LAH II, 2ª jornada de liga en Milvus
Nuevo récord de participación con casi una treintena de asistentes y además aprovechamos para "estrenar" campo, Milvus en Collado Mediano.
Quedaba muy lejos el 1 de diciembre de 2019, cuando celebramos nuestra primera jornada de la nueva liga (que es, en realidad, una colección de encuentros arqueros). Navidad, Año Nuevo, Reyes y, sobre todo un tiempo bastante incómodo para la práctica de tiro con arco había hecho que muchos llegáramos a esta jornada un poco entumecidos. Angela, en particular, no había tirado desde ese día 1 de diciembre (en invierno hiberna, que es lo propio) pero otra mucha gente reconocía estar un poco oxidada.
En todo caso, el día lució espléndido, con sol y con bruma matutina para darle un toque el paisaje como de leyenda y solo hacia el final de la tirada pudimos disfrutar de vistas más allá de los 100 metros, que las pobres también se las merecían porque había verde por doquier.
En mi caso solamente había ido una vez antes a este campo, durante la última jornada de liga de la Liga Centro IFAA de 2019. Tenía un buen recuerdo por los resultados y la compañía pero también la duda de qué pinta tendría el campo en meses más húmedos. Este pasado 16 de febrero quedó claro que, como le suele pasar a los campos de bosque, con algo de lluvia o humedad acumulada, el aspecto gana enteros.
Angela vino con su Mollegabet, un self-bow prehistórico de 25 libras de madera de arce, y yo con mi nuevo Longbow Inglés victoriano de 43 libras, ambos de Hilary Greenland. Pero lo que fue fabuloso es ver la variedad de arcos, rectos y nómadas, que se amontonaban en los soportes de la línea de diana de calentamiento. Cada vez se ve más variedad, lo cual es síntoma claro de que hay muchísimo espectro disponible incluso con modalidades aparentemente restrictivas.
Había gente nueva, especialmente de Shaolin Temple, un club de Kung-Fu que ha empezado a practicar estilos arqueros tradicionales chinos, y dos de las patrullas nos convertimos en anfitriones. Con Angela y conmigo vinieron Jorge "Giorgi" y Kerman.
Apuramos el horario para hacer una foto de familia que de momento ha pasado a ser el "banner" de LAH en Facebook por su energía y número de personas. Inmediatamente después, nos metimos en el recorrido en diferentes piquetas con patrullas entre 4 y 5 integrantes, a gusto de cada cual.
Yo iba con el temor natural asociado al que lleva un tiempo inactivo y con un arco nuevo de más libras de las que "domina" y el día fue un refrendo de esos mismos miedos, pero también tengo que decir estos días "de fiasco" son parte del proceso de volver a estar a tono y casi ya los espero en diferentes momentos del año sin darle mayor importancia. Me acuerdo cuando hace unos dos o tres años me llevaban los demonios, ahora te ríes, anotas el error y sigues.
Por otro lado, Angela, dos meses y medio después de tirar su última flecha, se marcó un excelente recorrido, concediendo solo en las distancias, pero no en la lateralidad del vuelo de sus flechas, unas preciosas Carol Archery hechas absolutamente a medida para ella y su arco.
Giorgi y Kerman fueron excelentes compañeros. Era una de sus primeras experiencias como tirada social pero aprendieron rápido el protocolo y creo que, más allá de algunas frustraciones inevitables, se lo pasaron genial. Tirar con arco muchas veces es conocer a gente afín y ahí LAH ese día cumplió con creces. Espero que volvamos a coincidir muy pronto.
Kerman y Giorgi, como se ve en las fotos, tiran con técnica de pulgar con arcos nómadas, lo cual sabemos que implica un esfuerzo extra para su dominio si aprendieron a tirar primer al estilo "mediterráneo", algo que se nos olvidó preguntar.
Al término de la tirada, la gente en general reconocía habérselo pasado muy bien, haber disfrutado el recorrido en sí y haber conocido el campo (había quien no lo conocía, normal por su juventud). Hablábamos de un hito en LAH, con tanta gente apuntada, pero también hablábamos de la paella de encargo que estaba por llegar y que llegó sobre las 2.30h. Se dispuso una mesa alargada a base de mesas metálicas cuadradas y sillas pegadas unas con otras y Angela y yo con la ayuda de varios, nos pusimos manos a la obra para repartir en cuencos de plástico las ansiadas raciones del sabroso arroz.
Salva, al mano de Milvus, se tuvo que despedir antes de tiempo pero el resto nos quedamos allí sin ninguna prisa más que la de aprovechar el tiempo charlando al doble de velocidad por miedo a que se acabara el día por sorpresa. La verdad es que fue un día redondo para LAH, la prueba de que esto sigue sólido y que con un poco de organización y motivación, vamos a poder disfrutar de estos encuentros durante mucho tiempo.