A veces la gente nos pregunta a los arqueros y arqueras por qué nos gusta tanto esta afición (hablo específicamente de 3D) y normalmente somos capaces de articular buenas razones y extendernos en todo lo que nos ofrece en aspectos como el disfrute de la naturaleza, el compañerismo, la superación personal, el perfeccionamiento de una técnica aparentemente sencilla o la ventana que se nos abre a la historia.

Aún así, es raro que nos quedemos enteramente satisfechos, sin atisbo de frustración en nuestro torrente de palabras porque lo que hubiéramos querido es transportar al interlocutor al campo con nosotros aquel día en tal lugar... Este domingo pasado en Bastión de Alanos, con un campo cubierto por la nieve y un cielo prácticamente despejado, se instalará por mucho tiempo en ese listado privilegiado de días que cumplirían a la perfección esa labor.

En un giro de guion perfecto, el campo recibió nieve y no lluvia el día anterior a la tirada y el mismo día las nubles y posibles lluvias dejaron paso a un sol limpio y azul sin una gota de viento y una temperatura fría pero perfectamente soportable.

El entorno de Bastión de Alanos, con la sierra de Guadarrama espectacular y la dehesa escurialense dando la bienvenida al invierno, acogió a 90 arqueros y arqueras que al desafíar al frío se encontraron como premio un campo precioso y un recorrido magnífico.

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Foto con el pico de Abantos al fondo, durante el calentamiento

Al ser una jornada con categorías IFAA, asistí bajo el estandarte de Arqueros de Ithilien con los ya habituales de mis reseñas Yamila y Luiyo. Nos organizamos para ir en un solo coche con las cadenas en el maletero y llegamos a la verja del recinto sobre las 9.15h. Nos recibió un campo cubierto por unos pocos centímetros de nieve cuajada y bastante gente que había empezado el calentamiento a base de café calentito y charla animada dejando el arco y las flechas a un lado por el momento.

Nosotros nos pusimos a peparar el equipo y tras saludar brevemente a Jacobo y los habituales del lugar nos fuimos a por nuestras tablillas de puntuación y luego a las dianas de entrenamiento para practicar la técnica y desentumecer los músculos. Luiyo iba con su longbow (LB), Yamila con su recurvo (BHR) y yo con mi longbow inglés (HB). Dedicamos varias rondas a trabajar las sensaciones, con técnicas correctas, sueltas limpias y ninguna flecha perdida entre la nieve. La motivación especial por no tener que desenterrar flechas del campo nevado ayudó a que nos concentráramos si cabe más.

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Ambiente a media hora de arrancar

Volvimos al punto de encuentro, al campamento arquero, y nos encontramos ya con más de tres cuartas partes de los asistentes con ganas de que aquello empezara cuanto antes. Saludé a El Dimas, Angela y Nurit que no se sorprendieron cuando preguntaron por Angela y les dije que a esa hora seguía en la cama, calentita, acompañada por las dos gatas.

Como la organización estaba dejando algo de margen para los más rezagados (Haritz llegó prácticamente sobre la campana), me animé a un café calentito pero al poco rato Jacobo se decidió a convocarnos a todos y a recordarnos las particularidades de una ronda World Archery, que en Bastión de Alanos no resulta tan habitual.

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Jacobo con su café (y la nueva sudadera) se dirige a todos para recordar la normativa de una ronda WA

En la patrulla, dominada por los arcos históricos, estábamos Haritz, con su longbow inglés, Javier Gamboa, misma elección, Fer Baelo, con su Grozer húngaro, Luiyo, Yamila y yo. Cuatro históricos de un total de cinco en la jornada. Que en una tirada de IFAA haya arcos históricos es raro, pero que haya 5 es un gran hito y dice mucho del espíritu arquero que reina en Bastión de Alanos.

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¡Foto del patrullón! Luiyo, Yamila, Haritz, maestro Gamboa, Fer y yo

El trecho desde el campamento arquero hasta nuestra piqueta de salida, la número 11, fue una delicia de paseo ya entrando en el campo en sí y confirmando que el día se había conjurado para obsequiarnos con un ambiente y unas vistas de postal. Estuvimos aguardando apenas unos minutos y disfrutando de la generosidad de Haritz con el contenido de su termo que unos entendieron como un poco de terrón y miel y otros, quizá más acertadamente, como un poco de té, ron y miel.

El maestro Gamboa se ofreció para llevar la puntuación, yo me propuse como reportero gráfico y el resto atenderían a la anotación o recogida de flechas.

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Preciosa panorámica. Foto cortesía de Haritz

Empezamos disparando flechas a un jabalí en una pequeña depresión del terreno que obligaba a ser disciplinado para no subir en exceso el arco por miedo a impactar en el cambio de rasante. El exceso de celo hizo que la mayoría de flechas iniciales acabaran prácticamente en la base del susodicho, al contrario de lo que es habitual.

