¿De verdad? Pues sí, resulta que tuvimos en apenas dos meses desde el primer encuentro ¡un segundo encuentro! Este experimento está empezando a coger fuerza y 2019 ha arrancado con otra tirada en donde solo se veían arcos longbows o nómadas en el recorrido.

Apuntados éramos 20 pero al final, por diversas circunstancias, tuvimos cinco bajas de última hora. Aún así, mantener ese número de 15 nos permitió a todos conservar la esperanza de que esto marcha. Además, se vieron unas cuantas caras nuevas y pasamos de una mujer en el primer encuentro a dos, algo es algo.

Foto de familia al comienzo

En esta ocasión Angela optó por quedarse en casa y evitar asumir riesgos con el frío. Efectivamente, la jornada no fue tan agradable en temperatura como el primer encuentro pero salvo algunas rachas de viento molestas en líneas generales, para ser enero, lo cierto es que no nos pudimos quejar.

Como sucediera en el primer encuentro, las patrullas se conformaron espontáneamente in situ y yo me vi con Félix, Marisol, Cacho y José Luis mientras el resto se repartía en otras dos patrullas.

Casi se nos olvida hacer la foto de recuerdo pero en la primera diana nos juntamos y posamos encantados con la sierra de fondo. Y eso sirvió para que todo el mundo sin excepción fuera testigo de cómo se rompe un arco de tejo al tensarlo.

Cacho, con su flamante arco de tejo, tiró su primera flecha sin problemas. Pero con la segunda, una vez que llegó al anclaje, el arco estalló y varios trozos salieron despedidos en varias direcciones. Nos quedamos todos igual de atónitos que el propio arquero a juzgar por los dos segundos de conmoción colectiva antes de poder articular palabra y preguntar si él se encontraba bien.

Cacho con su arco de tejo en cuatro pedazos

Afortunadamente, Cacho estaba indemne y reconocía que una pequeña fisura transversal por encima de un nudo en la parte superior así como su sospecha de una madera demasiado seca habían sido los culpables de la rotura.

Casi se podría decir que la Liga de Arqueros Históricos se estrenó en la ruptura de un arco. Habrá más, sin duda, porque la naturaleza de esta disciplina nos obliga a ser muy realistas con estos accidentes. Obviamente, son y serán siempre la excepción pero es bueno de cuando en cuando ver en vivo cómo un arco estalla y entender el porqué.

El arco de Marisol, un hallazgo de un fabricante ¿catalán? llamado Roig. ¿Años sesenta?

Superado ese momento y con Cacho volviendo a por otro arco, la tirada pudo continuar sin problemas y pronto las tres patrullas fueron distanciándose más y más.

El recorrido dispuesto imagino que era el de Bastión de Alanos con algunas modificaciones y con la norma de tirar la primera flecha desde la segunda amarilla y la segunda flecha desde la primera azul.

Marisol probando suerte en la tercera diana

Nuestra patrulla fue fantástica, siempre de buen humor, incluso Cacho que parecía haber superado muy rápido el susto (y la pena) se concentraba en cada flecha.

Algunas dianas, por el tamaño, por la distancia o por el ángulo, representaban verdaderos retos y cada uno en la patrulla iba resolviendo como podía. En concreto, el arco de Marisol suponía un gran handicap en sí mismo, con una rasante casi inexistente y un centro de masas ¿desplazado? hacia arriba, se hacía complicado dominar cada tiro.

Otra patrulla preparándose para uno de los tiros más complicados, unas ranitas en picado

Disfrutamos mucho del paseo entre dianas, y cada cual con un arco diferente aportaba un color particular. Cacho con su arco de tejo español, Félix con su pseudo-mollegabet, Marisol con su flatbow desmontable, José Luis con su longbow inglés y yo con mi arco proto-vikingo.

Félix y su arco, hecho por él mismo si no recuerdo mal

Tuvimos nuestra ración de tiros largos. Tan bonitos como complicados, poniendo a prueba la precisión de estos arcos o, mejor sería decir, nuestra capacidad para sacarles su potencial.

José Luis frente al tigre de bengala

Por mi parte volví a ir con mi arco de diseño del siglo IV, un impecable arco largo de tejo con tips puntiagudos y nocks laterales cruzados muy original. Poco a poco voy haciéndome con él, modificando milímetro a milímetro dónde voy colocando la mano y cómo abro, anclo y suelto. Creo que estoy ya muy cerca de sentir que el arco y yo estamos "equilibrados". Desde luego las flechas ayudan una barbaridad porque vuelan, y no por casualidad, rectas y seguras hasta (de vez en cuando) la diana.

Aquí frente a un ciervo con un gran acierto
Cacho con su arco "suplente". Más rudimentario pero con muchísimo carácter. Esta foto me encanta.

Fuimos relativamente cómodos, sin prisas y sin más deseo que tener entre todos fortuna en los tiros. Con los habituales chascarrillos y comentarios sobre tal o cual lance, la mañana fue pasando tranquilamente, de hecho MUY tranquilamente, aunque eso lo descubrí más tarde cuando por fin miré la hora que era.

José Luis, habitual con el poleas, en uno de los pocos pero agradecidos momentos de sol

Tirar con estos arcos es liberador. Si has tirado con arcos históricos, ya sabes a qué me refiero y no necesitas mucha explicación. Si aún no has tenido ocasión, es muy recomendable. Te sientes tan superado por el arco que te puedes relajar. No es que relativices todos los fallos pero es cierto que estos arcos te permiten rebajar el nivel de ansiedad varios enteros y en el tiro con arco, siendo una actividad tan psicológica, esto representa una recompensa muy bienvenida.

Marisol a punto de tirar una flecha mientras José Luis y Cacho debaten
Félix en una foto representativa de su estilo

Terminamos pasadas las dos de la tarde, sumando casi tres horas para un recorrido de 22 dianas, lo cual da una idea del ritmo pausado que llevamos, saboreando cada pequeño momento.

En cuanto a resultados, hubo de todo pero en general todos nos tomamos con filosofía este asunto. En mi caso, me había resultado un fastidio ser incapaz de meter las dos flechas pero lo achacaba a mi aprendizaje de la rasante de este arco, y al final obtuve unos bastante decentes 187 puntos que resultaron ser la mejor puntuación de toda la jornada. Para el próximo encuentro mi objetivo es sin duda, no tanto una buena puntuación, sino dar la bienvenida a más doble-impactos, ya os contaré si lo consigo.

En el punto de encuentro nos reunimos todos de nuevo y coincidimos en la maravilla que es poder hacer estas cosas y hay que reconocer que ver a tantas personas juntas con arcos históricos tiene un elemento de unión adicional. Ya tirar con arco une a la gente pero vernos con estos longbows o estos arcos nómadas crea una complicidad aún mayor y yo al menos aspiro a disfrutarlo más a menudo.

A la tirada le siguió una comida de hermandad pero yo preferí volver a casa para comer y contarle a Angela cómo había ido el día.

Hay que agradecer de nuevo a Jacobo y a Bastión de Alanos la generosidad demostrada una vez más, que no se nos olvide que los arqueros sin campo de tiro poca cosa podemos hacer.

Nos vemos pronto en el tercer encuentro que, ya podemos anunciar, será en Arqueros de Madrid el próximo 17 de febrero. Recordad que en https://alajab.net/lah mantenemos al día la información de próximos encuentros.