Transversalidad de los métodos desde el arco olímpico al tradicional
Introducción a la serie de artículos
Si por algo se caracterizan los arqueros de recurvo (también conocido como olímpico) en sus entrenamientos es por hacer un trabajo metódico. En los clubes donde el arco olímpico tiene mayor relevancia lleva tiempo asentada la idea de que es necesario un monitor en las salas que ayude a los arqueros a entrenar y desarrollar sus cualidades. Sin embargo, en los clubes donde imperan los tradicionales el monitor está visto como alguien cuya función se limita a impartir los cursos de iniciación. El resto de arqueros suelen recurrir a ellos de manera muy puntual, y generalmente al comienzo de su formación, que es cuando más dudas aparecen.
Tal diferencia de concepto podríamos pensar que radique en que los clubes que tiran en sala, y por tanto tengan instalaciones cubiertas, puedan disponer de más días al año para poder tirar flechas, y con unas condiciones climáticas favorables, tanto para arqueros como para monitores. Pero no es sólo las capacidades de equipamientos e instalaciones, sino la forma de entrenar que acompaña cada modalidad lo que marca esa diferencia. Por norma general, los arqueros de tradicional suelen rondar mucho los recorridos 3D y poco las galerías de tiro, y es raro el club que dispone de ambas opciones en sus instalaciones.
Si antes decíamos que el olímpico es metódico, si tuviésemos que asociar el tradicional en bosque con una palabra y preguntáramos a uno de esos arqueros, la respuesta probablemente sería: divertido, motivante. La principal razón de que el bosque sea atractivo para el arquero es precisamente el gran número de estímulos. Las dianas son animales y cada uno de ellos es distinto, a una distancia diferente, la propuesta del tiro nunca es la misma, etc. Y estoy de acuerdo en que eso hace que cada día sea un nuevo reto, lo cual evade de la rutina y da opciones a la diversión. Pero vamos a puntualizar una cosa; por definición la frustración va contrapuesta a la diversión. Cuando un arquero tira en bosque sin un nivel suficiente hay garantías de que aparecerá la frustración. Esto es bastante evidente, no sólo por no impactar en los animales, sino porque cada flecha que no se clava en la figura tiene una gran probabilidad de que se rompa. Pero algo que quizá no sea tan evidente es la frustración del arquero de cierto nivel que no consigue mejorar de forma clara; que compite y no consigue los resultados que pretende, o que sí que alcanza en sus recorridos cuando entrena y no en las tiradas (oficiales u oficiosas). Y esa frustración precisamente viene de ahí, de cuánto y cómo entrenamos los arqueros de tradicional (sobre todo en 3D).
Generalizando podríamos decir que los arqueros de tradicional que tiran 3D suelen ir a su club una media de uno o dos días en semana, al menos aquellos que “entrenan”. Dejemos fuera a aquellos que van esporádicamente a su club o lo hacen sin ánimo competitivo, ya que sus objetivos son otros. Quienes buscan mejorar sus resultados para las competiciones suelen hacer recorrido tras recorrido anotando sus puntuaciones y comparándolas con ellos mismos y con las de otros compañeros. Los parapetos han pasado rápidamente a ser lugares para el calentamiento, para los cursos de iniciación y para los ajustes de material, pero poco más.
Los principios del entrenamiento
Es sabido que todos los estudios de tiro con arco sobre técnica, biomecánica, anatomía etc siempre vienen enfocados a la disciplina más conocida: el olímpico. Por esta razón el deporte evoluciona y los arqueros cada día son mejores. Pero en el tradicional siguen muy arraigadas las antiguas costumbres. Sin embargo hace ya algunos años que los arqueros de tradicional de máximo nivel han dado un salto cualitativo en cuanto a puntuaciones. Y ello viene porque aquellos que han evolucionado han comenzado a entrenar de forma diferente. Han comenzado a copiar cosas que hacen los arqueros de olímpico adaptándolo al tradicional. Han empezado a darle importancia a la parte mental del tiro. Han empezado a organizar y preparar sus entrenamientos. Y de esto vengo a hablar en esta serie de artículos.
En cualquier deporte y en muchas actividades físicas debe realizarse un establecimiento de objetivos. Cada arquero debe saber dónde está y dónde ir. Si hablamos de competir, debemos fijar unos objetivos competitivos. Pero no puedo marcarme como meta ser campeón mundial en 6 meses. Los objetivos deben ser alcanzables, porque de lo contrario generan frustración y llevan al abandono. Sin embargo podemos establecer objetivos a corto, medio y largo plazo.
