Aunque llevo poco tiempo en el deporte, el tiro con arco me llamaba mucho la atención desde que era muy pequeña. Ya no sólo por crecer con las películas del Señor de los Anillos, sino por su característica técnica y el requerimiento de una alta precisión. Empecé a cursarla acabando la carrera de fisioterapia,  y no pude evitar mirar a  mis  compañeros  con ojo crítico, por aquello de la degeneración profesional: que si este hombro sube por aquí, que si la muñeca gira por allá... Me picó la curiosidad por conocer las lesiones más comunes en el deporte, así que para final  de  mis  años  de carrera  me  dediqué  a  investigar  y  a  leer  todo  lo  que  se  me  cruzaba  por delante.

Tras bucear un poco en las bases de datos científicas en el campo de la salud, descubrí que no había mucha literatura al respecto. Ni de las lesiones en particular, ni del deporte en general. A diferencia  de  otros deportes,  el  estudio  y  la  incidencia  de  lesiones  no  se  había estudiado  en profundidad. Se decía con mucha frecuencia que era un deporte seguro, de bajo índice lesional, razón por la cual se recomienda su práctica en condiciones tan variopintas como la hemofilia, la tetraplejia o el cáncer de mama(1). Con todo y con eso, con mis propios ojos pude ver cómo mis compañeros se lesionaban y quedaban en el banquillo por varias semanas, o incluso meses. Y si el  proceso perduraba, cambiaban de  modalidad  o podían  dejar el  deporte.  Para mi  mayor frustración, la gran mayoría de los profesionales de la salud desconocen el deporte de tiro con arco y todo lo que implica, por lo que me propuse abanderar en lo que pudiera la investigación a este respecto. De momento, empezando por lo básico.

Incidencia de lesiones en la práctica de tiro con arco: resultados de la encuesta

Conocer qué partes del cuerpo pueden ser las más críticas en un deporte es la base para empezar a investigar. Por ello, desarrollé mi primera encuesta con fines científicos, durante un aburrido verano  de confinamiento.  Estaba  especialmente centrada  en conocer  en  qué articulaciones había mayor porcentaje de lesiones, en qué fase del tiro y si había una modalidad más lesiva que cualquier  otra  (pese  a mi ignorancia  de  principiante,  ya  entendía  que  no  son  fácilmente equiparables una  modalidad  con  otra). No  cabe  en este  post  mi agradecimiento  por  la  gran difusión que  los  diferentes  clubs  y federaciones  hicieron  de  mi  encuesta ―llegó incluso  a cruzar el charco―, por lo que he desarrollado una lista que adjunto aquí abajo.

Al final, la encuesta contó con 396 encuestados, con muy numerosas modalidades (ver Gráfico 1). Además, la gran mayoría de arqueros encuestados eran veteranos y practicaban una media de 3-4 horas a la semana (ver Gráficos 2 y 3). Poco más de la mitad de los arqueros encuestados tuvo  en  alguna  ocasión  una  lesión  durante  la  práctica del  deporte  (el  57,3%),  lo  que puede confirmarla hipótesis inicial de que el tiro con arco es un deporte seguro. No obstante, el 75,53% de los deportistas lesionados dijeron que, tras la lesión, o bien no pudieron continuar  con  la  práctica  deportiva  (el 52,2%), o bien les  afectó a  su  concentración  en  los entrenamientos  o  durante las  competiciones  (el  38,3%). Para  más  INRI,  en  el  31,38%  de  los deportistas con historia de lesión, su dolor perduró más de 3 meses o aún perdura tras años de evolución. Señal de alarma, sanitarios, a los arqueros también hay que cuidarnos.

Gráfico 1: Porcentaje de modalidades practicadas en los arqueros encuestados, admitiendo más de una respuesta.
Gráfico 2: Experiencia en el deporte según años practicados.
Gráfico 3: Nivel de exigencia en el deporte, según las horas entrenadas normalmente a la semana.

