Este pasado sábado por la noche celebramos en nuestro club Ithilien la I Tirada de la Luna de Ithilien. Aunque nuestro club nació como vehículo legal para resolver la afiliación de algunos de nosotros a IFAA en España a través de la Asociación de Arco Libre, eso no ha sido obstáculo para que hayamos creado una serie de elementos propios de un club como es un escudo, camisetas, parches o pines y algunos encuentros de los integrantes.

En esta ocasión, y con el verano encima, Angela y yo propusimos organizar una tirada nocturna en el club Arqueros de Madrid, del que la gran mayoría somos abonados y visitantes asiduos. El 8 de julio de 2017 tendríamos luna llena y siendo el nombre de nuestro club una referencia clara a la luna en el mundo inventado de JRR Tolkien, parecía una oportunidad perfecta para celebrar una forma de tiro en bosque un poco más especial.

Con un recorrido fijo recién montado, se hacía necesario realizar un reconocimiento unos días antes para tener un mínimo de orientación durante la medianoche. Por ello, Angela y yo fuimos el miércoles y, tras las lluvias torrenciales, Yamila y yo repetimos visita la tarde del viernes.


Vistas sobre las ocho de la tarde de la víspera. Foto de Yamila.

La visita del viernes le sirvió a Yamila para afinar un poco más aspectos de su técnica y me parece bien aprovechar un vídeo que preparé con algunos momentos de la tarde para poder mostrar ejemplos de los tiros que nos esperarían de noche al día siguiente.

*Vídeo resumen de Yamila el viernes*

El plan de la tirada nocturna no podía ser más sencillo. Quedaríamos a las 21h en San Agustín de Guadalix para cenar de raciones en algún restaurante y colocar los bastoncillos de luz química en las flechas y sobre las 22.30h estaríamos entrando con nuestros coches en el campo. Al final, llegamos más sobre las 23h al campo, donde Borja había llegado media hora antes sin pasar por el restaurante.

Las flechas las preparamos con bastoncillos químicos que se emplean en pesca. Son baratos, se pegan con celo en el vástago por fuera y hacen que la flecha sea muy fácil de seguir en vuelo y de encontrar en la diana, parapeto o alrededores.


Tablilla de puntuación para la tirada

Cada arquero o arquera tenía su propia tablilla de puntuación en donde todo era opcional. Usando el sistema de puntuación de WA añadimos la columna de la luna. Esta columna se marcaba en una diana en donde el arquero o arquera hubiera realizado un tiro excepcional por cualquier motivo, sin ser requisito indispensable que impactara en la diana. Si tres participantes de la patrulla estaban a favor de la luna, se marcaba en la tablilla una x.

Por lo demás, existían tres formas de resolver una propuesta de tiro.

  • A oscuras: la luz ambiental que hubiera y unos segundos de iluminación del animal al comienzo era todo lo que se permitía. Ésta era la modalidad más complicada ya que en la gran mayoría de los casos, el animal estaba completamente oculto en las sombras del bosque.
  • Con una luz en la base del animal: alguien se acercaba y colocaba una linterna iluminando parcialmente el animal desde el suelo a un metro. No necesariamente siempre se iluminaba el pulmón o el corazón, en ocasiones se iluminaba de forma que se marcara la silueta desde uno de los dos lados.
  • Con un frontal enfocando el animal desde la posición de tiro: se trataba de la fórmula más "fácil" en donde un cono de luz llegaba hasta el animal ayudando también a adivinar parte del trayecto hasta él.

Cualquier integrante de la patrulla podía solicitar tirar a oscuras desde cualquier punto, incluso desde la piqueta roja antes de que el resto consensuara si seguir a oscuras u optar por luz en la base o frontal.


Un dinosaurio con la modalidad de luz en la base

Tras calentar unos minutos, nos organizamos en dos patrullas. La luz de la luna llena nos permitía movernos con cierta seguridad por el campo, que seguía fresco tras las lluvias pero no embarrado ni peligroso, pero al llegar a cada diana y su piqueta azul, siempre suponía un reto encontrar a la diana. Una vez que dábamos con ella, normalmente en las distancias más grandes avanzábamos tres pasos desde la piqueta azul y establecíamos la modalidad de esa diana en una conversación que buscaba sacarle el mayor partido a esa diana en concreto.


La segunda patrulla descubriendo su buena o mala fortuna en una diana

En nuestra patrulla, formada por Angela, Juan, Pablo, Álex y yo, Álex solía pedir la fórmula de oscuras y luego el resto proponíamos cómo continuar. Naturalmente, el hecho de que en una misma patrulla hubiera hasta tres modalidades diferentes por diana y que tuviéramos dos patrullas que estuvieran siguiendo sus propias reglas, hacía que la tirada no pudiera entenderse desde una perspectiva de los puntos. Aún así, como referencia personal, la mayoría fue cantando sus resultados en cada diana y Angela en nuestra patrulla y Luiyo en la otra, mantuvieron el registro actualizado.

La temperatura rondaba los 18-20 grados con poquísimo viento, lo que permitió que muchos estuviéramos a gusto con una camiseta interior y la propia camiseta técnica de Ithilien.

