Tarde y noche veraniegas en Bastión de Alanos

Hay una relativa escasez de tiradas sociales y oficiales en julio y agosto porque el calor y las vacaciones hacen mella en la asistencia. Esto es particularmente cierto en el mundo del tiro 3D o bosque ya de por sí minoritario. Por ello, cuando Bastión de Alanos nos compartió su convocatoria de tirada "fratricida" (interna) para el pasado sábado junto con una tirada nocturna tras la cena, seis integrantes de Ithilien nos sumamos sin dudarlo.

Alex, Yami, Luiyo, Borja, Angela y yo llegamos en varios grupos alrededor de las siete de la tarde para calentar un poco y participar de la tirada vespertina en el campo de El Escorial. Yo diría que la temperatura estaba en los 25 grados y como el cielo estaba prácticamente despejado, la luz era muy uniforme por todo el campo. Todos en Bastión, con Jacobo a la cabeza, nos recibieron cariñosamente y estuvimos entretenidos hasta que ya casi sobre las ocho de la tarde y colocados en nuestra piqueta de salida, se oyó la campana que anunciaba el inicio de la tirada.


Foto de Angela frente al lobo, hacía una tarde preciosa

Borja, Angela y yo compartimos patrulla con Andros y Zindael, de Bastión de Alanos, mientras que Yamila, Luiyo y Álex, estaban en otra con Antonio, Laura, Tristán y Elena. Andros y Zindael son, además de arqueros y miembros de Bastión de Alanos, jugadores de rol habituales así que fuimos una interesante patrulla de 5 roleros y roleras, con lo que eso supone en cuanto a chascarrillos y metáforas.


Zindael, Angel y Borja

El recorrido era de una unidad 14 dianas en modalidad estándar (dos flechas con igual puntuación) y pronto comprobamos que la dificultad era relativamente alta. Las propuestas de tiro eran tan bonitas como complicadas, con la necesidad habitual de tirar arrodillado, con ramas en el camino, incomodidad e inseguridad constantes. No obstante, nadie lo percibió nunca como algo negativo, todo lo contrario. Las distancias, en línea con IFAA, eran generosas, con la exageración de la diana de los dos osos 2D que estaba a unos 60 metros o más y cuesta arriba.


Andros y una oca

Andros estrenaba su nuevo arco recurvo takedown de 45 libras (creo que era un Samick) mientras que Zindael tiraba con un Bucktrail Blackhawk. Borja iba con su Bearpaw Grizzly Hunter, Angela de vuelta a su Bearpaw Slick Stick y yo con mi habitual Falco Force.


Laura Sánchez ante un tejón. Foto cortesía de Luiyo

Angela empezó pasándolo un poco mal tras una pequeña temporada tirando con su arco prehistórico (el cerebro necesitaba volver a ajustar las distancias) pero la técnica era impecable. Por mi parte, estaba un poco embotado y me costaba "ver el tiro" por lo que iba teniendo un resultado muy irregular. En cualquier caso, nos gustaron especialmente un tiro pegado al muro sur, junto a las vías del tren, frente a un corzo, también contra lo que creo que era un castor desde una posición oculta entre árboles y arbustos o un tiro similar a un tejón pero parapetados tras las ramas bajas de una encina. Una que nos pareció curiosa y complicada fue la del búho y el cervatillo relativamente juntos con el segundo algo oculto en el propio terreno.


Antonio Sánchez y de nuevo el tejón. Foto cortesía de Luiyo

Naturalmente, en Bastión de Alanos aprovechan los límites de la ronda estándar todo lo que pueden y en muchas ocasiones, las propuestas tenían dos piquetas amarillas, para evitar poder repetir el mismo tiro en la segunda flecha. En ningún caso el avanzar dos o tres metros compensaba la certeza de estar ante un tiro diferente. Resultó una experiencia llena de retos y refrescante con el necesario precio a pagar de numerosas flechas clavadas fuera de la diana.


Yamila frente al corzo en un tiro precioso. Foto cortesía de Luiyo

Nuestra patrulla terminó relativamente pronto con resultados dispares pero en ningún caso nadie sintió que había tenido "su día" aunque sí reconocimos todos que nos lo habíamos pasado especialmente bien. Angela fue la ganadora indiscutible de la patrulla.

No nos sorprendió, por tanto, que cuando a los 20 minutos aparecieron Álex, Yamila y Luiyo, los resultados tampoco fueran objeto de celebración pero sí el paseo por el campo de Bastión de Alanos una magnífica tarde de sábado.