Aunque  no  se  encontró  relación  entre  la  modalidad  practicada  y la  aparición  de  lesión,  en  la encuesta  que  realicé  las  modalidades en que  más  sujetos  se  lesionaron  fueron el  recurvo olímpico (40,2%, 66 sujetos), Compuesto (25%, 41 sujetos) y Tradicional (23,2%, 38 sujetos). Es muy  probable  que  esta  diferencia  sea  debida  a  la gran cantidad  de  deportistas  entrevistados que  utilizaron  las modalidades de  Olímpico  y  Compuesto,  frente  a  un  menor  porcentaje  de arqueros  con  uso  del  arco  tradicional  y  del  Long  Bow.  Por  ello, parece  más  importante  el entrenamiento de la técnica que no el arco utilizado. Así lo marcaron, al menos, el 78,7% de los encuestados, que escogieron el perfeccionamiento de la técnica como el factor más relevante cara  a  evitar  lesiones.  Otros  autores  en  diferentes trabajos  así  lo  han  confirmado(2–4), enfatizando el uso de material de protección para evitar lesiones agudas (heridas, contusiones) y el buen  entrenamiento  del  gesto  de  tiro  para  evitar  lesiones crónicas.  El  33%  de  los encuestados  también  enfatizaron  la importancia  del  entrenamiento  de  la  fuerza,  así  como realizar un buen calentamiento antes de entrenar (aunque, para mi descuido, no la contemplé como una opción y un gran porcentaje de deportistas me la apuntaron fuera de le encuesta).

Por  desgracia,  no  encontré  demasiados  artículos  que  compararan las  distintas  modalidades entre ellas: los pocos que encontré obtuvieron resultados similares al desarrollado aquí(5,6). El estudio de Niestroj(6) destaca el mayor porcentaje de lesiones en el hombro frente al resto de articulaciones. De la misma manera, el estudio de Prine B. registró una mayor incidencia de las lesiones  del  hombro,  seguidas de  la  espalda,  codo,  muñeca  y  dedos,  especialmente  en deportistas mujeres que usaban el arco recurvo(5). Como poco, estos datos nos orientan y nos invitan  a  poner  el  foco  en  la  relevancia  del miembro superior, tanto  para  la  prevención  de lesiones como para el tratamiento y rehabilitación al gesto deportivo.

Del campo de tiro a la consulta clínica

Uno  de  los  objetivos  principales  de  la  encuesta  era conocer las zonas de dolor o lesión más comunes durante la práctica del tiro con arco. Vamos a ir desmigajando poco a poco los resultados, y mezclándolos con algunos detalles que conocemos de otros estudios.

Figura 1: Aunque esta arquera no está tan estable como a muchos nos gustaría, sirve para ejemplificar los lugares donde más frecuentemente se lesionaron los deportistas encuestados.

En la figura anterior se resumen los porcentajes de lesión; el porcentaje de mayor lesión según el momento del gesto de tiro lo encontramos en la Figura 2. La articulación donde más molestia notaron los deportistas, y con mayor frecuencia, fue el hombro del brazo de la cuerda (en un total de 100de los deportistas encuestados), seguida del cuello/espalda (20%) y del hombro del brazo del arco (20%, 65sujetos). El hombro es una articulación famosa en las clínicas de fisioterapia(7),  pues  es  el  tercer  motivo  de  consulta  médica  por dolor  músculo-esquelético, seguido de dolor en columna lumbar y cervical. Se ha estudiado especialmente en los deportistas conocidos como overhead  athletes—todos  aquellos  deportes  de  raqueta  o,  de forma  más general,  que  levanten  el  brazo  por  encima  de  la horizontal—. Además,  las  molestias en  el hombro suelen ser de larga duración, y es posible tener varios episodios de dolor con el paso del tiempo(8). En el campo de tiro, es común encontrar compensaciones ante la fatiga o ante una carga tensil excesiva en la apertura del arco, observando una elevación y anteriorización de ambos hombros (“postura de cobarde”).

Incidiendo  en  la  importancia  de  los  hombros  como  articulaciones clave  en  el  deporte  del  tiro con arco, el análisis estadístico de la encuesta puso de manifiesto que la fase de “Tensión de la cuerda” (donde  más  se  lesionaron  los  deportistas,  en  casi  un  60%)  estaba relacionada  con  la lesión en el hombro, especialmente el del brazo de la cuerda. Aunque es difícil homogeneizar las  diferentes  modalidades de  arco,  el  gesto  de  apertura  es  similar  entre  ellos  cuando  se aconseja  realizar  la  fuerza  con  la  musculatura  de  la espalda.  En otros  estudios  clínicos enfocados en el rendimiento deportivo, se enfatiza especialmente el entrenamiento de los músculos estabilizadores  de  escápula,  así  como  un  buen  calentamiento  para mejorar  la sensación de fatiga (la cual da lugar a la claudicación). Un inciso sobre la fatiga: aunque no está tan valorada como el dolor, tiene la misma función biológica (avisar al cuerpo de una incorrecta gestión de la carga). Puede ser importante prestar atención  tanto  a  la  fatiga  como  al  dolor,  y reconocer  en  ellos  intentos  adaptativos  al  gesto técnico  que  deben ser  reconducidos  y  valorados  tempranamente  para acondicionar nuestro cuerpo progresivamente y prevenir, así, una futura lesión (9).

