Desde que Angela y yo nos hicimos miembros de la SPTA tratamos de asistir a los eventos que organizan durante el año. Precisamente este agosto se cumplía un año de nuestro primer evento de la SPTA con nuestros nuevos arcos hechos por Hilary Greenland así que nos propusimos volver y al comentarlo entre nuestras amistades, Luiyo y Yamila, se animaron a venir.

Se trataba de un viaje de capricho arquero en forma de escapada de puente de agosto y el plan era volar de Madrid a Bristol el viernes 11 para volver el lunes 14 por la tarde. Nuestra base de operaciones iba a ser un pueblecito precioso en Somerset, Inglaterra, llamado Dunster, con fuerte arraigo medieval a través del trazado de las calles, la arquitectura de sus casas, la iglesia, su antiguo mercado de telas medieval y su famoso castillo-palacio. Desde Dunster teníamos a casi dos horas el valle de Wye, en Gales, donde hemos ido otras veces al club Wye Valley Archery Centre, algo que reservamos para el sábado. El domingo, a una hora, estaba la granja Furze, en Devon (Inglaterra), donde la SPTA celebraba su Cream Tea Shoot, famoso por presentar dos retos a los participantes; un recorrido de 38 propuestas y decidir cuándo parar de comer los deliciosos pastelitos y bizcochos caseros de la tarde.

Este artículo es un resumen del sábado, en otro futuro artículo que publicaré muy próximamente haré un resumen del Cream Tea Shoot, que fue inolvidable.

Sábado en Wye Valley Archery Centre

Este club está gestionado de forma 100% privada por Lee. Tiene un terreno alquilado en donde coloca dos recorridos 3D, uno de 14 dianas y otro de 28 dianas. Está enclavado en el valle de Wye, en Gales, relativamente cerca del municipio de Chepstow, y a 2 minutos en coche de una de las mejores tiendas de tiro con arco de Gales, Wales Archery Store.

Siendo una especie de negocio privado, Lee tiene un seguro de responsabilidad especial y permite que arqueros y arqueras que demuestren conocer la técnica y los elementos de seguridad puedan disfrutar del campo aunque no tengan una licencia específica como la de la NFAS o similar. Esto lo hace aún más ideal para extranjeros que no quieren tener problemas para una visita puntual.

El sábado desayunamos sobre las 8.30h en el Exmoor House donde nos hospedábamos (un sitio muy recomendable) asegurándonos de cumplir todas las posibles tradiciones en cuanto a la cantidad y variedad de los ingredientes del desayuno. Salado o dulce, lo catamos todo y sincronizamos la lenta digestión con el trayecto en coche desde Dunster hasta el paso por el puente de Severn Bridge que conecta Inglaterra con Gales a la altura de la desembocadura del río Severn y más allá con la sinuosa carretera hasta el Wye Valley Archery Centre.


Luiyo, Angela y yo en las dianas de calentamiento. Foto cortesía de Yamila

Se dice a menudo que no solo el destino de un viaje es digno de disfrutar, también el trayecto en sí, y esto era particularmente cierto en este caso, dado que el paisaje que atravesamos era precioso, varios tonos de verde y suficientemente ondulado para un español. Eso sí, "el atasco de los sábados por la mañana" en el puente de Severn Bridge añadió casi tres cuartos de hora a nuestro viaje, lo que hizo que llegarámos pasadas las 12 del mediodía. Tras saludar a Lee, decidimos que un plan aceptable sería hacer el recorrido pequeño, luego descansar para comer y hacer el largo por la tarde.

Yamila y Luiyo entendieron rápidamente por qué siempre hablábamos tan bien de este campo y es que resulta una experiencia muy diferente a lo que estamos acostumbrados en España (o al menos a la España que hemos conocido en materia de tiro con arco). El campo es de una vegetación muy frondosa, casi caótica. Los árboles y los arbustos crecen sin mesura por todo el terreno que, en su mayor parte, está cubierto por las ramas de los árboles. Esto hace que haya vegetación en todas las alturas posibles, sin olvidarnos de las innumerables raíces que cubren el suelo. Es cierto que también hay zonas abiertas, con el camino trazado vagamente entre la altísima hierba que crece por todos lados, de forma que el recorrido es un constante alternar entre un bosque cerrado y una pequeña pradera con vistas.


Yamila en un punto del recorrido corto. Foto hecha por mí con su cámara

Luiyo trajo su Falco Spirit, Angela su Slick Stick "de viaje", Yamila usó mi Bearpaw Blackfoot y yo traje el arco de estilo vikingo que compré en abril. Yamila está acostumbrada a tirar con su recurvo Deer Slayer de 30 libras así que el Blackfoot de 35 libras era un poco más duro pero se acostumbró rápidamente. Mi arco vikingo de 40 libras, del que haré una reseña próximamente, me obligaba a agarrar el arco con mucho cuidado de no golpearme en la brazalera con la cuerda, ya que el arco es muy delgado.


Angela frente a una propuesta doble con dos ciervos en una propuesta particularmente "limpia". Foto cortesía de Yamila

Con el sistema de placas de metal (similar a piquetas) con el código de colores habitual de la NFAS y otras asociaciones, teníamos la roja, la blanca y la azul, a cada cual algo menos lejos de la diana. Las distancias de Wye Valley Archery Centre harían sonrojar a un recorrido IFAA. El objetivo claro de este campo es el poner a prueba al más osado de los visitantes. No solo en distancia estriba la dificultad, también el terreno es usado con maestría para ampliar el engaño y como ingrediente final, los árboles o las ramas suelen obstaculizar un tiro limpio.


