De todos los nuevos proyectos que están surgiendo recientemente a mi alrededor, algunos llaman la atención porque son indudablemente originales. Uno de los más destacados es Los Caballeros del Alarde y en esta ocasión quisiera contaros cómo fue la jornada del pasado 26 de octubre en lo que denominaron su Torneo de Otoño.
Caballeros del Alarde, de quienes hablé aquí hace dos años, han sabido unir muy bien el tiro con arco y la equitación y han facilitado sesiones de entreno habituales en los diferentes campos en donde han podido establecerse hasta recalar en la Finca Valderón, en Borox, en la provincia de Toledo, España.
Poco a poco han ido conformando un grupo bastante estable y asiduo a estos entrenos del que forma parte Teresa en calidad de arquera a caballo y Bene como promotor e instructor. A una la conozco por ser cofundadora y empleada de nuestra empresa Kaleidos y al otro, entre otras cosas, por ser compañero de promoción de Monitor RFETA y Técnico Deportivo Nivel 1 de tiro con arco.
Yendo al evento en sí, el programa era bastante ambicioso aunque yo me centraré sobre todo en las tres actividades en donde participamos.
Tiro Clout
El tiro clout consiste en clavar una estaca adornada con una bandera a una gran distancia (varían dependiendo del reglamento pero hablamos de entre 110m y 170m) y lanzar flechas tratando de quedar lo más cerca de ella, ya que el tanteo depende de la cercanía a la base de la estaca. La variante a la que Angela y yo estamos más habituados sustituye la estaca por un disco blanco de unos 70cm de diámetro inclinado unos 45 grados y es la que emplea la British Long-bow Society pero la esencia es la misma; precisión a grandes distancias.
Se suele distinguir entre categoría hombres y mujeres, con la distancia de estas últimas reducida un 20% para adecuarse al libraje de arcos más habitual en mujeres pero lo cierto es que la división representa más bien "hasta arcos de 45 libras" y "más de 45 libras" en arcos longbow tradicionales. En el evento de Caballeros del Alarde, lo que se hizo fue colocar la estaca a 125 metros.
Participamos once personas (cinco mujeres, seis hombres) con técnicas y arcos muy variopintos. Desde recurvos takedown hasta arcos longbow vikingos, pero todos con las mismas ganas de poder, a gran distancia, colocar sus 6 flechas por ronda alrededor de la estaca.
Nos poníamos en línea, abríamos el arco hasta cada punto de anclaje elegido por cada participante (algunos abrían como siempre, quizá otros abrían más), elevábamos el tiro hasta unos 35-45 grados y soltábamos la flecha para poder verla volar varios segundos hasta que desaparecía en el suelo. Con nuestra intuición de por dónde había caído, aplicábamos alguna corrección y volvíamos a hacerlo.
Había tiros mediocres pero luego había otros tiros realmente buenos que se quedaban en la retina y en la memoria y arrancaban más de alguna exclamación de alegría. Yo mismo me declaro culpable de haber verbalizado con mucho entusiasmo muchos vuelos de mis flechas.
Con una cuerda de varios metros con marcas en tramos concretos y atada a la base de la estaca, Bene la tensaba ligeramente e iba girando en torno a la estaca "besando" cada flecha clavada, reclamando dueño o dueña, mientras yo iba anotando desde 1 punto hasta los codiciados 5 puntos para las flechas maravillosamente cercanas a la estaca.
Hicimos 3 tandas de 6 flechas por la mañana y otras 3 tandas restantes después de comer y, salvo, una o dos tandas, Yamila se mantuvo absolutamente incontestable acabando primera. Desde el primer momento le tomó la medida a la distancia con su arco flatbow Bodnik Longbow y flechas de madera y consiguió ser consistente el resto del día.
