Si dijera que llevo más de 6 días tirando este 2016 mentiría. Está siendo un arranque tan escaso que he llegado a escribir sobre ello. Quizá por eso esperaba con una mezcla de ilusión y temor esta tirada. Arqueros de Madrid cumplía cuatro años en el campo de Monteviejo, una finca a la que se mudaron desde su antigua ubicación, y querían celebrarlo con familia y amigos.

Se daba la circunstancia de que Angela y yo repetiríamos con nuestros amigos Alex y Ana, con los que coincidimos en la Tirada Especial de Navidad en diciembre. Finalmente Alex por lesión y Angela por demasiado frío, se quedaron en acompañantes de lujo y la patrulla de facto estaba compuesta por Antonio Merino, Ana, Alberto Fernández y yo. Tres recurvos y un longbow.


Antonio Merino, Alberto Fernández, Pablo Ruiz Múzquiz (yo) y Ana

Angela y yo llegamos prácticamente sobre la bocina así que no tuve tiempo de tirar una sola flecha de calentamiento. No es la mejor manera de empezar porque sabes que las primeras flechas, siempre valiosas para motivarte, corrían serio peligro de ir a la basura.

La patrulla de cuatro tiradores y dos acompañantes fue fabulosa. Un ejemplo de grupo relajado, siempre animado y animando, sin estridencias ni voces más altas que otras. Fue un placer compartir el día con todos y me encantaría repetir. Lo comento muchas veces, ésta es una afición en donde es raro dar con una patrulla incómoda. Creo que me sucedió más el primer año que tiré (2014) pero últimamente llevo una racha fantástica y yo al menos valoro mucho eso.

En cuanto a la tirada en sí, me voy muy satisfecho. Como de esperar, empecé fallón. Todavía andaba medio dormido y la primera flecha del día iba contra una diana del recorrido. Me obligué a relativizar el 8, 5 y 5 en las tres primeras dianas porque de lo contrario me hubiera venido abajo y de eso no quería yo que fuera el día.
Desde ese momento sólo volví a fallar otras 4 flechas. Es decir, las tres primeras dianas casi acumulan la mitad de los fallos de todo el recorrido.
El recorrido en sí me gustó mucho, sobre todo en el uso de una de las vaguadas y la loma que las conecta. De hecho, pasé por una zona del campo que nunca había visto, pegada a una verja que lo separa de otra finca. Lo único que eché en falta fue algún tiro lejano, de los que intuyes que pueden estar superando el límite de 30 metros para recurvo y longbow.


Ana tras una suelta espectacular. Mis plumas blancas en el animal marcan el corazón


Alberto y Antonio, espalda contra espalda. Esta propuesta de tiro era muy bonita.

Exceptuando las tres primeras dianas, el resto del recorrido lo puedo describir con una palabra; regularidad. Es muy sencillo, si elimino de los cálculos esas tres primera dianas, da igual qué grupo (mediano o grande) de dianas escoja para hacer una media, me dan siempre entre 13.1 y 13.2 puntos. De hecho, son esas tres dianas las que hacen que parezca que la segunda mitad del recorrido pegue un estirón pero es falso, en realidad son esas tres dianas las que hacen que la primera mitad diera un bajón, que no es lo mismo. Pero como ese bajón coincide con el inicio del recorrido, se ve con otros ojos.


Mi tablilla de puntuaciones

Con 294 puntos, a apenas 6 de los 300, obtuve mi mejor marca personal en una tirada social. El recorrido, como bien decía Antonio Merino, tenía un punto agradecido, algo que uno podía aprovechar o no, claro está, y yo creo que lo aproveché muy bien. Una de las dianas con mejores sensaciones fue a un leopardo, en oblicuo y cegado por el sol ¡un pleno!