Figura 2: Porcentaje de lesión según el momento del gesto de tiro. En verde, menores lesiones; en amarillo, porcentaje medio de lesión; en naranja, porcentaje medio-alto; en rojo, porcentaje alto de frecuencia de lesión.

Por otro lado, la fase de “Apuntar” y la “Suelta de la cuerda” fueron también momentos críticos en un 22% de los deportistas con historia de lesión. La última de ellas tuvo mayor correlación con las lesiones en el codo (especialmente el codo del brazo del arco, por un buen golpe de la cuerda sobre el antebrazo) y de la muñeca. Estas lesiones también son comunes por culpa de la fatiga, posiblemente debido a una solicitación excesiva de la musculatura del antebrazo, que se nota especialmente en el momento de la suelta de la cuerda. Se ha estudiado la activación de los músculos de la espalda y el antebrazo con trabajos de electromiografía, encontrando que los arqueros más novatos tendemos a “tirar” más de antebrazo que no de espalda(10). No obstante, por  lo  que  me  han  contado  mis compañeros  de  tiro con  arco  más expertos, el cansancio y el estrés en las competiciones pueden sobrecargar de la misma manera la musculatura del codo y antebrazo.

El  dolor  de  espalda  y  del  cuello  puede  relacionarse,  así  mismo, por  compensaciones  como  la espalda arqueada o la inclinación hacia delante, estrategias que intentan mantener el equilibrio ante la fatiga o un déficit de fuerza. Por último, las lesiones en muñeca y dedos parecieron poco frecuentes, pero  son  de  gran  relevancia  en  la práctica  de  tiro  con  arco, ya  que  son  los únicos puntos de contacto con el arco. En cualquier investigación, estas lesiones serán probablemente las más difíciles de estudiar por la gran heterogeneidad de posiciones y materiales de protección utilizados.  Se  han  realizado estudios  de  electromiografía  en  la  musculatura  de  flexores  y extensores de muñeca(4,11,12), biofeedback(13)y estudios biomecánicos(2,14) que  enfatizan la importancia de la reproducibilidad del tiro para conseguir mejores  puntuaciones. Pese  a su falta  de estudio  en  arqueros  profesionales  o amateur a  largo  plazo,  futuros estudios  podrían estar  enfocados  a  la  detección  de  lesiones  por sobreuso  en  la  muñeca(15) y  comprobar  si  se producen cambios en los tendones, con el contacto trifalángico de la mano de la cuerda(16). En los arcos tradicionales, podría ser también interesante comparar los distintos tipos de agarres, pero hasta el momento no he podido encontrar ninguna investigación al respecto.

El ojo crítico en el campo de tiro: los signos que anteceden a la lesión

Las lesiones que se suceden tras la práctica de un trabajo exigente, o como consecuencia de la práctica de un determinado gesto deportivo, son conocidas como lesiones por sobreuso. Estas lesiones son especialmente elevadas en jóvenes atletas(17) y en sujetos mayores de 65 años(18).

El   temblor   articular es   un   signo   que   todos   los   arqueros,   tanto recién iniciados como profesionales, hemos sentido en nuestros brazos y nos ha molestado sobremanera al acabar de tirar  la  flecha. Tras la suelta, sabíamos que nos esperaba un paseo para buscar la flecha por el suelo.  El temblor  se  asocia  con  frecuencia a  la  fatiga  muscular y  neural(19),  y  afecta  sin  duda al rendimiento  final(20). Clásicamente  se  ha  asociado al mantenimiento  de  una  contracción isométrica(3)―característica  principal  del  deporte  de  tiro  con  arco, especialmente en las variantes del recurvo―. No obstante, el estudio de S. C. Gandevia desarrolla la interrelación de mecanismos más complejos alrededor de la fatiga muscular, que adjunto en la bibliografía por si es  de  interés  a alguno de  los lectores (21). En definitiva, la fatiga no sólo tiene  relevancia a nivel  muscular  sino  a  nivel  del sistema  nervioso  central  y  periférico.  Considerando  que la  concentración  y  un  estado  mental  constante  y  calmado se  consideran factores  relevantes  en  la  reproducibilidad  de  los disparos(22),  superar  la  fatiga  y  el  temblor debieran ser los primeros targets a abordar. En otros posts de este mismo blog se ha hablado de otro signo especialmente preocupante en el rendimiento del arquero: la fiebre del amarillo. Todos estos procesos se ponen de manifiesto en la suelta de la cuerda y en el puntaje final (la suelta no es el problema, es el síntoma).

