Como mucha gente amante del tiro con arco y, en particular, de la modalidad Bosque/3D, estamos llevando especialmente mal el confinamiento. Angela, como es más casera, lo sobrelleva relativamente bien pero en mi caso, aunque con resignación, se me hace una eternidad desde que tiré mi última flecha.

Eso sí, estamos bien. La salud nuestra y del entorno más cercano parece que resiste bien. Ignoramos si hemos superado la COVID-19 de forma asintomática pero el caso es que hacemos toda la vida normal que se puede en un piso bajo dentro de la M-30 de Madrid saliendo solo una vez a la semana a hacer la compra y ya.

En relación al tiro con arco he apreciado varias cuestiones que no me importa compartir, quizá le suceda a más gente:

  • Si yo no puedo ir a tirar, prefiero no consumir material audiovisual de arquería. Se me quitan las ganas de ver vídeos sobre cómo otra gente tira con arco durante el confinamiento.
  • Relacionado con esto, apenas entro en Facebook. Mi alter-ego en Facebook lo creé para estar al día del mundo de la arquería y difundir de vez en cuando los artículos de Aljaba. Ahora entro una vez a la semana para saber del estado de salud de la gente a la que sigo.

El primer fin de semana de confinamiento total, el del 14 de marzo, opté por aprovechar el tiempo de ocio para catalogar todas las flechas que tenemos Angela y yo. Lo que ella llama "jugar a las flechas". Me relaja y, además, era útil. Así, fui flecha por flecha y la analicé en cuanto a sus arcos "compatibles" y su estado (perfecta, decente, o para practicar).

Un total de unas 330 flechas sin contar las disponibles para su reparación, que van en otra lista

El objetivo era aprovechar para hacer una criba importante sobre todas las flechas y dejarlas asociadas a sus "grupos" correspondientes. Así, si en el futuro voy a una tirada competitiva de tiro con arco con el Falco Saga, simplemente identifico el grupo de 12 ó 9 flechas perfectas de que dispongo y a la vuelta decido si siguen en ese estado o alguna debe engrosar las filas de otro grupo. También me permite saber si estoy cerca de hacer un pedido basado en necesidades reales y no en suposiciones.

Es un claro ejemplo de "poner orden" y confiar en que luego podré mantenerlo al día.

La pinta del suelo del salón a mitad de proceso. El color y el número de gomas elásticas ayuda a identificar propiedades de las flechas.

Semanas más tarde de este trabajo me enfrasqué con las flechas para reparar. En total calculo que serían unas 60. A algunas les faltaba el nock, otras la punta, otras plumas, etc. Había dos estrategias de reparación. Por un lado, las que podían recuperarse para el catálogo de flechas "correctas" a base de volver a ponerles un nock o una punta y así lo hice. Por otro lado, las que pasaban a una pila especial de "para destrozar". Es decir, flechas cuyo objetivo podía ser actividades de promoción o, en algunos casos, flechas destinadas a viajes en avión con alguna visita a algún campo de tiro en plan ocio. En fin, usos en donde perder/romper las flechas no fuera ningún problema.

Es cierto que esta labor de reparación, incluyendo pequeñas herramientas muy ruidosas, pudieron despertar el interés de mi bloque y que al asomarse por la ventana del patio de luces, vieran abajo del todo a una persona con un buen alijo de flechas haciendo "cosas raras". En pleno confinamiento no es la visión más inspiradora pero nadie bajó a preguntarme qué demonios hacía.

Cierto es que también he jugueteado con la idea de preparar una diana de cartón y tela y usar flechas fluflu y blunt de tipo LARP (puntas gordas de gomaespuma) pero creo que sería mucho trabajo para un disfrute relativo y un ruido "incómodo de escuchar" para los vecinos.

Así pues, los días se van pasando entre la jornada de trabajo desde casa, actividades de voluntariado relacionadas con la pandemia y algunas actividades relacionadas con la arquería pero desde una perspectiva más académica que desvelaré en las próximas semanas.

Echo de menos ir al campo a tirar, un campo que a juzgar por el lluvioso abril que estamos disfrutando, debe de estar impresionante. También me frustra enormemente no poder celebrar la II Mereth de Ithilien el puente de San Isidro, en donde una docena de arqueros y arqueras de nuestro "club privado" íbamos a estar varios días tirando con arco por Cataluña en una especie de tour arquero-gastronómico-lúdico. Tendrá que ser en otoño.

La cara amable del confinamiento. Angela se entretiene leyendo al lado de la reja que da a un pequeño patio exterior ante la atenta mirada de Ada (izq) y Sorsha (dcha).

Pero dentro de esta resignación me reconforto pensando que Angela y yo somos unos privilegiados. Como decía arriba, estamos bien, nuestro entorno sigue estando bien, andamos ocupados y entretenidos y sacando el máximo provecho a nuestra estancia en casa, junto con nuestras dos gatas, nuestros libros, juegos y múltiples pantallas.

Espero que estéis todos bien y que pronto podamos volver a compartir experiencias arqueras en el campo y aquí, en el blog.