Dos nuevos arcos, un Mollegabet y un Carriage bow
Finalmente tenemos en nuestras manos dos nuevos arcos, uno para Angela y otro para mí. Ambos fabricados de forma artesanal por Hilary Greenland, una de las más reputadas fabricantes de arcos en Reino Unido y especialista en modelos primitivos (es decir, diseños que anteceden al año 1900 aproximadamente).
Angela buscaba un arco ante todo completamente diferente a su Bodnik Slick Stick (flatbow reflex-deflex de 58" con el que tira habitualmente carbono) y yo sabía que quería un longbow inglés.
En mayo de este año hicimos una visita a Hilary Greenland en su casa en Bridgewater, Somerset, Inglaterra. Ese día estuvimos hablando largo y tendidos de las opciones y finalmente Angela optó por un arco de estilo Mollegabet, procedente de un diseño reconstruido de fragmentos en un asentamiento mesolítico homónimo en la actual Dinamarca. Es decir, hablamos de un diseño de arco del 5.000 a. 4.000 AEC, un arco prehistórico. Mi petición era algo más común por un lado y más particular por otro. Yo quería un longbow inglés pero en dos piezas que se unieran por la empuñadura para hacer más fácil su transporte.
Extracto del trabajo "Las primeras evidencias de arcos en Europa. Parámetros de diseño y construcción". Podéis consultarlo aquí. El número 3 es el Mollegabet.
Como ya relatamos en el artículo que cito arriba Hilary Greenland se encontró con un reto especialmente duro con el Mollegabet. El olmo, madera considerada canónica (pero no exclusiva) para este diseño, no permitiría un arco de 25 libras de potencia pues el grano de esta madera no es fino y al buscar la delgadez del arco éste se rompería fácilmente. Por ello Hilary apostó en su momento por un arco laminado que resolviera este problema. Hay que hacer notar que solo se usaría madera para su fabricación (de los dos arcos), ni fibra de vidrio ni fibra de carbono.
Este jueves pasado tomamos un vuelo de Madrid a Bristol, hicimos noche en el bonito pueblo de Wells (en realidad "la ciudad más pequeña de Inglaterra" merced a su espectacular catedral) y el viernes por la mañana tras desayunar fuimos en coche a ver por segunda vez a Hilary.
Ver nuestros dos arcos apoyados en horizontal en el sofá de su salón fue una experiencia maravillosa pero evitamos abalanzarnos sobre ellos y primero tomamos un café matutino que nos ofreció Hilary hablando de todo un poco. Cuando finalmente volvimos al salón y tomamos en nuestras manos los arcos nos quedamos maravillados. El resultado era claramente superior a nuestras expectativas. Un arco hecho a mano y a medida de un arquero es un ejercicio de altísimo riesgo. No se puede simplemente desechar, no se puede modificar fácilmente, es el resultado de un proceso irrepetible que lo hace único y si uno se queda frío con él en la mano puedo imaginar la sensación de pesar tanto en el fabricante como en el dueño. No fue el caso en absoluto.
El carriage longbow en primer plano, el Mollegabet en segundo
Mi longbow inglés de dos piezas era una obra de arte. Una triple laminación de limonero, "purplewood" (peltogyne) y nogal americano con dos tips de cuerno y empuñadura de cuero. La "pala" de arriba acaba de una pequeña bayoneta cilíndrica que se inserta en una hoquedad de la "pala" inferior gracias a una minúscula guía metálica. Una vez insertadas las dos piezas, uno debe girarlas hasta alcanzar un tope que alinea perfectamente las dos partes y muestra un arco completo sin apenas rastro de la unión. El arco medía 75" y ofrece 40 libras a una apertura de 28".
Mollegabet abierto y detalle de la pre-apertura
El arco de Angela era un Mollegabet de 66" de alto y 25 libras a una apertura de 25". En lugar de un arco laminado Angela se encontró con un arco de una sola pieza de madera. La madera era de arce, una madera completamente plausible para un arco de esa época. Hilary había logrado, merced a una altura mayor del arco -66"-, que el arco pudiera ser de un grosor aceptable y no perder eficiencia. Estaba terminado en tips en la propia madera y disponía de una empuñadura muy sencilla de cuero que iba perfecta con el diseño elegante y sencillo del arco.