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Fer nos muestra cómo se hace...

Ahí ya pudimos disfrutar de la técnica con agarre de pulgar de Fer Baelo y su arco mongol. Decidido a aplicarse en esa técnica, colocó la flecha en el lado "contrario" al que solemos verla cuando empleamos agarre apache o mediterráneo precisamente porque el torque de fuerza del agarre está invertido con el pulgar. Se trata de una técnica especialmente complicada que no admite medias tintas. Uno no puede simplemente "probar" a tirar con agarre de pulgar, debe realmente dominar esa técnica o de lo contrario parecerá a los ojos de los espectadores un eterno aprendiz. En el caso de Fer, que domina la técnica digamos "estándar", fue claramente de menos a más durante la mañana con una segunda mitad muy regular.

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La arquera atenta y el resto protegidos contra el sol

Yamila hacía dos días que había retomado el arco tras un parón navideño (desde el 17 de diciembre en Arqueros de Madrid si no recuerdo mal) pero fue imposible apreciar fallos obvios (y no tan obvios) en la técnica. Las flechas volaban rectas, sin culebreo, su anclaje era estable y la suelta limpia y hacia atrás. Su pequeña maldición fue exclusivamente la toma mental de distancias, especialmente las dianas pequeñas y cercanas, que no suelen encontrarse en recorridos fijos de entrenamiento. Ni una flecha hizo un extraño, ni una sola flecha escapó de la vertical del pulmón, pero no pocas se estrellaron a escasos centímetros de la base o rozando el lomo del animal en cuestión.

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Javier Gamboa frente a un caracol gigante, canteando lo justo su longbow

Javier Gamboa sacó a relucir su longbow trilaminado, encerado con una mezcla especial y mucho tesón y mimo, y se mantuvo en su línea habitual de buenos tiros, siempre haciendo lo mismo, abriendo, anclando y luego girando todo el tronco en movimiento ascendente o descendente suavamente hasta que decidía que ése era el punto adecuado. Hubo varias dianas excepcionales pero yo destacaría una, un jabato en un alto, en donde nos dejó a todos con la boca abierta con sus dos flechas.

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Aquí Haritz posa perfecto

Haritz trajo también su arco longbow inglés. De hecho, él fue el motivo por el que en el último momento cambié a HB en lugar de LB en esta tirada. Venía de experimentar con diferentes tipos de flechas y no acababa de estar satisfecho del todo (o no había tenido tiempo de probarlas bien). No acabó de encontrarse cómodo del todo durante la mañana aunque mantuvo cierta regularidad. Lo que nos dejó (una vez más) claro a todos es que Haritz es el tipo de arquero que aunque no esté resolviendo a su gusto las diferentes propuestas (independientemente de que la puntuación no sea mala), él mantiene el buen humor y ayuda a que todo el grupo se contagie de ello. Pero eso los que habéis tirado con él ya lo sabréis.

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Luiyo segundos antes de uno de sus mejores tiros del día

Luiyo empezó fortísimo y se mantuvo así toda la mañana. Llevaba semanas sin tirar y pareció que hasta le había venido bien. Con su estilo "zurdo" que parece que se llena de flecha cuando abre, no perdonó prácticamente a ninguna propuesta. No acusó bajón o momentos de falta de confianza y salvo algún error ocasional, fue enchufando las dos flechas casi como un trámite. No en vano, terminó el recorrido con su mejor marca personal hasta la fecha (272 puntos). Esto le valió el segundo puesto de la jornada en Longbow a mucha distancia del primero, José Picón, con 336 puntazos, pero a su vez muy lejos de todos los demás ese día.

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Ante dos gorilas en la distancia, mi mejor diana del día (en sensaciones)

Por mi parte, volví de improviso a coger el arco longbow inglés cuando Jacobo me dijo sorprendido que esperaba verme con él y no con el longbow. Bastó media chanza por correo para hacerme cambiar de opinión. Reconozco que me costó hacerme de nuevo con el arco tras una vuelta entre algodones a mi Falco en diciembre (con dos mejores marcas personales) pero no lo sentí extraño en las manos, simplemente tuve que concentrarme en dominarlo para no hacer tonterías con la suelta ni dejar que vibrase en exceso al soltar y desvíase la flecha. Me mantuve regular y en general mi problema fueron segundas flechas bajas por mi tendencia a bajar la mano del arco en esas segundas flechas y no volver a subirlo levemente durante el anclaje. Me gustó especialmente el doble tiro a dos gorilas, uno de ellos albino, cuando íbamos por la mitad de recorrido.

