El domingo 14 de agosto tuvimos la inmensa suerte de ser invitados a participar en un evento de la Society for the Promotion of Traditional Archery. En su web podemos leer "SPTA was founded in 1993 to promote interest in the technology, history, crafts and shooting skills of worldwide traditional archery". La fundadora es Hilary Greenland, precisamente la mujer que fabricó nuestros dos nuevos arcos.
El evento, de carácter festivo (era tan importante tirar flechas como disfrutar de los pastelitos y bizcochos de la tarde), constaba de varias categorías (longbow, primitivo, american longbow, recurvo y clásico). Angela se apuntó en primitivo y yo en longbow.
El trayecto desde Wells era de hora y media así que sobre las 8.30h estábamos ya saliendo en coche hasta Pennymoor, Devon. Organizado por los Kyrton Archers, el evento se celebraba en la granja de una pareja afín a la SPTA que se extendía por un terreno tan grande como variado. Llegamos sobre las 9.30h y fuimos bienvenidos por un numeroso grupo ya presente, incluyendo a Hilary Greenland, quien nos presentó a no pocos asistentes.
Tomamos un poco de té y montamos nuestros arcos mientras observábamos curiosos otros arcos y equipamiento arquero. Nos dieron las tablillas de puntuación y estuvimos charlando con quien sería nuestro compañero de patrulla, Richard Hornsby, el "probador de arcos" oficial de Hilary y un magnífico y experimentado arquero.
Poco a poco fue llegando la gente hasta que solo quedó dar paso a las instrucciones, todas muy razonables. Si no recuerdo mal eran 48 dianas 2D en total, en la modalidad similar a Animal de IFAA (tres intentos para impactar desde tres piquetas a cada cual más cercana con puntuación decreciente). Nosotros llevábamos nuestros recién estrenados arcos y mucha incertidumbre. Mucha más cuando comprobamos que no había tiempo para calentar tirando algunas flechas pero no nos preocupó, el objetivo del día era aprovechar al máximo el recorrido para exprimir al máximo las sensaciones con los arcos.
Empezamos dubitativos pero al mismo tiempo fascinados por un recorrido que se adivinaba precioso y muy complejo. Precioso por el entorno boscoso y variopinto en donde muchas veces no se podía ver el sol, completamente oculto por los árboles que surgían en todas direcciones. Complejo porque las propuestas de tiro eran siempre un reto. La inclinación, los obstáculos o la maleza eran siempre protagonistas de un modo u otro. Quiero que se entienda bien lo que esto significa, significa que había ocasiones en las que uno podía optar por no tirar la flecha y avanzar a la siguiente piqueta, más cercana, con la esperanza de tener mejor tiro (esperanza, sí).
Las dianas, 2D, eran habitualmente de animales pequeños como aves o pequeños herbívoros o jabatos. Las distancias eran muy difíciles de estimar pero puedo asegurar que para los tamaños de dianas, estaban muy lejos. Además, al contrario que en 3D donde prácticamente todo el bicho es diana, en 2D hay una línea gruesa que demarca las zonas de puntuación y en la gran mayoría de las ocasiones no incluye parte de las patas o plumaje.
Hubo una diana muy curiosa que consistía en dos ratas de peluche que sonaban si recibían un golpe fuerte con unas flechas flu-flu con punta roma con las que había que tirar. También algún que otro tiro lejano en donde cada flecha aparece luego enterrada como arrastrándose hasta el objetivo.
Hubo un par de tiros que me gustaron especialmente. Los dos eran ciervos (o ciervas). En uno, conseguí un corazón perfecto (foto de arriba) pero estaba tan bien colocado que no se distinguía desde lejos dónde estaba la flecha así que opté por tirar una segunda flecha desde la siguiente piqueta. El tiro estaba diseñado para frustrar a todo arquero. Arrodillado y medio inclinado el arquero tenía que asegurar que la flecha traspasara diferentes ramas mientras subía hasta la diana. El otro fue un tiro a resguardo del bosque pero hacia afuera y hacia arriba, a un ciervo a plena luz. Solo se podía tirar acuclillado y me vi obligado a tirar con el arco canteado más de 45 grados para evitar golpear el arco con los árboles de mi alrededor.
Angela empezó peor. Su primera parte del recorrido la pasó jugando con su agarre del Mollegabet. En la mayoría de los tiros la cuerda impactaba en su brazalera y aunque no le producía daño sí se advertía en ella cierto nivel de frustración. Ella misma era la primera en quitarle importancia a la puntuación pero eso no significaba que no quisiera acercarse poco a poco a una fórmula de su técnica que le permitiera pensar menos en el tiro y más en disfrutar.