Eso sí, Bene, que había empezado pasándose de distancia remontó de forma espectacular por la tarde. Por mi parte, con mi "palo" de tejo, me lo pasé genial y me sirvió para tomarle la medida sobre la distancia máxima del arco, ya que aunque no creo que estuviera apurando los 45 grados de elevación, las flechas se quedaban siempre muy cerca de la estaca.
En esta modalidad la flecha tiene un papel esencial y cuando se practica con asiduidad no es raro ver flechas con plumas de 3 ó 4 pulgadas pero muy estrechas para que aunque estabilicen pronto, no supongan un freno excesivo con el aire.
Como reconoció Bene, para el que era su primer Clout, esta disciplina es tan barata como divertida. Eso sí, a cambio requiere de un campo enorme para no tener problemas de seguridad.
Tiro a caballo
Esta competición era, sin duda, gran parte del atractivo del día, en donde media docena de participantes trataría de quedar bien parados a lomos de un caballo cubriendo una distancia de 90m en unos pocos segundos al tiempo que disparaban a dos o tres dianas (dependiendo de la modalidad, coreana-2 o coreana-3) en el trayecto.
Por algún motivo, desde megafonía se empeñaban en decirnos que "aunque parezca fácil no lo es" y algunos nos mirábamos extrañados de que alguien pudiera juzgar esta actividad como fácil.
En primer lugar, el caballo te toca por sorteo y esto condiciona enormemente el desempeño ya que es un ingrediente esencial de la actividad. Además, hay que llevarlo a galope desde parada para poder hacer el trayecto de 90m en un tiempo acotado, ya que el tiempo también puntúa (o penaliza). Luego está el propio reto de colocar la flecha en la cuerda (la primera flecha se permite salir encocada solo en coreana-3) entre diana y diana, soltar en condiciones, que ésta dé en el parapeto y con suerte en la propia diana y llegar hasta las banderolas de llegada sin haberse caído.
Todo esto ocurre entre 9 y 15 segundos, dependiendo de la velocidad del caballo. Es demencial.
Unos ocho amigos y amigas con familia y todo veníamos representando a Ithilien para animar a nuestra amazona arquera, Teresa de la Torre, comprometida con el tiro con arco a caballo desde que hace 2 años conociera esta disciplina. Otra cosa es la regularidad de los entrenamientos, que no son tan fáciles de agendar como el tiro con arco a pie, pero poco a poco Caballeros del Alarde va organizando muchas de estas sesiones con la frecuencia necesaria.
La competición fue muy vibrante y visual. Pocas cosas pueden competir en estética como una arquera cabalgando a lomos de un caballo mientras carga, tensa y dispara su arco a una diana. Transmite disciplina, control, poder y belleza.
Tere no tuvo mucha suerte, por no decir que no tuvo ninguna, cuando en el sorteo le tocó el acelerado Tango. Este caballo, habituado a arrancar con fuerza en torneos medievales, obligaba a Tere a diseñar una estrategia a dos dianas, la primera y la última, evitando la segunda a la que vería pasar fugazmente. Esta renuncia que a priori podría haber bastado se demostró insuficiente porque ese día Tango realmente quería ir rápido, muy rápido y pronto Tere se vio atrapada en cronos de menos de 10 segundos, tiempos que solo se permiten grandes campeonas en competiciones internacionales. El resto de sus contrincantes orbitaba alrededor de los 15 segundos.
En cualquier caso, Tere lo asumió como un reto y no desfalleció en ningún momento, ni en la modalidad de 3 dianas ni en la coreana a 2 dianas, en donde resultaba casi imposible ni siquiera intentar tirar la segunda flecha "a lo parto", es decir, hacia atrás.
No faltaron los ánimos para todo el mundo aunque los nuestros se fueron casi en exclusiva para Tere con cánticos medio improvisados esa misma mañana que le dieron más colorido si cabe al evento.
Al final, aunque el número de puntos por impacto en diana fue muy escaso, sus espectaculares tiempos la auparon a la cuarta posición. La verdad es que todo el mundo hizo un gran papel pero David en especial fue merecedor de un triunfo muy trabajado.
