El pasado domingo 4 de febrero Arqueros de Madrid arrancó su liga social de 2018 con un calendario de siete tiradas en lugar de las seis del año pasado (aquí podéis consultar el ranking final, por cierto).

Ya he comentado en varias ocasiones que, a mí juicio, representa una de las mejores ligas 3D de España, con buenos recorridos, dianas varias y en muy buen estado y un nivel entre medio y altísimo según las diferentes categorías.

Para esta primera jornada, se habían inscrito unos 120 arqueros y arqueras, buena prueba de la capacidad de convocatoria de Arqueros de Madrid. No obstante, el propio día de la competición, no poca gente decidió quedarse en casa ante el riesgo de lluvia, lluvia que dejó verse tímidamente durante la mañana pero no cayó fuerte hasta que el último de los participantes se hubiera ido ya a casa. Aún así, fuimos muchos los que no quisimos perdernos una primera jornada de liga del club y aunque el desafío al mal tiempo pudo contra la lluvia, a cambio tuvimos buena ración de frío y viento.

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Ambiente previo al inicio de la tirada

Por cierto, disculpas a los habituales del blog por no haber podido publicar la reseña antes, como me gusta hacer, pero esta semana el trabajo y otras actividades me lo han impedido.

Pasadas las nueve de la mañana llegué a la verja de la finca de Monte Viejo (campo del club que cumple en marzo seis años y que Arqueros de Madrid celebra como siempre con una tirada especial). Decidí no meter el coche en el parking habilitado para abonados porque quería perder el menor tiempo posible y estar en la línea de calentamiento relativamente pronto. Efectivamente, ahí me encontré unos pocos minutos después con mi Falco Force tras pagar los apenas 5€ de la inscripción y saludar a algunas personas que ya habían llegado. Vi a Apolonio (Apo) que hacía tiempo que no veía (desde la medieval de Torrijos) pero también a Gustavo Trébol y a otros que sí se dejan ver más a menudo por el campo.

Me limité a practicar sueltas al calentar. En lugar de andar saltando de diana de calentamiento en diana de calentamiento para practicar distancias decidí que lo importante era practicar buena técnica y buenas sueltas. Así que me aboné a la diana de 8m y ahí estuve metiendo casi todas las flechas.

Sucedió un hecho lamentable y es que estaba muy concentrado en un punto del parapeto al que estaba enviado las flechas en una ronda de calentamiento. Estaba agrupando felizamente cuando se coló una flecha negra de carbono atravesada en mi zona de agrupación. En ese momento yo estaba anclado y con la mirada focalizada en el punto de agrupación. Traté de concentrarme para bajar el brazo del arco y honestamente creo que lo hice pero seguramente fue una sensación porque cuando solté la flecha adivinad a dónde fue a parar, al mismo grupo de mis flechas y a clavarse como un cuchillo en la flecha "foránea" con un chasquido que presagiaba lo peor. Me mordí la lengua de la rabia y tiré las dos flechas siguientes a otra zona del parapeto sin mayores problemas. Al recoger, efectivamente comprobé que mi flecha había roto la del otro arquero que, afortunadamente, reconoció que eran "gajes del oficio". En cualquier caso, la próxima vez destensaré el arco porque la "sensación" de bajar el brazo no es garantía de nada.

En fin, los organizadores del club nos dieron el aviso para irnos a nuestra diana de inicio y ahí confirmé que tendría como compañía a Mario Parralejo y a Mª Cruz Ventosa pero no a Pepe Vázquez que eran de las bajas "por miedo a la lluvia". Una pena no haber podido tirar con el campeón pero seguramente tenía malos recuerdos de algunas tiradas del año pasado en donde llovió a mares.

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Mari cruz contra lo que me pareció un dingo, ¡qué dura estaba esa diana!

Una patrulla de tres es un extraño lujo porque puedes ir al ritmo que quieras pero a cambio hay menos "fiesta". No es que yo sea muy fan de la algarabía en las patrullas pero es cierto que con más gente hay más oportunidad de charlar. De todas maneras, la verdad es que los tres estuvimos muy agusto toda la mañana. En el pasado había tirado con Mario pero era la primera vez con Mª Cruz y la verdad es que se agradece el sentido del humor y el compañerismo.

Desde el primer momento notamos el frío que reinaba pero no hacía tanto como para sufrir en exceso. Estando el recorrido montado en la zona cercana a la carretera (aunque solo se ve en parte del recorrido), había zonas en donde estábamos resguardados y otras en donde soplaba fuerte. El problema no era el viento en sí, sino el viento frío. Durante las primeras diez o doce dianas estuvimos a salvo de las ráfagas de viento pero eso no impidió que yo apenas notara la mano del arco cuando la movía dentro del bolsillo. Algo de lluvia fina nos acompañó también buena parte del recorrido, sobre todo al comienzo. Cada uno, como pudo, protegió las plumas de las flechas para evitar que se volvieran pesadas y poco aerodinámicas. En general, salvo en los tiros más lejanos, no creo que nos afectara mucho (salvo en lo mental).

