probabilidad de tener que buscar flechas, etc. Por seguridad, estaban muy separadas entre sí, lo que hizo que la gente se dispersara mucho. Si volviera a diseñar estas pruebas trataría de juntarlas más.
Dejar claro dónde se iba a celebrar cada charla o taller. Para la organización era evidente en cada caso pero no para la gente.
Hubiera sido mejor disponer de una docena de rastrillos para buscar flechas. La maleza de mayo en Los Molinos nos sorprendió. Había llovido mucho las semanas anteriores y con el reciente sol la hierba estaba desbocada.
Tener a una persona de la organización a cargo de la gente que fuera llegando tanto el viernes como la mañana del sábado hubiera facilitado a algunas personas el tener su habitación disponible y su pack de bienvenida entregado nada más llegar. Cierto es que el albergue tardó mucho en darnos luz verde con las habitaciones, al parecer el colegio que nos había precedido había dejado una escabechina.
Incidir en un grupo de Whatsapp de información y solo información. Como la gente comenzó a compartir fotos y vídeos, los mensajes de la organización tenían que pelear por un hueco entre cientos de fotos. Traté de ganar atención pasando a masyúsculas todo pero el daño de mezclarlo todo ya estaba hecho.
¿Qué salió bien o mejor de lo esperado?
Los horarios de los desayunos, comidas y cenas se respetaron escrupulosamente y eso ayudó enormemente a que todo pudiera fluir de forma más o menos controlada.
Pasar la salva inaugural del viernes al sábado por la mañana fue un acierto. Es verdad que lo hicimos porque arrancamos más tarde de lo que pensábamos pero también había una motivación de que esas flechas silbadoras fueran 60 y no 30.
La tirada nocturna me tenía aterrado por cuestiones de seguridad. Había diseñado el recorrido de una forma muy conveniente pero de noche todo se vuelve más confuso. Salió de maravilla.
En estos eventos se corre siempre el riesgo de que haya grupitos cerrados o parejas o personas que van muy a su aire y no haya "mezcolanza". Evidentemente, algo de eso hubo, pero creo que la gran mayoría de la gente comprendió que un encuentro arquero como El Fonsado tiene parte de hacer nuevas amistades y poder sumar reencuentros futuros físicos o virtuales. Me gustó mucho ver la cantidad de nuevos lazos que se generaron, con todo el respeto para la gente que prefiere mantenerse un poco más al margen.
La actitud tan positiva en términos generales de la gente me sigue maravillando. No solo por hacerme eco de lo que me decía Raquel "los grupos de adultos son los peores, no sabes la diferencia que marcáis vosotros, así da gusto" sino por tantas veces que estrechaba la mano diciendo "me lo estoy pasando en grande" o "qué maravilla de fonsado" de gente que seguramente tenía todas las excusas posibles para buscarle fallos a la organización o al concepto del evento.
Finalmente, el grupo organizador. Esto es muy raro de ver, muy raro, que no te embronques con tus compañeros de organización, que no haya momentos de airear en público diferencias de criterio para ganar al tramposo juego de los egos, que haya siempre una disposición a buscar un consenso de calidad y una lealtad inquebrantable por la decisión tomada y, sobre todo, que siempre, siempre, se interprete cualquier opinión o decisión desde la mejor intención. Creo que esto lo supimos transmitir sin realmente pensarlo expresamente, funcionamos muy bien como equipo y aunque no quiero repetir organizar un Fonsado en una temporada, me he quedado con la batería cargada en los que respecta a este equipazo con Jose Ramón, Haritz y María ¡Gracias!