Se puede observar qué delgado es mi arco de estilo vikingo. Foto cortesía de Yamila

El proceso que uno sigue es el de paulatinamente interiorizar el campo como es. Aunque uno no deja nunca de soltar una exclamación mezcla de maravilla y desazón, a medida que transcurre el día, la aceptación y la adaptación del arquero o arquera se va volviendo más tangible. Los tiros son más certeros y la confianza aumenta.

Tal y como habíamos acordados, tras el recorrido de 14 dianas y con el estómago volviendo a dar señales de vida, cogimos el coche y fuimos a comer a The Groes Wen Inn, una taberna con mucho encanto y buena carta. Probablemente comimos demasiado, incluso con el freno de mano puesto, pero ya contábamos con algunos excesos en el viaje y éste no sería el último de ellos.

A la vuelta nos encontramos el campo cerrado (la verja para coches de seguridad) y nadie a la vista así que llamé a Lee por teléfono y me dio las indicaciones para poder acceder de nuevo y disfrutar del resto del día. Al parecer se le había olvidado decirnos que estaba muy ocupado con un trabajo para alguna producción, algo que sabemos que ocupa buena parte de su tiempo ya sea asesorando a directores de cine o series o directamente proporcionando arqueros para películas o telefilmes.

Una vez dentro procedimos a calentar de nuevo disparando a unos postes de madera vestidos de caballeros con la mala fortuna que la altísima hierba provocó una carnicería de flechas perdidas. Tras casi tres cuartos de hora buscando flechas optamos por olvidarnos de ellas y adentrarnos en el segundo recorrido para aprovechar el viaje al máximo.

Este segundo recorrido no se diferenciaba mucho del primero en su concepción pero era obviamente más grande (el doble de dianas) y con mayor variedad de propuestas. Salvo alguna diana, el trazado del recorrido era muy semejante al de otras ocasiones, con la ventaja de poder anticipar tiros "épicos" antes de verlos aparecer.


Luiyo luciendo su camiseta de Arqueros de Ithilien, muy apropiada en este campo tan evocador

El tiempo nos acompañó desde la mañana a la tarde. La temperatura osciló entre los 20 y los 24 grados y el sol, aunque no estuvo presente todo el día, se aseguró de caer por los huecos de las ramas de los árboles y proporcionar una imagen completa de bosque. Los cuatro nos sentimos muy afortunados de poder adentrarnos en este campo.

En cuanto a sensaciones, creo que en general fueron muy positivas para todos. Angela desplegó su magnífica técnica de forma muy consistente, abriendo bien el arco y no permitiendo que la espalda diera paso al brazo al tensar la cuerda. De vuelta a las flechas de madera, demostró que cada vez es más fácil para ella hacer el cambio mental entre las de carbono de alto rendimiento y las de madera, incluso habiendo tirado este verano con el prehistórico. Luiyo también resolvió muy bien todos los tiros, con el único gran reto de meter en su cabeza las nuevas y exageradas distancias al tiempo que reconocía disfrutar del sistema de tres piquetas en donde nunca se repite un mismo tiro. Yamila tenía la desventaja de tirar con flechas de madera y con un arco que no era suyo (y con más libras). Con eso y con todo, se centró en resolver su "offset", como ella lo llama, que es una tendencia a que sus flechas se vayan frecuentemente a la izquierda del punto al que quiere impactar. Experimentó con una secuencia de pasos muy autoconscientes y todos pudimos comprobar cómo las flechas iban dirigidas en la vertical del corazón. Su intención es ahora tratar de simplificar este proceso para poder tirar de forma más despreocupada y disfrutar más de la secuencia de tiro. Por mi parte, quería enfrentarme a este nuevo arco con el que apenas había tirado 20 flechas a una diana a 10 metros desde que lo compré porque es, junto con mi arco longbow inglés, un candidato para las tiradas históricas. Iba con mucho reparo por el golpeteo constante de la cuerda y el miedo (irracional) a "romper" el arco por aguantar 2 segundos el anclaje pero a medida que fue pasando el día, me fui olvidado de todo ello y simplemente fui tirando despreocupado con algunos tiros realmente buenos. Aún tengo que programar mi cabeza para entender la parábola de este arco pero eso lo haré en una próxima visita a Arqueros de Madrid en donde también me llevaré el Falco para comparar.


Un tiro simultáneo de Angela y mío colocó nuestra dos primeras flechas muy juntas en el oso más lejano, mi cara muestra la alegría del trabajo bien hecho mientras Angela se prepara para repetir contra el oso más cercano. Foto cortesía de Yamila

Eran las ocho de la tarde cuando volvimos al punto de encuentro. Había luz de sobra pero empezar el camino de vuelta pero sabíamos que cenaríamos de noche. Fue en una parada en Bridgwater, a una hora de Dunster, donde decidimos parar y comer algo de "pub stuff" en el único sitio que aún tenía la cocina abierta. Fue un sábado fantástico, la víspera perfecta para una tirada de la SPTA en el campo de los Kyrton Archers en Tiverton.

Próximamente publicaré el resumen de lo que aconteció el domingo en otro artículo similar a éste, en donde es probable que añada también un vídeo resumen.