Luiyo recién soltada la flecha camino al corzo. Foto cortesía de Luiyo (autor: Álex)

Antes de que se fuera la luz del todo, empezamos a colocar los bastoncillos de luz química que habíamos traído para la tirada nocturna pero pronto nos soprendió la noche y con ella los bocadillos de la cena. Entre el salami y el chorizo continuamos pegando con celo a los vástagos nuestros particulares "luminocks" de 30 céntimos. Cuando ya estuvo todo listo, Jacobo trajo un coche para iluminar con las luces frontales el podio del club y dio comienzo la ceremonia de premios de la tirada vespertina. Era ya claramente de noche así que las fotos (con el móvil) probablemente no hayan salido muy bien. Angela quedó tercera en la categoría Traditional, que ganó Natalia, y yo quedé segundo en Longbow con Javier Gamboa de campeón (creo que tirando con un longbow inglés, lo cual tiene aún más mérito). A todos los que subimos "al cajón" se nos obsequió con una selección de embutido del que daremos cuenta esta semana.


Podio de Traditional Femenino. Foto cortesía de Antonio Merino

A partir de ese momento, todos teníamos libertad total para irnos a casa, quedarnos a tomar alguna copa en el improvisado "chiringuito" de Bastión o introducirnos de nuevo en el recorrido de noche. Esto último era a lo que realmente habíamos venido todos los de Ithilien así que tardamos poco en formar la comitiva de seis y recorrer la distancia hasta la primera diana. En esta ocasión, la tirada era completamente informal y nosotros decidimos no anotar puntuación, tirar desde la piqueta azul y en general a oscuras con las excepciones de alguna iluminación suave desde la base del animal o un foco proyectando desde la línea de tiro.


El flash de la cámara de fotos captura a Angela un instante antes de disparar la flecha camino de un castor. Foto cortesía de Borja

Dado que hacía menos de dos horas que habíamos transitado por el campo, teníamos una idea bastante fiable del recorrido aún de noche. Una luna en cuarto creciente ayudaba relativamente poco y eran más nuestros frontales y linternas los que nos guiaban por el ahora más traicionero camino de las catorce dianas.

El campo se transformó completamente en esta versión de la medianoche teniendo como efecto inmediato un mayor disfrute de cada propuesta y un resultado por arquero y arquera en general significativamente mejor que durante la tarde. Cada diana se convertía en una mejor versión de sí misma con algunos casos simplemente impresionantes. Por destacar, destacaré solo tres. El castor desde dentro de la maleza pasó a ser una emboscada a una criatura maligna que cruzaba los bosques de Ithilien. El corzo pegado al muro de piedra sur, se convirtió por obra de la iluminación en la base de Yamila, en todo un espíritu del bosque tan majestuoso como inocente y un lobo en un llano pasó a ser una escurridiza y astuta sombra maligna que recorría la dehesa en busca de presas.


Yami y Luiyo posan contentos con tres flechazas agrupadas en el pulmón completamente a oscuras

Creo que puedo afirmar que en general todo el mundo disfrutó más la tirada nocturna que la vespertina pero eso es mérito exclusivo de cómo la noche transforma nuestra afición al tiro con arco en donde se suceden los tiros extraordinarios que nos arrancan exclamaciones de júbilo. Recuerdo bien la diana del espíritu del bosque, que estaba todo él rodeado de flechas clavadas en el suelo, como si un sortilegio impidiera que nuestras flechas siquiera lo rozaran. El tiro se hacía con el arquero o arquera en completa oscuridad, arrodillado o de cuclillas dentro de un espacio repleto de árboles bajos con ramas traicioneras e invisibles. Se daba un curioso efecto túnel generado por un débil reflejo de la luz de la luna en las ramas y troncos de encinas jóvenes de camino al corzo, en un claro, y todos fuimos esperando pacientes a que una flecha consiguiera impactar en él, algo que cuando Borja hizo que sucediera provocó un grito unámine de todos los presentes, rompiendo por un momento el silencio habitual en una tirada nocturna.


Un pálido reflejo de lo que supuso la diana del espíritu del bosque, con la luna aún sin haberse puesto

Terminamos todos muy satisfechos y contentos, con una temperatura que seguía empeñada en no bajar de los veinte grados ni por asomo y recibimos agradecidos unos riquísimo mojitos obra de Jacobo, que seguía gobernando la noche de Bastión en la Plaza junto con no pocos parroquianos. Eran casi las dos y media de la noche cuando pareció oportuno emprender el camino de vuelta a casa, tras una jornada fabulosa organizada por nuestros amigos alaneros.

Para terminar, os dejo un breve vídeo que mezcla momentos de la tarde de ambas patrullas. La noche no se presta a vídeos o a fotos pero espero que os hayáis podido hacer una idea.