Independientemente del tipo de iluminación de la diana, lo que siempre era una constante era que uno no veía su propia flecha salvo quizá al ennocarla en la cuerda. Es una extraña sensación abrir un arco con una flecha invisible y anclar sin más referencia de ella, quizá, que una sensación de proyección del brazo del arco. El vuelo, sin embargo, era fácil de seguir gracias a los luminosos, que muchas veces generaban una suerte de rayo láser directo al objetivo. Naturalmente, cuando la diana estaba apenas iluminaba o a oscuras, nos teníamos que guiar más por el sonido que por la vista para intuir si la flecha había impactado en el animal, en el parapeto o en la tierra. Así, con nuestro recuerdo de por dónde estaba el animal y el reciente sonido, volvíamos a cargar la segunda flecha confiando en que nuestro instinto estuviera más afinado.


Este zorro estaba en la primera mitad del recorrido, en un tiro ligeramente hacia arriba

Era tan placentero el propio tirar con flechas en la noche como el recorrer el tramo entre diana y diana, rodeando árboles y arbustos con nuestras linternas y nuestros arcos. Recurriendo a referencias en el Señor de los Anillos, me pareció en más de una ocasión que podíamos ser de la comitiva de los elfos que acompañaban a Gildor Englorion antes de encontrarse con Frodo y sus amigos. Porque íbamos con el ánimo alegre, con luces reconfortantes y siempre iluminados por la luna, subiendo y bajando por pequeñas lomas o girando a izquierda y derecha para sortear la maleza.


Angela abriendo el arco ante un oso a una distancia muy respetable con la luna llena presenciándolo todo

Hubo muchos tiros preciosos, especialmente los que se ejecutaban totalmente a oscuras. Hay un disfrute especial en mirar a la oscuridad con apenas un recuerdo de dónde se encuentra el animal, abrir y cargar el arco sin ver más que un ligero brillo en el arco y los brazos fruto de la luz lunar, fijar la mirada en un punto invisible durante un par de segundos, soltar y ver cómo la flecha vuela hasta clavarse en el animal con un sonido inconfundible. Incluso sin saber aún si la flecha ha sido especialmente certera, a veces uno simplemente lo sabe y con la segunda flecha vuelve a enfrentarse al tiro con la ayuda esta vez de un débil punto luminoso en el que volcar toda la concentración.


Aquí un estupendo conjunto de flechas de Luiyo, Borja y Yamila en una diana a la que dispararon a oscuras en su patrulla

Nuestra patrulla terminó sobre las 2.30h de la madrugada en el momento en el que empezaba a hacer algo más de frío. Sellamos las tablillas y esperamos a que la segunda patrulla, que había arrancado dos dianas detrás de nosotros, concluyera. Sin embargo, pronto nos dimos cuenta de que iban a otra velocidad porque la distancia de dos dianas se había transformado en ocho. Fuimos en su búsqueda y rápidamente descubrimos el porqué cuando vimos que tiraban de uno en uno en lugar de de dos en dos, como habíamos acordado al comienzo. Esto supuso una diferencia de una hora más hasta que todos hubimos terminado sobre las 3.30h de la mañana. Esta hora adicional nos sirvió a nuestra patrulla para contrastar cómo enfocaba esta patrulla las dianas y en general vimos que seguían fórmulas muy parejas a las nuestras. Uno de los momentos de la noche fue en la diana 20, cuando la segunda patrulla siguió la recomendación de tirar a oscuras desde la piqueta roja a una diana invisible unos 50 metros, que cruzaba de lado a lado la vaguada. Hasta cuatro flechas (Yami, Luiyo, Borja y Álex) se clavaron en el pequeño oso al otro lado, arrancando aplausos de todos. En nuestro caso, sólo Angela había podido clavar una flecha en el animal, perfecta de altura y ligeramente a la izquierda del pulmón, en lo que fue una luna unánime.


La luna en lo alto y la segunda patrulla anotando los resultados en una de las últimas dianas del recorrido

Cuando la segunda patrulla hubo terminado, pasamos a la entrega de premios basándonos fundamentalmente en las lunas. El que más lunas tuviera, el que menos, la más temprana, la más tardía, etc. El premio consistía en una brocheta de gominolas que todos devoramos agradecidos por el azúcar que nos proporcionada en un momento en el que ya no podíamos seguir ignorando el hambre.


Mi tablilla, con 224 puntos y "media luna" fruto de una curiosa forma de evaluar mis lunas por Angela...

La valoración unánime fue que había sido una experiencia fantástica que había que repetir. Nos sentimos unos privilegiados al poder contar con un campo como el de Arqueros de Madrid, con un recorrido fijo tan bonito, un sábado de buen tiempo y cielo despejado. Una tirada nocturna en el bosque es probablemente lo más cercano al disfrute pleno del tiro con arco para algunos de nosotros y nos encantaría que se organizaran más. Lamentablemente, la percepción de mayor dificultad, las horas nocturnas y el total alejamiento de la zona de confort de un reglamento y un carácter oficioso hace que muchos clubes no se animen a organizarlas más a menudo.


Aquí posamos todos a pocos minutos de empezar, ya se nos veía en la cara lo mucho que sabíamos que íbamos a disfrutar la noche

Por nuestra parte, no creo que podamos esperar mucho tiempo hasta la II Tirada de la Luna de Ithilien. Y a aquéllos que nos estén leyendo, os animo de veras a que organicéis si no una tirada, sí al menos una visita nocturna al recorrido para descubrir una forma muy diferente de disfrutar del tiro con arco.