Tiro con arco a caballo con los Caballeros del Alarde
Solamente hay algo mejor que tirar con arco, tirar con arco a caballo. El pequeño problema es que para eso debes conocer bien dos técnicas, la de tirar con arco y montar a caballo. Sin embargo, los Caballeros del Alarde (aquí su facebook), un grupo de grandes conocedores de técnicas con armas medievales a pie y a caballo, se empeñan en que los que sólo sabemos de una de las dos técnicas (o incluso ninguna de ellas) puedan dar sus primeros pasos con confianza.
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El pasado 3 de diciembre organizaron en las instalaciones de Danco Aventura una exhibición y curso gratuitos para todo aquél que quisiera iniciarse en el tiro con arco a caballo. El resultado, como era de esperar, fue que nos juntamos unos 80 interesados. Angela y yo fuimos con otros amigos, Juan, Miriam, Miguel, Laura, Tere y Juanjo. Tere, Juanjo y Miriam no habían tirado con arco en condiciones, el resto sí. Pero Tere compensaba siendo una amazona experimentada (tiene su propio caballo, Rohan).
Mike Ashington (miembro de SPTA y Longbow Heritage) Fuente: https://www.pinterest.com/pin/450148925225455602/
Nos levantamos tempranito y cogimos el coche para estar a las 10 en el lugar convenido. Cuando llegamos, había una espesa niebla y un frío que se te metía en los huesos. Podías intuir que por encima de la niebla lucía un sol de invierno, quizá no muy cálido, pero agradable, pero la niebla no se disipó hasta las 2 de la tarde.
Allí nos recibieron todos los integrantes de los Caballeros del Alarde pero en particular se dirigió a nosotros Benedicto Cubillo (Bene) y empezó a hacer preguntas para entender nuestro nivel en las dos técnicas. Rápidamente nos dimos cuenta todos que la gran mayoría éramos arqueros o arqueras y había poquísimos jinetes o amazonas. Bene lo dejó muy claro "cuando pregunto si sabéis montar me refiero a que podéis coger un caballo de aquí detrás y llevarlo al galope sin riendas". Un montón de manos bajaron inmediatamente y solo dos quedaron en alto, una de ellas la de nuestra amiga Tere.
Al final había tres grupos. El grupo más numeroso era el de los arqueros que no sabían montar. Después estaba el grupo de los que no sabían ni tirar ni montar (una docena) y finalmente dos o tres que sabían montar pero no tirar.
Antes de separarnos nos dieron unos apuntes básicos sobre el tiro con arco a caballo, todo explicado de forma muy amena y con continuas referencias históricas. A nadie de allí se le escapaba que todos cojeábamos de cierto gusto fantástico medieval aunque los Caballeros del Alarde también dedicaron su tiempo a explicarnos las organizaciones y reglamentaciones internacionales que existen en la actualidad para que comprendiéramos la vertiente más competitiva de la afición.
Cuando las explicaciones hubieron terminado, hicieron una exhibición. Para ello, escogieron una senda relativamente recta jalonada de árboles y nos colocaron cerca de una de las dos dianas al lado del camino mientras varios integrantes llegaban al trote armando el arco y tirando una flecha a la diana.
Fuente: Caballeros del Alarde (Irene Olga Elena)
Se veía claramente que era un gran reto. La distancia de 30 metros se cubría en poquísimos segundos y las manos tenían que estar completamente al servicio del arco y no del caballo. Sabíamos que no se nos iba a pedir nada semejante al finalizar el día pero aún así no ahorrábamos en socarronería... El único problema que vi a la exhibición es que una cosa es estar a lomos de una montura haciendo ejercicio y disfrutando a tope y otra estar de pie, quieto, cuando la brisa húmeda de Aranajuez se te mete por todo el cuerpo. Cuando tienes mucho frío hasta la mejor exhibición se te puede hacer un poco larga.
Cuando terminó la exhibición, a los que sabíamos tirar nos dejaron aparte y nos hablaron de los caballos, su cuidado, los conceptos básicos, cómo ensillar, por dónde acercarnos, el bocado, cómo hay que hablar a un caballo o yegua, etc. Al resto se los llevaron a un cursillo rápido de tiro con arco.
