¿Se necesita protección en la mano de arco para los arcos sin reposaflechas?
Esta pregunta surge con cierta frecuencia. De vez en cuando alguien aparece en el campo o sala de tiro con una adquisición especial, ya sea un arco primitivo o histórico, flatbow, longbow o nómada, con la principal característica de que el vástago de la flecha se apoya en la mano al carecer el cuerpo del arco de un reposaflechas excavado. La pregunta es inevitable.
Digo reposaflechas y no ventana porque es un tanto más correcto usar ese término en este caso. Independientemente, está claro a qué me refiero, a que el arco no cuenta con una mínima superficie de apoyo para la flecha, ya esté excavada o protuberante, y es la mano del arco la que sostiene a la flecha hasta su salida como proyectil tras el empuje de la cuerda.
Ver pasar una flecha rozando la mano de uno motiva rápidamente la duda razonable sobre si se requiere un guante o protección de algún tipo para evitar que el cálamo (parte inferior de la pluma natural) se clave en la piel de la mano a su paso por ella a gran velocidad.
La respuesta no es tan simple como parece. No es ni un sí ni un no rotundo. Es un depende.
En términos generales, la respuesta parece ser que sí, que una protección de algún tipo es clave para evitar accidentes. La mayor parte de la gente que sigue este principio se agencia un guante "de mano de arco" que, ya sea para arcos rectos o nómadas, busca proteger dedos índice y pulgar y la región dorsal entre ellos.
Esta protección tiene algún inconveniente. Para empezar, se pierde un tacto muy particular del peso y paso de la flecha. Segundo, a veces estas protecciones forman arrugas u ondulaciones que pueden llegar a impedir un tránsito limpio de la flecha.
¿En qué circunstancias podríamos prescindir de esta protección? Si se dan dos condiciones, no hay ningún problema en tirar con la mano de arco desnuda.
Un buen emplumado del cálamo de las plumas
Ya sea con hilo o con algún tipo de pegamento en el extremo inferior, ese tramo de la pluma puede quedar completamente desarmado y disponer de una transición sin aspereza ninguna desde el vástago hasta el culatín. Es fácil hacer la prueba, simplemente sujetamos la flecha con una mano y con la otra, con suavidad pero firmemente, cerramos apresando la flecha y subiendo desde debajo de las plumas hasta el culatín como "peinando" la flecha. No tenemos que sentir el más mínimo pinchazo o rugosidad al hacer esto.
Un punto de encoque elevado
Para que las plumas apenas tengan la más mínima oportunidad de tocar la mano cuando salgan despedidas, se puede jugar con el punto de encoque en la cuerda. Existe un punto, normalmente entre 1/4 y 1/2 pulgada por encima de la horizontal que marca la propia mano del arco, para el que la flecha, al salir pasando la mano, ha rebotado lo suficiente en ésta que para cuando llegan las plumas a la mano, éstas cruzan esa posición al menos a un centímetro de altura, dejando tras de sí solamente el suave tacto de la parte trasera de la pluma a toda velocidad. Naturalmente, esto requiere que la mano del arco no se coloque cada vez en un sitio muy diferente, ya que entonces esa diferencia de altura puede reducirse peligrosamente.
Es la combinación de ambas medidas lo que permite prescindir de la protección y a cambio disfrutar de una sensación mucho más intensa del tiro. Yo me he asegurado de ponerlas en práctica y llevo tirando sin guante con mis varios arcos longbows históricos 4 años sin ningún problema.
Por tanto, como veis, no es fácil responder con un sí o con un no. Puede ser un sí rotundo pero también puede ser un no clarísimo (que tiene su refrendo histórico, claro, ya que el guante de mano de arco es sobre todo un adminículo reciente).
Mi sugerencia es que tratéis de no usar el guante de mano de arco y probéis a tirar con mano desnuda pero solo si tenéis acceso a un emplumado meticuloso y podéis asegurar un punto de encoque de flecha ligeramente elevado, algo que por cierto, viene en los manuales de arcos rectos y nómadas, ya que ya cuentan con resolver este mismo tema.
Espero que os haya resultado útil. Gracias a José Manuel Ordás Miguélez, lector de Aljaba.net por darme la idea de escribir sobre esto tras ver en numerosos artículos del blog cómo Angela y yo prescindíamos del guante de mano de arco.