Lo primero de todo, me presento, ya que no soy Pablo, el creador y administrador de este blog de arquería (ni Ángela).
Mi nombre es Sonsoles Costero Quiroga, soy una arquera apasionada por los arcos tradicionales e históricos, las ferias medievales y todo aquello que tenga que ver con una diana, junto a los juegos de mesa, otra gran afición que puedes seguir en la web Ludo Laudo.Pertenezco al club Arqueros de Ulises, de Alcobendas (Madrid).
Si alguna vez ves a una pelirroja novata salir de la nada y preguntar por tus flechas de madera o tu arco, esa soy yo. Si me ves y no te pregunto, es que ya conozco el tipo, modelo y marca de arco que portas. ¡Pero siempre me puedes saludar!
Creo poder confirmar que, de forma unánime, que todo el que me conoce dice de mí que soy demasiado parlanchina. Intento equilibrar ese defecto con otros aciertos. Por eso me gustan los amarillos y los vitales. Pero eso es algo que a ti también te gustará, arquera o aficionado que está leyendo ahora mismo esta entrada.
También adoro la historia y la filosofía antigua (¡ya entramos en materia!). De ahí que me apasione todo lo relacionado con el ámbito tradicional e histórico que puede ofrecer el tiro con arco. Buscando información especializada en internet y leyendo un par de artículos (aquí, aquí, aquí y por último esta web; toda la información en inglés), me topé con el carcaj o bolsa medieval tipo Mary Rose.
En las tiradas en ferias Medievales, los arqueros en general solemos triunfar debido a que no es común pasear al lado de un castillo o muralla y ver tirar «en vivo y en directo» a alguien que no sólo se lo está pasando bien porque vaya disfrazado, sino también porque las propuestas son únicas y diferentes de aquello a lo que estamos acostumbrados normalmente.
De ahí que también se tienda a una cierta fidelidad histórica, y no me refiero a un traje comprado a última hora. Por ejemplo, algunas Medievales añaden premios para los longbows, ya que son arcos que no pueden compararse con los recurvos, puesto que son los arcos de guerra -llamados warbows- por excelencia en Inglaterra y los más históricamente correctos para la Edad Media[1] (hay muchos tipos de arcos de épocas anteriores y de lugares apartados unos otros que también fueron relevantes). La literatura histórica y la pintura han narrado batallas épicas lideradas por longbows ingleses, que tenían una potencia entre 61 y 100 libras[1:1]. Algunos llegaban a alcanzar las 165 libras[1:2] y estaban hechos con tejo, la mejor madera para los arcos de una pieza[1:3]. Actualmente está prohibida en España la tala del tejo, por ser un árbol protegido.
Los saberes del arquero y el arco se transmitían de generación en generación, puesto que cada uno de los miembros de la familia se encargaba de un aspecto diferente del arco: se cree que las mujeres tallaban las flechas, los niños (exclusivamente los varones[1:4]) iban a recoger las flechas cada día de la campaña hasta que cumplían 7 años y se les enseñaba a tirar con arco[1:5]. Existía además la figura del asistente en las lineas de defensa que ayudaba a los arqueros con la distribución de flechas en los diferentes puestos y en otros quehaceres.
También, existen muchas creencias populares que se mantienen incluso en el actual mundo de la arquería, como el dudoso saludo de los arqueros ingleses a las tropas francesas con el dedo corazón a partir de la batalla de Agincourt en 1415. Existen muchas páginas web poco fidedignas históricamente, que ni siquiera citan fuentes sobre la batalla de Agincourt y la referencia sobre la mutilación de los dedos de los arqueros. En The Beckoning ponen en entredicho la etimología derivada de la anécdota y el suceso[1:6].
Otro ejemplo de mitificación del arquero en la Edad Media es el siguiente:
Esta imagen pertenece a la Batalla de Crécy, dentro de la Guerra de los Cien Años. fuente: Batalla de Crécy
Esta ilustración sirve para desmitificar la idea del arquero situado en una posición elevada o en una torre, sin protección y a salvo. Los arqueros, como cualquier guerrero -sobre todo los de infantería ligera-, llevaban dos armas, siendo normalmente una de ellas era una espada, y raramente daga. A su vez podían estar a pie de batalla y estaban protegidos ante ataques de mandobles, lanzas y demás artilugios bélicos. En la foto se ven claramente como en vez de carcajs, tienen colgado de la cadera la funda con la espada.
Tampoco es muy frecuente el uso de aljabas (carcaj de espalda), dado que el empleo de bolsas en la cintura facilitaba un rápido acceso a las flechas. También era común clavar las flechas en el suelo, justamente delante del arquero, para poder cogerlas al instante y disparar más rápido. La siguiente imagen demuestra que los carcaj eran muy secundarios en la guerra:
fuente: Manuscript Miniatures
Una imagen vale más que mil palabras. Cuando alguien te diga que los arqueros usaban siempre carcaj de espalda (aljaba) y disparaban en la retaguardia, a larga distancia, enséñale esta ilustración de 1370. Los carcaj en la espalda son incómodos e inútiles en el bosque, como demuestra Lars Andersen en este video. Aunque Andersen no sea una fuente 100% histórica, ejemplifica muy bien qué ocurre cuando tienes un carcaj a la espalda.