Mis dos flechas negras y plumas blancas donde tenían que estar


Una agrupación preciosa. La flecha que las separa era de Ana

Mientras tanto, Antonio Merino trataba de compensar un arranque dubitativo que se le hizo muy largo y si hubiera tirado otras 5 ó 10 dianas más se habría confirmado lo que en la tablilla se veía reflejado, una segunda mitad muy muy sólida. La técnica de Antonio Merino es excelente y lo ha demostrado en muchas otras tiradas en donde no ha conocido otra cosa que no fuera podio pero hoy tocaba disfrutar del día, aún así superó los 300 puntos ¡por supuesto!. Alberto, en su primera tirada social, arañaba puntos en cada diana, poco a poco, ¡llegando a rozar los 200 puntos! Sin duda, el fruto de tirar dos veces a la semana desde que empezó en el agosto pasado (por cierto, otro lector ocasional del blog de Angela). Ana, que no tiraba una flecha desde mediados de diciembre y siendo un 2015 escaso en general (es lo que tienen los preparativos de la boda entre otras cosas), se sacó una puntuación fantástica (de memoria creo que casi 140 puntos) y confirmó lo que para mí es clave para evaluar si estás en el buen camino o no y es que sus flechas apenas sufrían de lateralidad. Se iban por arriba o por abajo pero prácticamente ninguna flecha hizo un extraño. La forma de tirar, bien alineada y suelta limpia hacia atrás, es la fórmula a la que le falta tirar más a menudo y punto.


Ana y su némesis la pasada tirada de Navidad ¡el oso! Esta vez con un 11 y un 8, ¡venganza!


A esto me refiero cuando digo que Ana va por el buen camino. No sé si se aprecia La flecha está a medio camino, directa al corazón y mirad su suelta

Una cosa que hice conscientemente este día fue no exactamente un cambio en mi técnica pero sí un ejercicio muy consciente para tener una consistencia en la forma de alinearme. Consistió en colocarme de forma que el corazón del animal quedara situado en el centro de mi pupila izquierda al quedarme colocado y orientado en lugar de más escorado a la izquierda de mi visión. Esto me dio un toque menos perpendicular a la diana, muy leve, pero con el que quiero jugar las próximas semanas. Consiste en plantarme en la diana de frente, ubicar el punto al que quiero tirar con mi ojo izquierdo y luego girar todo mi cuerpo hacia detrás con esa referencia fija.


Me encanta mi arco, responde siempre fiel y cuando el sol pega fuerte le saca unos colores preciosos


Alberto recién soltado con ligero canteo del arco


Antonio a punto de ensartar a la cabra montesa


Una típica estampa, anotando. Se aprecia el estupendo trabajo que hizo Avelino con mi aljaba artesana

Al terminar, el sabor de boca era fabuloso así que podía decirse que el objetivo estaba ya conseguido. Sólo restaba la panceta, costilla y chorizo y algún aquaris que otro. El día se había quedado espectacular y nos dirigimos todos al punto de encuentro para celebrar juntos el cuarto cumpleaños del campo.

Ahí tuve ocasión de confirmar con Antonio Cámara (segundo en recurvo instintivo) que el recorrido de hoy había permitido el lucimiento (si tenías el día) y que en recurvo instintivo habían llegado a soñar con los 400 puntos (que no llegaron aunque Teo se quedó a las puertas, menudo nivelón).

Quizá por eso me sorprendió más aún cuando un compañero de patrulla del año pasado me fue a buscar para decirme que había quedado primero. ¿¡Hola!? ¿Primero con la gente que se había apuntado? Casi se me atraganta la panceta pero de alegría, claro. Efectivamente, mis 294 puntos me dejaban como primero en Longbow SR/H de un grupo de unos 10 tiradores.


Tomando el premio (una preciosa cesta con un surtido de patés y confituras) de manos de Juanjo, presidente de Arqueros de Madrid (luciendo la enseña de campeón mundial de IFAA en arco mecánico, por cierto)


Aquí muy contento compartiendo podio con Emilio Ramírez y José Miguel Nova

¿Qué más se puede pedir? La patrulla un lujo, el día espectacular, buen uso de mi alineación de ojo izquierdo, buenas sensaciones en la suelta y 294 puntos que hacen que me lleve una cestita a casa. Y todo sin calentar y habiendo tirado nada y menos lo que llevo de año. Ojalá sea una señal para el resto de 2016.

Le debo mucho a Arqueros de Madrid así que este día de hoy, su 4º aniversario en el nuevo campo, me alegro muchísimo de celebrar con ellos su cumpleaños. Como dijo Juanjo al término de los premios "Si os lo habéis pasado bien, nosotros contentos". ¡Claro sí! ¡Felicidades!