Generalmente se recomienda un buen equilibrio entre la musculatura lumbar y abdominal para mantener una postura estable(23). Como dichas compensaciones aparecen frecuentemente en las   últimas   rondas   de   una   competición,   diversos   estudios   remarcan   la   importancia   del entrenamiento  de  la  fuerza  y  la  resistencia muscular. Se  recomienda  trabajar  la  musculatura estabilizadora de la escápula para reducir la inestabilidad del hombro y aumentar la resistencia a  la  fatiga(24);  y  para  reducir  el  balanceo  postural,  se recomienda  el  entrenamiento  de  la musculatura  abdomino-pélvica y de  los  miembros  inferiores,  así  como adoptar una  postura cómoda y reproducible para atacar a la diana(14).

La modalidad Olímpica cuenta con una ventaja sobre el resto de modalidades cara a un mayor puntaje  y  afrontamiento  de  la  fatiga.  El clicker(12) permite  mantener una  apertura mantenida,  fomentando  una  mayor precisión durante más tiradas. No obstante, algunos estudios advierten que la variación en el tiempo para hacer saltar el clicker (ya sea por prolongar ese tiempo, o reducirlo en exceso sin apuntar bien previamente) pueden promover el incremento de la fatiga(22,25). Los autores recomiendan en este sentido entrenar una ventana óptima de tiempo de reacción del clicker y mejorar el balance muscular con entrenamientos de fuerza y equilibrio.

Mensajes para llevarse a casa y al campo de tiro

Posiblemente una de las tentativas más comunes después de escuchar o leer a un fisioterapeuta es la tendencia a “mejorar la postura” o “mejorar la técnica”. El consejo de oro que me regaló mi entrenador es hacer oídos sordos a todo lo que no me dijera él mismo, al menos inicialmente, pues podría afectar gravemente a mi rendimiento con detalles que no es el momento añadir o si quiera tener presente. Antes de dedicarnos a hacer cualquier cambio (en principio, voluntario y consciente), es importante saber si estamos preparados para afrontar las consecuencias. Ante todo,  el  tiro  con  arco  es  un  deporte  de sensaciones.  Cuando  me  cambié  la  dactilera,  me  vi obligada  a tirar durante  dos  semanas  a  3  metros  para  recuperar  la  sensación natural  de  una buena suelta. Aunque mi caso pueda ser un poco exagerado, la naturalidad durante el gesto del tiro y disfrutar del ejercicio son las cosas más importantes cara a evitar cualquier tipo de lesión, y reduce el riesgo de abandonar el deporte.

Los  resultados  de  la  encuesta  que  he  realizado, pese  a  sus muchas limitaciones,  parecen prometedores. Cuanto menos, tranquilizadores. Actualmente la práctica del tiro con arco goza de buena salud, pues ya no nos exige un físico extraordinario (a diferencia de los arqueros del S. XVI) tanto  como  el  relajar  nuestra  mente,  competir  con  el  fin  de superarnos únicamente  a nosotros mismos, y retar nuestra precisión.

Por ello, con mi temprana investigación, invito a los profesionales de la salud a zambullirse en este mundo tan vocacional como es el tiro con arco, en todas sus modalidades. Y, por qué no, probar a tirar un par de flechas. Porque tratar a los arqueros y sus molestias adecuadamente, con  el  fin  de  devolverlos  al  campo  de  tiro  con  la  mayor tranquilidad  posible,  así  como acompañaros  en  las  dolencias  del día  a  día  de  la  práctica  del  deporte,  es  un  derecho inalienable  y  totalmente  exigible  a  todo  profesional  sanitario o experto  en  ciencias  de  la actividad física y del deporte.

Por seguir disfrutando tirando flechas, y por promover la investigación y la buena praxis en el mundo de la prevención y rehabilitación.

Anexos

Este estudio fue posible gracias a una serie de entidades participantes. Descargar el listado de entidades participantes.

Este estudio empleó una serie de referencias bibliográficas. Descargar el listado de referencias bibliográficas.