En ambos arcos se podía apreciar rápidamente la maestría con la que Hilary había trabajado la madera. Los anillos y el grano de la madera brillaban con luz propia.
Secuencia de tiro con el longbow
A continuación Hilary nos mostró cómo montar la cuerda (de dacron, obviamente) para evitar castigar al arco y fuimos a tirar unas flechas de prueba. Para ello habíamos traído las flechas de madera que van bien con nuestros dos arcos como punto de partida. Las primeras sensaciones fueron magníficas, apertura suave, apenas handshock y buen vuelo de las flechas. Al no tener reposaflechas, las flechas se colocan directamente encima de la mano lo que obliga a cantear ligeramente el arco (y por tanto, el torso y cabeza). Aquí sabíamos que residía el mayor reto pero también nuestro deseo de tirar arcos muy diferentes. El agarre de la mano es diferente, la postura también (más abierta), leve inclinación de todo el conjunto, etc.
Aquí podéis ver un vídeo resumen de 7 minutos de nuestras primeras pruebas con Hilary en segundo plano interviniendo cuando consideraba que podía ayudarnos en algún aspecto.
Las pruebas nos llevaron un par de horas en total, aparte de la pausa para comer. Tras esto volvimos dentro de la casa para hacer cálculos de lo pendiente de pagar y recibir la garantía para mi longbow y las instrucciones de mantenimiento que pienso seguir al pie de la letra. Nos despedimos de Hilary sabiendo que la volveríamos a ver el domingo en el Cream Shoot que la SPTA organizaba en Pennymoore, Devon, Inglaterra.
En lugar de regresar directamente a Wells, decidimos dar una vuelta por la cercana Glastonbury y subir a su emblemático Tor. Cenamos en un histórico pub The George and the Pilgrim y volvimos ya de noche con nuestros arcos intactos.
El Tor de Glastonbury
Al día siguiente habíamos planeado ir a Wye Valley Archery Centre en Gales. Lo que en teoría iba a ser una hora y media de viaje se fue a casi dos y media por atascos en el único puente habilitado esos días. Sobre las 14h saludamos a Lee, siempre efusivo con nosotros (bueno, y con todo el mundo), y montamos nuestros nuevos arcos para calentar y tirar unas pocas flechas en las dianas de la entrada. Como no teníamos hambre decidimos continuar y hacer el primer recorrido de unas 18 dianas.
Tras lo que seguramente nos llevó una hora, hicimos una pausa para comer un poco pero no mucho ya que queríamos poder seguir tirando cómodamente.
Angela en Wye Valley Archery Centre con su Mollegabet
Las sensaciones fueron muy buenas pero éramos conscientes de que no estábamos soltando tan limpiamente como la mañana anterior con Hilary. No nos importaba mucho, queríamos ir haciéndonos poco a poco a los arcos y a una nueva forma de tirar con ellos. Íbamos probando pequeñas variaciones sobre la marcha para buscar un punto de comodidad y buena técnica. Para ello, decidimos tirar desde las piquetas más cercanas que como en Wye Valley Archery Centre están a distancias muy respetables nos pareció una buena forma de retarnos la medida justa.
Aquí podéis ver un vídeo de apenas un minuto con tres tiros.
En total entre las dos partes del recorrido tiramos cada uno unas 90-100 flechas, suficiente para confirmar que podemos perfectamente con los arcos, que son una maravilla y que teníamos que seguir puliendo partes de la técnica...
Angela posa junto con un dinosaurio hecho enteramente con partes de arcos o material de tiro con arco. Una maravillla a la que estaba prohibido tirar :)
Volvimos a Wells con mayor conocimiento de las particularidades de nuestros nuevos arcos y con muchas ganas de poder seguir tirando flechas con ellos al día siguiente. En los próximos días publicaremos una reseña específica de cada arco y un resumen de la tirada del domingo, que fue maravillosa por la tirada en sí y el ambiente.
Actualización 28-08-2016: hemos publicado una reseña en detalle de cada arco, una para el longbow y otro para el Mollegabet.