Las flechas, dependiendo de la tradición y el tipo de batalla, se colocaban de diversas maneras: en la mano del guantelete, al lado del arco, atrapadas con un cinturón, o en un carcaj rudimentario. En la Antigüedad no se buscaba tanto la eficacia en la postura ni la belleza en sí la practicidad y la muerte. Este es un ejemplo de ilustraciones en las que se ve que cada uno colocaba sus flechas extras en donde mejor le convenía, su postura no era totalmente correcta y la medida del arco poco importaba.
fuente: Nick Toys Classic Bows
He aquí algunos ejemplos de tipos de accesorios del arco, en especial, los portaflechas y el modo de colocarlo en el cuerpo.
fuente: Imagen extraída del libro English Longbowman 1330–1515 (Warrior)[1:7]. Gerry Embleton es el ilustrador de la Edad Media por excelencia.
Sin embargo, aunque los carcaj no eran comunes (se solían sostener varias flechas en la mano directamente o colgadas al aire en el cinturón), a partir de los Tudor, en concreto en el reinado de Enrique VIII, encontramos vestigios de un carcaj muy especial, el cual se apoyaba de forma horizontal en la espalda del arquero. Este carcaj estaba se realizaba con tela y cuero, tenía una abertura final para las puntas y fue descubierto como parte de los restos del barco Mary Rose (de ahí proviene su denominación).
El barco se hundió, pero se conservaron ciertos elementos, tales como restos de carcaj. La tela se deshizo por el contacto con el agua y el paso del tiempo, pero la parte de cuero sí se ha conservado. Arcos longbows completos, vasijas, y demás objetos en un estado casi perfecto, teniendo en cuenta las evidencias arqueológicas. El Mary Rose es para un arqueólogo y un historiador, lo que fueron para Salomón sus minas de oro. Se han conservado estos elementos debido a la cápsula de aire que se produjo dentro de la sección donde se conservaban las armas dentro del barco.
Pero, ¿Cómo podemos saber cómo era un carcaj medieval si sólo se conserva una parte? Sobre todo si hablamos de esto:
fuente: Leather Woking Reverend
Del trozo de cuero encontrado, los arqueólogos y estudiosos podemos extraer mucha información, a saber:
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Gracias a la medida por la circunferencia del cuero podemos conocer no sólo su tamaño aproximado, sino también la medida y la altura aproximadas de una persona que vivió en la época del reinado de Enrique VIII.
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Cuántas flechas contenía de media, cuál era su calibre y si las flechas eran todas iguales o no. Puedes comprobar que no lo eran gracias a los restos hallados:
fuente: Leather Woking Reverend
- A partir de las aberturas de cada círculo individual, deducimos que las puntas de las flechas eran triangulares, seguramente de este tipo o uno similar:
fuente: Mike Dudley Weapons
- Este otro tipo de puntas de flecha triangular se piensa que sólo servía para disparar a caballos a larga distancia. Pero en realidad provienen del imaginario hollywoodiense, debido a que no son aerodinámicamente eficaces, no buscaban acertar en el objetivo y que la flecha se mantuviese en el sujeto, sino herirle. Además, si la punta fuese como un arpón, a la hora de producirlas, se desperdiciaría también mucho hierro con tanto hueco y el molde sería más complicado de fabricar. También este tipo de punta rasgaría la tela de la bolsa medieval. Aventuramos que esta punta en realidad corresponde a una lanza, debido a que el inserto tiene una hélice de la rosca que parece que servía para quedarse sujeta en la madera. Las puntas de las flechas medievales no se encajaban con roscas.
fuente: Numisantica
- Otra conclusión que extraemos es que el saco no rodeaba a las flechas, ya que no era necesario protegerlas, porque se malgastaría tela y se conservaría en el almacén de armas la mayor parte del tiempo. El museo Mary Rose tiene una buena reproducción:
fuente: https://s-media-cache-ak0.pinimg.com/736x/8d/41/1d/8d411d35fb8589c87d1285df887ee7ff.jpg
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Por tanto, el reposa flechas no poseía solapa protectora de este tipo (que no te engañen).
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Las flechas eran 100% de madera, con una pluma excesivamente larga, para estabilizar el vuelo y para utilizar una sola pluma de ave por en el carcaj. Al no poseer pegamentos más allá de los vegetales, se hacía un refuerzo con hilo. Si quieres ver un buen tutorial, aquí lo tienes. Para consultar algunos tipos de flechas de la Antigüedad, ésta es una buena referencia.
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Una flecha más o menos fidedigna podría ser esta réplica, comparando con los restos originales, de color más oscuro y con la madera bastante deteriorada:
fuente: http://www.maryrose.org/wp-content/uploads/arrows.jpg
Si deseáis ver una muestra de reproducción de flechas históricas, Traditional Arrows tiene un catálogo excelente, que incluye la flecha tipo Mary Rose.
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La tela que cubría el sujetaflechas de cuero debía ser de un color neutro, tipo beige sucio, pardo o incluso marrón (debido a la suciedad). Nunca podría haber sido de un color oscuro, ya que los bordes no están desteñidos, y los colores tampoco podrían ser llamativos, ya que el tinte era caro. Siempre tenemos que tener en cuenta la practicidad en una guerra.
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Los agujeros del cuero dentro del separa flechas de cuero están bien pensados; no están hechos al azar, y tienen una distancia entre ellos relativamente equilibrada.
Espero que con estos pequeños datos e información, os animéis a hacer una bolsa medieval para llevar vuestras flechas, o simplemente tengáis a mano un poco de historia sobre la arquería.
Por mi parte, estos apuntes continúan con la Parte II, en donde enseño los pasos que realicé para fabricar mi Medieval Mary Rose Arrow Bag.
¡Buenas flechas!
Aunque este artículo sea divulgativo, nunca está mal un poco de bibliografía y fuentes académicas:
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