Una vez definido el reto, debo planificar el viaje. Una planificación consiste en asignar contenidos y planes de trabajo a desarrollar en un periodo concreto de tiempo. Es decir, debemos sistematizar el entrenamiento, ponerle nombre a aquello que queremos entrenar y ordenarlo para que tenga sentido y nos haga mejorar. Así que esto consiste en tener un plan. No improvisar lo que hago y menos aún hacer sin saber lo que hago. Tirar flechas sin entender qué estoy haciendo en ese momento solamente sirve para repetir gestos con errores inconscientes que a la larga se convertirán en automatismos.
Para poder planificar los entrenamientos, estos deben atender a una serie de principios del entrenamiento, que son:
1. Principio de progresión de carga. A medida que entrenamos, nuestro organismo va mejorando y se adapta a las cargas que recibe, por eso debemos ir aumentándolas progresivamente, ya sea con el factor intensidad o volumen. Debemos ser conscientes de nuestra condición física y planificar una progresión en consonancia con nuestro rendimiento real. Por ejemplo, aumentando el número de flechas a tirar en las sesiones a lo largo de la temporada.
2. Principio de intensidad del esfuerzo. Para que el organismo mejore, se debe aplicar una carga de entrenamiento que cree un desequilibrio en nuestro organismo. De no ser así, el entrenamiento solo recibirá beneficios si esta sesión tiene un objetivo regenerativo. Tirar 48 flechas en dos horas de recorrido de bosque nos plantea un entrenamiento de muy baja intensidad, sobre todo en comparación con media hora de parapeto con un volumen de flechas mucho mayor.
3. Principio de sobrecarga. Para que una sesión de entrenamiento tenga repercusión sobre el deportista debe producir cierta fatiga sobre él. Solo con ese estrés podremos percibir un beneficio. Cuando el cuerpo se adapta a los estímulos que planteamos en los entrenamientos debemos incrementarlos para romper esa adaptación y que siga progresando. Si por ejemplo soy capaz de repetir el gesto con atención en 5 tandas de 6 flechas, el número de flechas a lanzar debe aumentarse conforme avanza el tiempo.
4. Principio de variabilidad. Es necesario planificar sesiones de distinto volumen e intensidad así como ejercicios y recorridos variados para experimentar una mayor gama de estímulos ya que si siempre realizamos el mismo tipo de entrenamiento (por ejemplo, solo entrenar en recorrido de bosque) nuestro cuerpo se adapta, no crearemos ningún desequilibrio sobre él y no mejoraremos. Otro punto a favor de la variabilidad es presentar sesiones más motivantes ya que al enfrentarte a nuevos retos conseguirás un mayor rendimiento.
5. Principio de individualización. No hay dos deportistas iguales, por lo que tampoco tiene sentido que haya dos planes de entrenamiento idénticos. Cada persona tiene un historial deportivo, unos objetivos, un horario laboral y un tiempo disponible distinto por lo que lo más recomendable es un plan de entrenamiento totalmente individualizado y con un seguimiento continuo, de lo contrario puede ser que el esfuerzo que dedicas a tus entrenamientos no se vea reflejado en tu rendimiento.
6. Principio de carga y recuperación. Supercompensación. Para que el organismo mejore debe de sufrir un estímulo que represente un desequilibrio y una vez haya sucedido esto, necesitará de un periodo de descanso para recuperarse y aumentar el estado de forma anterior al estímulo. Si no respetamos este principio de entrenamiento podemos caer en el temido sobreentrenamiento. Por esto mismo no se debe tirar flechas todos los días ya que aparecerán lesiones. Tan importante es entrenar como recuperar.
7. Principio de especificidad. La velocidad se mejora con velocidad, el ciclismo rodando con la bicicleta y la natación en el agua. Puedes conseguir beneficios mediante el entrenamiento cruzado, o realizar entrenamientos de carácter general en algún periodo de la temporada. Pero cuanto más parecido sea el entrenamiento al gesto deportivo a realizar en competición mejor rendimiento tendrás.
8. Principio de periodización. Planificación. Dependiendo de las pruebas en las que queramos participar, debemos planificar nuestros picos de forma en una época del año u otra. Dependiendo del periodo de la temporada en que nos encontremos la orientación de los entrenamientos se centrará en un objetivo diferente.
En el siguiente artículo de la serie explicaré cómo diseñar un entrenamiento que dé respuesta a estos principios de forma efectiva. En el tercer artículo de la serie profundizaré en los aspectos que tienen una incidencia directa en la mejora de resultados. Finalmente, en el cuarto y último artículo de la serie estableceré un caso práctico para poner en marcha.
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