Artículo invitado escrito por Teresa de la Torre.
Amaneció un día totalmente despejado que anticipaba calor y disfrute...
Después de levantarme como un resorte a las 8h, meterme un buen desayuno, ponerme las mallas de montar y preparar las botas en la bolsa, nos dirigimos rumbo al centro ecuestre de Danco Aventura a dar el curso de tiro con arco a caballo que organizaba Caballeros del Alarde y llevaba tiempo esperando (una gripe me impidió asistir al curso anterior).
Llegamos sin problema en unos 35 min y ya se encontraban allí Pedro Pulido (dueño del centro ecuestre y jinete profesional), Irene Arnaiz (amazona experimentada y arquera ecuestre), otros monitores y algunos asistentes al curso o al entrenamiento.
Mientras llegaban los demás, fuimos ayudando a montar algunos arcos, dianas, etc. Y nos fueron repartiendo los arcos, carcaj y flechas a cada uno, indicándonos que el mismo número de flechas que recibíamos teníamos que devolver (pronto nos daríamos cuenta de lo fácil que es perder flechas).
A mi me tocó un arco de iniciación, 6 flechas de 1000 de spine y un carcaj muy bonito de ante que iba como cinturón y sujeto a la pierna.
El día anterior me había comprado tanto el protector de brazo como la dactilera, para evitar lo que me pasó en el anterior curso de toma de contacto que, alucinada con el tiro a caballo, me golpeé varias veces con la cuerda del arco en el brazo y tuve un moratón bastante doloroso que pasó por todos los colores hasta que desapareció.
Cuando llegó todo el mundo empezamos el curso (o entrenamiento para aquéllos que ya habían hecho el curso anteriormente). El curso constaría de 3 partes:
1ª parte: tiro con arco pie a tierra.
2ª parte: tiro con arco a caballo.
3ª parte: taller de fabricación de flechas.
Tiro con arco pie a tierra
Después de que nos explicaran cómo coger el arco, cuál es la posición correcta para tirar y nos repartiéramos en dos grupos para cada uno tirar a una diana, nos pusimos a tirar nuestras primeras flechas. Mientras ibamos tirando nos iban corrigiendo la postura, indicándonos que abrieramos más la espalda y tirásemos menos de brazo, que metiéramos menos el otro brazo para no darnos con la cuerda, etc. No se comentó nada de cómo apuntar, ya que el tiro a caballo es puramente instintivo.
Después de varias rondas de tiro y recogida de flechas, pasamos a tirar a un tótem en movimiento, un paralelepípedo rectangular colgado de manera vertical que tenía una diana en uno de sus lados. El tótem giraba rápidamente y teníamos que tirar justo cuando viéramos la diana. Fue un ejercicio estupendo para calcular el momento de tiro.
A continuación practicamos el tiro en movimiento, esta vez moviéndonos nosotros. Para ello teníamos que caminar en círculo, cargando la flecha en movimiento y tirar a la diana fija, sin pararnos. Ahí empecé a experimentar la dificultad de cargar la flecha en movimiento, el culatín (la parte posterior de la flecha que engancha con la cuerda del arco) se me resistía a veces.
Como último ejercicio en esta parte, volvimos a tirar a un tótem en movimiento. Esta vez un pequeño cilindro y el ejercicio consistia en darle al tótem (que rodaba por el suelo) cuando pasase por delante de un punto concreto.
Una vez habiendo completado la parte de tiro pie a tierra, era el momento de coger los caballos y empezar la siguiente parte.
Tiro con arco a caballo
Aquí entraba en juego Irene, quién nos asignó un caballo/yegua a cada uno y nos contó detalles importantes a conocer del caballo/yegua en cuestión. Una vez tuvimos nuestra montura nos dirijimos a la pista.
A mi me tocó una yegua llamada Romana, una yegua torda muy espabilada pero con una manía de cabeceo. Me costó subirme ya que la yegua no paraba quieta (a punto estuvo de pegarle un cabezado a Irene mientras ésta la sujetaba) y cuando me subí la cosa no cambió mucho, no paraba de cabecear continuamente mientras estaba parada o al paso. Al observar Pedro que la yegua estaba más tonta de lo normal (según sus palabras) me dijo que me cambiara de caballo y me subí a uno llamado Indiano, bastante más tranquilote que Romana.
En la pista teníamos que tirar, al galope, a dos dianas situadas en un recorrido en forma de elipse. Esta vez nuestras flechas eran de ventosa (mucho menos peligrosas). Aquí comprobamos que, como nos dijeron, olvidaríamos toda la técnica aprendida anteriormente. Y es que cuando estás en el caballo, con poder tirar a la diana ya te conformas :D
Tirar una flecha era "sencillo" (sin fijarte en la técnica de tiro y sin fijarte en dar a la diana), empezabas a galopar y al pasar por la diana tirabas. La cosa se complicaba cuando tenías que tirar la segunda flecha que, no sólo tenías que cargar la flecha galopando, sino que tenías que hacer que el caballo girase sin ayuda de las riendas, así que mucha mucha pierna para que cerrase el circulo y así avanzar hacia la otra diana.