El último tiro del primer tercio era un elefante gigante a unos 50 metros. Richard y yo sospechábamos que el arco de 25 libras de Angela con sus flechas pensadas para el Slick Stick requerirían una parábola muy exagerada y nuestra insistencia hizo que la flecha de Angela se fuera muy por encima del elefante. Su Mollegabet no parecía tener problemas con la velocidad de las flechas aunque no renunciamos a conseguir flechas más livianas de 1/4" en lugar de las 5/16" actuales.
Durante el breve descanso aprovechamos para comer unas deliciosas hamburguesas de salchichas que los cocineros estaban preparando en una plancha de gas. Angela, muy escruplosa con su arco, lo desmontó pero yo dejé el mío montado.
El segundo tercio fue especialmente negativo para Angela. Tanto fue así que hubo un momento que se hizo daño en un tiro arrodillado. Se quedó con el hombro izquierdo "tonto" y optó por saltarse 3 dianas seguidas. Tras este tiempo de reposo retomó el arco y de pronto empezó a meter flecha tras flecha. Parte del éxito se debió sin duda a que Richard Hornsby, Coach de la NFAS, le dio instrucciones sobre cómo apoyar mejor la mano del arco en la empuñadura. Angela tomó buena nota y se deshizo todo lo que pudo de su enfoque "high pistol grip". Los resultados empezaron a llegar rápidamente pero el segundo tercio terminó inmediatamente y fuimos a comer.
Richard Hornsby estaba en su salsa. Disparaba y se movía con mucha experiencia y seguridad y aprendimos mucho de él. Fue un compañero de patrulla muy agradable y tenía siempre comentarios oportunos sobre la práctica del tiro con arco en general. Curiosamente, había vuelto hacía poco a tirar con su longbow (de ocho años de edad) y estaba probando con anclajes más largos y agarres más profundos (en la primera endidura de los dedos en lugar de las llemas). Como tenía resultados desiguales creemos que no acabó convencido del todo del cambio aunque es cierto que cuando uno introduce un cambio a mejor lo esperado es que a corto los resultados empeoren hasta que que mejoren significativamente.
Richard fue bastante regular, lo cual es mucho decir para un recorrido tan complejo. Yo me vine un poco abajo en el último tercio (por alturas sobre todo) y Angela se empezó a encontrar mucho más cómoda en todos los sentidos.
Richard fue el ganador en la categoría de Longbow masculino con 360 puntos. Yo obtuve 262 y me quedé muy contento. Angela, con su arco primitivo de 25 libras y flechas préstadas de su Slick stick hizo 186 y se quedó a 16 puntos de la ganadora en su categoría. Nada mal para una tirada a apenas dos días de recoger los arcos.
Quedaba la parte del Cream Tea, por supuesto. Aunque quisimos ser pacientes y respetuosos con los arqueros que se encontraban todavía tirando, cuando se acercaban las cinco de la tarde ya no pudimos más y empezaron a circular pastelitos con crema, mermelada de fresa y fresas junto a bizcochos rellenos.
Con los estómagos satisfechos y tras varias raciones de té comenzó la rifa. Habíamos comprado unos boletos y cuando nos tocó uno de los números elegimos un frasco para limonadas en verano. A continuación anunciaron los ganadores en todas las categorías seguidos por aplausos entusiastas de todos los allí presentes.
Tenían para obsequiar unas tazas muy bonitas de Kyrton Archers pero como nos había advertido Hilary el criterio para la asignación era arbitrario y no necesariamente relacionado con la puntuación. Fue por eso, supongo, que nos llevamos una taza cada uno por ser los participantes llegados desde más lejos, jajajajaja.
Hilary aceptó posar junto con nosotros en la única foto que tenemos de los tres juntos. Aquí estamos, Angela con su Mollegabet, Hilary y yo con mi carriage bow. Se puede observar felicidad arquera en la foto ¿verdad?
Antes de irnos quisimos ver en acción dos arcos muy bonitos, uno de estilo húngaro y otro coreano. Jonathan y su hija, de madre vasca, se ofrecieron encantados para posar ante nuestra cámara. Se puede apreciar cómo Jonathan opta por tirar con anillo mientras que su hija mantiene el agarre mediterráneo. Ambos presentan buena técnica, desde luego, y la luz de las seis de la tarde fue un magnífico broce a un día fabuloso.
Felices y satisfechos por la hospitalidad de la SPTA y lo mucho que habíamos disfrutado de la tirada desmontamos nuestros arcos y cogimos el coche de vuelta a Wells recordando varios momentos memorables del día. Esperamos repetir pronto aunque no sea con nuestros arcos de Hilary, no nos atreveríamos a subirlos a un avión si no es por extrema necesidad.
Terminamos con un vídeo muy breve sobre la tirada.
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