Angela y yo habíamos traído nuestros arcos más "adecuados" para la ocasión. Ella, su Bodnick Slick Stick de 58" y yo mi arco Ming de 48". Es decir, cortos, pero al final pensamos que tampoco iba a ser tan fundamental tirar con nuestros arcos así que usamos los que tenían en el curso (de iniciación con una ventana circular en el medio, impidiendo que la flecha se saliera).
Los que necesitaban un repasillo con el arco. Fuente: Caballeros del Alarde
Al ser el grupo más numeroso, el de los arqueros que no sabían montar, tuvimos que esperar casi una hora hasta que pudimos subirnos a un caballo. Cuando lo hicimos, el plan era el siguiente. Tu pareja hacía de escudero y llevaba de las riendas al caballo por una pista elíptica con dos dianas colocadas en los extremos más alejados. El caballo iba al paso y así el que estaba subido podía ir preparando el arco y la flecha y tirar mientras el caballo se movía. Después, te intercambiabas con tu pareja, que se subía al caballo y tú hacías de escudero.
Angela "Ghilbrae" con una técnica igual de buena a lomos de un caballo. Fuente: Caballeros del Alarde
Incluso con el pequeño vaivén del caballo a esa velocidad se notaba claramente que era muy difícil dar con la flecha donde uno quería. No ayudaba tener arcos de iniciación y flechas con ventosa porque el cerebro tiende a calcular intuitivamente con otras variables pero no me refiero solo a eso, realmente era complicado. Ahora bien, cuando habías dado dos vueltas a la pista, la cosa empezaba a cambiar. Empezabas a sentirte más seguro y confiado y a pensar menos en el caballo y las flechas empezaban a impactar donde tú querías (a dianas a unos 5-10 metros). En la última vuelta podías permitirte tirar a la diana de espalda y dar prácticamente en el centro.
Aquí aparezco yo con el arco infalible en una de las primeras vueltas. Fuente: Caballeros del Alarde
Fue muy divertido y estimulante. Nunca nos atrevimos a ir más rápido que al paso ni lo echamos en falta. El objetivo era probar algo tan habitual para nosotros como era tirar con arco y cambiar un elemento fundamental de estabilidad, que nuestro cuerpo no estuviera quieto sino dependiente de otra criatura viva. Otras amigas que asistieron, como Sonsoles o María José Requena, coincidieron en lo mismo.
Cuando terminó nuestro turno decidimos mantener el cuerpo activo así que fuimos a tirar más flechas, esta vez a la manera que dominamos, en la línea de tiro que habían usado para el cursillo. Ahí sí que usé mi arco Ming y alguna amiga pudo probar también el arco de Angela (que suele gustar mucho por su estética y sensaciones). Tras dos o tres rondas de flechas llegaron Tere y Juanjo. Juanjo había preferido no tirar casi nada al ver que se veía torpe y en su lugar grabar a Tere, que venía exultante con su experiencia como amazona y arquera.
Efectivamente, como todos sospechábamos, era mucho pero mucho más fácil aprender a tirar a caballo sabiendo montar sin haber cogido un arco en la vida que sabiendo tirar y no haber montado antes. Tanto era así que Tere había conseguido en poco más de hora y media un nivel sorprendente. Durante la exhibición había estado analizando los diferentes caballos y había "fichado" en particular a dos y finalmente había podido montar al que ella quería. Pues bien, el vídeo con el que os dejo al final de esta reseña es buena muestra de su hazaña.
Muy poco después tuvimos que irnos todos los del grupo y no pudimos quedarnos para la comida u otras actividades así que no sé bien qué sucedió después pero cuando nos despedimos de la gente que estaba alrededor todos coincidimos en que la experiencia había sido genial y que podría merecer la pena repetir en el futuro (Tere lo tenía claro y se ha apuntado al curso de iniciación a tiro con arco a caballo). Muchísimas gracias a los Caballeros del Alarde por organizar un evento así totalmente gratuito, muy informativo y con todas las facilidades para que muchos nos quitáramos la espina de no haber tirado nunca a caballo.