Esta segunda flecha para mi fue un desastre! Por mucha pierna que metiese, Indiano no cerraba el círculo todo lo que necesitaba y pasaba muy alejado de la segunda diana. No se si algo más de contacto en los pies hubiera ayudado o simplemente Indiano y yo no nos entendimos (cosas de acabar de conocerse). Viendo el resultado con Indiano y que Irene me dijo que Romana iba mucho mejor para tirar con arco, me volví a cambiar a Romana. Seguía con su cabeceo pero al trote y galope se le olvidaba y respondía mejor a los pies. Una vez habiendo probado varios tiros en esta pista, nos fuimos a la otra zona de tiro a caballo, una recta con arboles a los lados en toda su longitud y con dos dianas a diferentes alturas.
En este nuevo recorrido me dieron otro arco modelo Taiga, un recurvo tradicional de 48" y 25#. Empezamos a tirar con una sola flecha ya cargada y fue bastante bien, di varias veces a la diana y me sentí súper motivada. Lo único que hacía que este recorrido no fuera tan placentero era la insistencia de Romana por comer hierba, si para alcanzarla tenía que descoyuntarme el brazo no le importaba ni una pizca (supuse que era consecuencia del uso de la yegua para rutas a caballo y más adelante Pedro me lo confirmó).
Llegadas las 14h de la tarde decidimos parar a comer, por la tarde seguiríamos en el mismo recorrido pero con dos flechas.
Nos sentamos en un estupendo merendero de madera y pusimos la comida al centro de la mesa para compartir. No quise hincharme mucho (aunque tenía mucha hambre) porque luego teníamos que volver a subirnos al caballo y la decisión fue acertada.
Aprovechando el tiempo de sobremesa pasamos a la 3ª parte del curso: un pequeño taller para fabricar nuestras propias flechas. Aquí nos explicaron cómo colocar el culatín, la punta y cómo emplumar con pluma sintética y natural. Me pareció muy interesante pero creo que inicialmente me compraré las flechas ya montadas :)
Una vez terminada la explicación, cogimos de nuevo los caballos y volvimos al área de tiro. Se levantó un poco de viento, pero viendo el calor que hacía fue de agradecer.
Esta vez teníamos que tirar dos flechas, una ya cargada y la segunda cargarla al galope. Aquí se complicaba mucho la cosa, me desanimé bastante porque se me daba fatal cargar la flecha al galope y una y otra vez llegaba a cargar la flecha una vez pasaba la segunda diana :( En pocas ocasiones llegué a cargar la segunda flecha a tiempo y a tirar a la diana, fue muy satisfactorio pero viendo el resultado global me quedé con una sensación agridulce.
Se me pasaba comentaros que una de las yeguas se quedó libre y me volví a cambiar, esta vez cogí a Luna, una yegua pequeña y con menos hambre que Romana. Es lo que tiene que te gusten tanto los caballos, que los quieres montar todos :D Llegados a esta fase empezaron a cronometrar para ver si hacíamos el recorrido en 10 segundos (si, he dicho 10 segundos, hasta a mí me parece poco tiempo) pero Irene (que es una crack) se quedó muy cerca de ese tiempo (a penas se pasó unos milisegundos). Yo la verdad, bastante tenía con cargar la flecha a tiempo de pasar por la segunda diana, así que ignoré totalmente el cronómetro.
Cerca de la 17h dimos por finalizado el curso, nos ofrecimos a desensillar a los caballos pero había llegado gente para hacer una ruta, así que su jornada de trabajo aún no había terminado. En cualquier caso, ayudamos a desmontar los arcos y a recoger todo, les encargué un arco igual que el que usé en este último recorrido, que es ideal para tirar a caballo por su tamaño y ligereza, nos despedimos y nos fuimos.
Como se anticipaba, fue un día estupendo, cálido, muy soleado y ¡me lo pasé genial! No sólo aprendí (con algo de técnica) a tirar al arco, sino que conocí a mucha gente muy maja, que quieren hacer del tiro con arco a caballo su afición. Y aunque me tengo que poner mucho las pilas cargando las flechas a pleno galope, lo haga mejor o peor, nadie me impedirá disfrutar como he disfrutado, ¡que en eso consiste!
Y como me ha encantado (y soy un poco flipadilla, no lo voy a negar), no sólo he encargado un arco, sino que me he comprado un kit de tiro con arco básico, que consta de arco de iniciación, 2 flechas de ventosa y una diana portátil. También me estoy informando de cursos algo más extensos de tiro con arco (un par de días) para mejorar mi técnica y el otro día empecé a acostumbrar a Rohan (mi caballo) a ir a una mano, para a futuro poder soltarle las riendas, acostumbrarle al arco y poder tirar con él (aunque aún me queda mucho trabajo por hacer).
Así que mi recomendación a todo aquél que quiera iniciarse en el Tiro con Arco a Caballo, es que se ponga en contacto con Caballeros del Alarde, aquí te explicarán qué hacer y, quién sabe, quizás nos veamos en algún entrenamiento...
Es un buen comienzo ¿no os parece? :)
Os dejo con un vídeo muy cortito de algunos momentos del curso.
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