Hoy fue un día fantástico. Por motivos de trabajo tenía que pasar el fin de semana en Londres y viendo que el domingo no iba a llover, decidí acercarme al club Company of Sixty del que me hice miembro hace unos meses. Me levanté algo antes de las 8, desayuné bien y cogí tres trenes hasta la estación de la localidad de Oxshott. Desde ahí me di un paseo de unos 20 minutos hasta llegar a la entrada del club. Llegué como a las 10.30h.
En Londres tengo el material "de segunda". El guante viejo y gastado, la primera brazalera que tuve, un popurrí de flechas y un arco flatbow de iniciación. Además, las distancias que rigen la NFAS aquí son más similares a IFAA (primera piqueta siempre muy alejada). Pero bueno, es también la gracia. Cambiar completamente de condiciones y ver qué pasa.
En las últimas semanas había llovido tanto que el terreno estaba embarrado y encharcado. Hice muy mal llevándome unas zapatillas de deporte que compré aquí y que me costaron cuatro duros, tenía que haber cogido unas botas que traje de Madrid. Afortunadamente, no me caí.
Al ser domingo había unos cuantos coches en el aparcamiento informal cerca de la caseta y me fijé en que había al menos dos grupos de 3 personas con un monitor dando clase. Saludé a los que estaban a la vista e intercambié unas palabras con algunos que se interesaban por mí (no me suelo dejar ver y en Inglaterra son muy suyos con la pertenencia a un club).
Empecé calentando. Probé primero con las flechas de carbono que usaba con el recurvo de 40 libras que vendí hace ya un año y luego con unas de madera que compré en mi última visita a Wye Valley Archery para terminar con unas pocas negras de Falco, que son las que uso con mi Falco Force en Madrid. La verdad es que agrupaba bien pero cuando cambié a una diana de una perdiz (en la foto de arriba se puede ver, es la más pequeña y lejana) se me empezaron a ir a la izquierda. Me puse un poco nervioso porque no veía ningún problema en mi alineamiento así que seguí calentando y cambiando de posición de tiro (no de técnica) hasta que ya empecé a tener los músculos cansados y paré. Me tomé un respiro y me fui a hacer la mitad del recorrido de 36 dianas que estaba en mejores condiciones (según me habían dicho).
Estaba hecho todo un lodazal pero fui con muchísimo cuidado y me pude defender bien. En cuanto a los resultados, no estuvieron nada mal. En general entraba la primera flecha (usan el sistema de tres piquetas y tres flechas) y si no, la segunda flecha remataba. No siempre empezaba tirando desde la piqueta más lejana porque quería simplemente calentar y no ponerme en el caso más difícil, sobre todo con estas distancias tan largas y con el terreno tan engañoso. El terreno en este tipo de clubes, con mucha vegetación y matorrales en medio suele generar la ilusión de que la diana no está tan lejos. Pero la mayoría están lejísimos (entre 32 y 55 metros) así que hay que forzar al cerebro a recalibrar las distancias. No me interesaba mantener la puntuación así que no sé cuánto obtuve.
Volví a la caseta y comí algo que había comprado en una gasolinera, sándwiches y chocolatinas y esas marranadas. A pesar de que empezaba a hacer más frío (eran las 12.30h) me obligué a descansar un poco, estar sentado y darme tiempo a que la digestión empezara bien. Cuando me di por satisfecho, volví a coger el arco y las flechas negras y volví a hacer el recorrido con la intención de empezar tirando siempre desde la piqueta más lejana, la roja, y anotar la puntuación.
El sistema de puntuación es muy sencillo, la primera flecha consigue 20 ó 16 puntos (matado o herido), la segunda 14 ó 10 y la tercera 8 ó 4. La máxima puntuación en 18 dianas es 360 puntos. Una puntuación espectacular en Poleas empieza en los 345 puntos y para un flatbow llegar a los 280 puntos es sinónimo de gran actuación.
Empecé muy bien, con un muerto en mi primera flecha y muy buenas sensaciones, como si el cuerpo y la mente estuvieran muy sincronizados. Continué genial en la segunda diana, un orco a unos 45 metros.
Este tiro era complicadísimo y ver el vuelo de la flecha recto al objetivo tras la ejecución de una buena técnica empezó a darme mucho ánimo a pesar del frío que hacía.
Seguí tirando muy bien, diana tras diana. Buen anclaje, mirada fija en el objetivo y suelta limpia hacia atrás.
Cuando obtienes esa confianza sabes que ya no hay marcha atrás.
A mitad de recorrido me encontré con un zorro a una distancia que entiendo que rondaría los 25 metros. El cuerpo se veía enano desde la piqueta roja.
Aquí podéis ver el vídeo justo después de tirar la flecha.
Seguí encadenando primeras flechas y llegó un momento en el que empecé a oír disparos de flechas delante de mí en el bosque. Efectivamente, a los pocos minutos me encontré con un grupo de arqueros veteranos muy tradicionales (longbows victorianos y camisetas de "Longbow Heritage") a punto de disparar a un gorila a unos 55 metros. Como era de esperar cuando tiras con un longbow con snapshooting y al montón la cosa no fue bien. Cuando fue mi turno ya notaba la típica presión del entorno. Pensé "esto me va a romper la racha, maldita sea". Pero no, me quedé a dos centímetros del muerto en la primera flecha ante el asombro de los allí presentes (y mío). Luego sucedió una cosa curiosa. Los adelanté con su permiso y me fui a buscar la siguiente diana pero me perdí y tuve que desandar hasta encontrarla justo cuando el otro grupo llegaba también, siendo yo ahora el "parón". Me disculpé y me preparé para tirar pensando "vale, esta vez sí que no te va a salir la jugada tan redonda" pero no, resulta que al guepardo le di en todo el corazón con una técnica magnifica así que sonreí agradecido ante las muestras de aprobación espontáneas de los otros tres. Tras esa doble prueba estaba claro que la cosa sólo podía acabar bien y bien acabó.
¡Hice 292 puntos! Eso es una media de 16.2 puntos, es una barbaridad de puntos, para sentirme muy orgulloso. Con mi arco de iniciación, material gastado y un terreno entre desconocido y poco practicable conseguí un récord personal que me dejó extasiado. Ya no sentía frío ni molestias ni nada, sólo quería saborear la última hora y ser feliz.
Os dejó con un vídeo de apenas minuto y medio en donde podéis ver el aspecto del terreno. A mí me parece precioso a pesar del barro. Hay árboles, un riachuelo, etc.
Hoy fue claramente uno de los mejores días que recuerdo desde que aprendí a tirar con el arco. Empecé dubitativo pero luego cogía racha y me encontré fenomenal. Me hubiera gustado tirar con algún grupo pero no lo vi fácil y no quise auto-invitarme, pero no pasa nada, lo disfruté muchísimo y cuando llegué a casa me di una ducha bien caliente. Ahora me encuentro bastante cansado pero muy feliz. Creo que me voy a dar un premio y pediré a una pizza con triple de pepperoni :)
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