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Me pregunto si ese monte que se ve a lo lejos es Peñalara. En cualquier caso, era una vista preciosa.

La patrulla fue un patrullón. La mayoría lo son y Bastión de Alanos es una garantía pero hay días en que la composición, el ánimo, el ambiente, el recorrido y cómo fluye todo hace que lo disfrutes de forma excepcional. Yo reconozco que no quería que aquello terminara nunca. Mientras hubiera propuestas, aquello seguía y no habíamos terminado. ¿Por qué querríamos terminar? Estábamos a gusto, de temperatura y de charla, el recorrido con las dianas nuevas era una gozada, nadie estaba pasando una mala mañana y salvo un breve momento en el primer tercio del recorrido, no nos encontramos apenas con nadie durante toda la mañana. Íbamos seis y parecía que íbamos cuatro de lo fluido que resultaba todo.

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Un precioso zorro de las nieves, muy apropiado

En un momento Jacobo se acercó dando brincos con su cámara de fotos para hacernos un breve reportaje, sobre todo a Fer que con su arco mongol era la joya de la patrulla y luego volvió con su patrulla. Me da que ese "carrete digital" estará repleto de estampas espectaculares.

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Foto homenaje al fotógrafo y al arquero fotografiado

El tiempo transcurrió ni rápido ni agónicamente lento, a un ritmo perfecto. Aquél en el que no te planteas mirar la hora porque siempre hay algo que hacer pero no te notas como un autómata yendo rápido de una diana a la siguiente. Creo que por una vez, ser seis en una patrulla fue exactamente lo que necesitábamos, para detener el tiempo lo justo para poder saborear cada flecha, ya fuera propia o ajena.

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Un bonito tiro en pendiente a dos jabalíes

Finalmente no hubo más remedio que admitir que habíamos agotado las 24 propuestas y volver al campamento arquero y entregar las puntuaciones no sin antes desvelar Javier Gamboa que hasta la última diana íbamos prácticamente empatados a puntos por parejas él y yo y Fer y Haritz. Finalmente, mis 217 puntos me habían dado la victoria en HB en la patrulla (pero aún faltaba por ver qué había hecho el HB restante).

Ya había gente que había terminado y la paella estaba a punto de ser servida así como una caldereta impresionante. Yamila, Luiyo y yo optamos por la paella y una mesa que estaba libre y nos pusimos a comentar la mañana mientras degustamos el caldito de pollo aún muy caliente del termo de Yamila que maridó perfectamente con el arroz y con nuestra cara "fresca y sonrosada".

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El padre de Jacobo sirviendo generosas raciones de paella, que competía con la caldereta

Tantas ganas teníamos de seguir tirando flechas que nos escabullimos un rato para hacer un minirecorrido de ocho dianas que acaba precisamente donde el punto de encuentro. Lo calculamos a la perfección porque cuando llegamos de vuelta ya se anunciaba que los podios se cantarían en breve. En efecto, a los diez minutos Jacobo dio paso a Haritz como maestro de ceremonias que fue, con su gracejo habitual, llamando a los tres cajones a todas las diferentes categorías. El ganador o ganadora de la jornada tenía como recompensa especial un preciado doblón de oro de Bastión de Alanos con la inscripción relativa a la liga de invierno.

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Todo listo para anunciar los podios

Por nuestra parte, la jornada tuvo un final casi redondo. Luiyo había quedado segundo en longbow, una difícil categoría (el nivel no deja de subir). Yamila había ganado en su categoría BHR y yo hice lo propio en la de histórico.

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Gamboa, un servidor y Jorge Herranz (HB)
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Helena Llamazares y Yamila (BHR)
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Luiyo, José Picón y "Rabazo"
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Inma y Mar, longbow femenino ¡claro que sí!

Eran algo más de las tres de la tarde cuando nos vimos con la jornada terminada. La sed arquera saciada, el disfrute de la naturaleza colmado, una sensación de estar exclusivamente entre amigos y una buena colección de recuerdos, algunos para analizar y otros simplemente para degustar todo lo que quedaba de domingo. Con algo de pena y envidia por los que podían alargar un poco más la sobremesa tras los podios, optamos por despedirnos de todos y encaminarnos al coche, desmontando todo y guardándolo todo bien esperando a la próxima oportunidad de visitar tierras alaneras.

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Los tres de Ithilien satisfechos de nuestra incursión en el Bastión

Un enorme GRACIAS a Bastión de Alanos por hacer del pasado domingo una jornada arquera inolvidable que claramente caló en todo el mundo a juzgar por las expresiones espontáneas de felicidad que no dejaron de escucharse durante la comida y en los corrillos que se formaron. ¡Volveremos en febrero!

Os dejo con un vídeo de momentos seleccionados del día. Espero que lo disfrutéis.