En esta primera mitad tuve buenos tiros. Repasando la foto de la tablilla la verdad es que iba a media de 13 puntos por diana con bastante regularidad (13, 16, 13, 10, 13, 16, 19, 10 en lugar de 0, 20, 5, 16, etc). Mª Cruz iba también bastante bien pero Mario empezó un poco más fallón y aunque tenía un cierto semblante estoico estaba claro que estaba un poco decepcionado y frustrado.

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La patrulla que nos seguía con María de capitana con el paraguas

Fuimos pasando de diana en diana por una de las zonas de mayor variedad en cuanto a terreno y posibilidad de propuestas de todo el campo y tiramos a jabalíes, corzos, zorros... y hasta una tortuga de frente que tenía dos corazones y había que elegir a cuál tirar. El campo estaba húmedo, naturalmente, y como el sol apenas se dejaba ver, teníamos siempre una luz como lechosa con leves toques de resol. Esto tenía algo de ventaja para visualizar mejor el tiro pero a mí me obliga a guiñar los ojos un poco por los reflejos.

Cuando llegamos a la diana doce o trece, ya no recuerdo bien, volvimos a internarnos dentro del campo por una vaguada que hace una suave curva a la derecha, lo que hace que puedas ver a otras patrullas tirando pero no a todas. Ahí el viento comenzó a arreciar, como si hubiera encontrado un camino natural sin obstáculos. En ese punto yo empecé a sufrir por el frío. El cuerpo me iba justito pero bien, pero las manos estaban casi congeladas. Cuando agarraba el arco, era como si mi mano fuera un pedazo de madera a modo de asidero y la mano de la cuerda se doblaba con dolor alrededor de la cuerda.

Quizá ser muy consciente del problemón que se me venía encima hizo que me concentrara aún más y no sufriera ningún bajón repentino.

Mª Cruz y Mario, por el contrario, no solo no notaron bache sino que fueron a más cada vez, en especial Mario, que empezó a encontrarme mucho más suelto a meter buenísimas flechas.

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Mari Cruz frente a una cabra montesa

En esta vaguada hubo varios tiros muy bonitos (normalmente cruzados o en diagonal) pero hubo uno que fue claramente el de la jornada para mí. Precisamente estaba preocupado por las manos congeladas mientras notaba el viento en la cara cuando me vi de frente con una cabra montesa a una distancia considerable. La primera flecha fue un corazón y la segunda se clavó tocando el once. Fue la diana número 17 (desde el arranque, así que tendría el cartel de 14 o así) pero ojalá hubiera sido la última del día porque habría sido un fantástico final.

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La mejor diana del día para mí

No lo fue, sin embargo, y poco a poco fui acusando más el frío y el viento hasta que en las tres últimas dianas, se me juntó con un taponazo y verme capaz de superar los 300 puntos por primera vez en una jornada de liga de Arqueros de Madrid. Todo se juntó para que en las últimas 6 flechas solo metiera dos, siendo la última del día un cabreado 10 que hizo que la puntuación final se quedara en 297. Objetivamente impecable pero con la sensación de haber podido llegar a los 310 sin problemas.

Mario rubricó una fantástica remontada acabando con 288 puntos y Mª Cruz se mantuvo sin altibajos todo el día para terminar con 266 puntos.

Yo creo que estaba tiritando cuando firmé las tablillas de puntuación antes de entregarlas. Acto seguido me abalancé sobre el bocadillo para darle unos bocados hambrientos y enrabietados y viendo la hora que era, no tuve más remedio que poner pies en polvorosa y perderme un caldo calentito del que más tarde me enteré por las alabanzas en las redes sociales.

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Mari Cruz y yo aprovechando el tapón del final del recorrido. Mario prefería no salir en las fotos

Fue un buen día de flechas. Una organización muy buena, un recorrido especialmente bonito, con propuestas bien pensadas. Sigo pensando que hace tiempo que no veo una en la que sea conveniente arrodillarse pero entiendo que los que montan el recorrido no quieren arriesgarse. El clima nos perdonó y nos permitió tirar decentemente. No fue ni el típico día en el que abre y se está "la mar de bien" ni el día en el que está cayendo agua y no sabes dónde meterte. Fue un día feote, tristón, con un clielo gris, pero que se apiadó de los valientes que allí fuimos y solo cuando la mayoría nos encontramos en la carretera fue cuando empezó a caer una buena. Por mi parte, fui casi todo el camino de vuelta a casa con aguanieve cayendo generosa.

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Una preciosa foto para terminar. Rafa Moreno acaba de soltar mientras el resto de longbow mujeres se protege de la lluvia y un curioso mira divertido. Me gusta como resumen del día.

Me lo pasé muy bien con Mª Cruz y Mario, cuyos nombres tan parecidos nos jugaron una mala pasada cuando alguien dijo "Mari ocho" y entendimos "Mario ocho" pero tardamos poco en descubrir el error. Os dejo con un vídeo más cortito del habitual porque no tenía ganas de ponerme a grabar con las manos heladas pero en donde podréis ver algunos tiros a cámara lenta interesantes.