[Actualización 17 nov 2019] Tere nos envió el resultado de su tirada postal para la IHAA celebrada unos días después y resultó que con Tango más tranquilo hizo un resultado muchísimo mejor. Estas tiradas postales son especialmente necesarias en algo como tiro con arco a caballo en donde los desplazamientos tanto nacionales como internacionales requieren de una inversión y una logística muy considerables.
Torneo medieval
Los retrasos acumulados por la mañana pasaron factura al inicio de la comida que comenzó pasadas las 4. A cambio, la parrillada de carne se fue sirviendo con velocidad y a las cinco y media pudimos ser testigos del torneo medieval en una pequeña plaza de toros convertido en coso medieval con estafermo incluido.
Hubo un ligero cambio en la alineación de participantes respecto de la mañana y se incorporó una chica que hacía esgrima medieval y que sabía montar a caballo.
Ya fuera en el piso de la arena o en un alto a modo de gradas, nos amontomamos las amistades y familia de los presentes para disfrutar de una serie de pruebas clásicas. Estas pruebas requerían en todo momento que el caballo tuviera un arranque muy rápido ya que el tramo a cubrir apenas superaba los 60 metros. Aquí Tere sonreía complacida con su suerte. Si por la mañana Tango lo había hecho todo más difícil, por la tarde sería un aliado magnífico. Eso decía la teoría porque lo cierto es que Tere solo había practicado una vez estas mismas pruebas.
Las pruebas eran tres. La primera consistía en impactar con una lanza a una gran diana de paja echada oblicua en el suelo. La segunda en blandir una espada y cortar limpiamente un pepino colocado a la altura de la mano del jinete o amazona. La tercera, quizá la más espectacular, exigía a los participantes que impactaran con una lanza al escudo de un estafermo con la fuerza suficiente para que éste cediera y girara 180 grados.
Todas las pruebas fueron muy vistosas y dinámicas. Nada más salir un contendiente, entraba el siguiente en liza y así se sucedieron en varias rondas puntuables por prueba.
Algunos caballos, recuerdo sobre todo el de Irene y el del "Caballero Negro", iban engalanados. Mientras, Bene iba explicando cada prueba y amenizando más si cabe el espectáculo. En un momento dado, me pidió que bajara con él y me usó de maniquí viviente para vestirme de caballero medieval, con gambesón y almófar aparte de yelmo y cota de mallas. Fue muy divertido, tan divertido como pesada era la armadura, aunque entiendo que alguien entrenado en el arte marcial sabría moverse con cierta soltura y aguante durante largos periodos de tiempo.
Con una tarde otoñal en el rango caluroso y aún sin el cambio de hora, la buena luz vespertina fue acompañando sin prisa a la sucesión de arremetidas para delite del público en el que todas las edades estaban bien representadas. Nosotros seguimos con vítores y ánimos a nuestra guerrera Tere de Ithilien que se volvieron atronadores cuando en el recuento de puntos final salió victoriosa del torneo medieval.
Todo el mundo brindó un muy buen espectáculo y fue buena prueba de que esta finca en Borox puede acoger un evento de este tipo sin despeinarse. Tiene un campo amplio para tiros a larga distancia, esplanada para tiro a caballo y recinto cerrado para espectáculos medievales. Estando como está a 45 minutos de Madrid, muchos esperamos que puedan seguir desarrollando este tipo de actividades.
Fue una gran jornada de arquería y caballo y esperamos que Los Caballeros del Alarde se animen a organizar más eventos de este tipo, sin duda parte de una tendencia aún joven que se viene intuyendo estos últimos años relacionada con la arquería tradicional y la arquería a caballo.
Os dejo con un vídeo muy entretenido. No sé si será un buen resumen de la jornada pero espero que transmita algunas de las cosas que vivimos.
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