"Si no hubiera cometido errores, hubiera hecho bastantes más puntos". No me equivoco al decir que puedo hacer esa frase resumen mía pero también se la oí a no pocos arqueros y arqueras hoy al terminar el recorrido. ¿El motivo? La sensación de que la tirada tenía una dificultad intermedia y agradecida.

Se trata de una sensación agridulce, muy propia de la condición de arquero. Haces una puntuación muy buena y, sin embargo, sabes que has desaprovechado una rara oportunidad para salirte de cualquier estadística. Y cuando digo "puntuación" me refiero no sólo al numerito al final de la tablilla sino también a la actuación en su conjunto.

Sólo así se explica que tras obtener 290 puntos, 30 más que mi objetivo para hoy, 260, y mi segunda mejor marca nunca en una tirada, estuviera con la alegría "justa", pero vamos a por el resumen de una gran jornada con una fenomenal patrulla.

Cuando sonó el despertador a las 8 de la mañana, me cogió bien en medio de una fase REM porque abrí los ojos sintiendo un puñetazo en toda la cara pero si te acuestas más tarde de las 2 de la mañana lo lógico es que el cuerpo mantenga la inercia de las fases REM de las siete u ocho horas que suelo dormir. En un día de trabajo, aún disfrutando mucho lo que hago, habría sido un mazazo pero ¡hoy había tirada! y creo que las malas noticias del repentino despertar se esfumaron en pocos segundos. Sarna con gusto no pica.

En el trayecto en coche hasta el club Arqueros de Madrid iba escuchando la radio y entrevistaban a una de las asistentes destacadas al I Congreso sobre Empleo de Hogar y Cuidados, Juana Flores (EE.UU), visbilizando el problema endémico de injusticia sobre trabajadores (el 99% trabajadoras) del hogar en España, con apenas reconocimiento en materia de prestaciones de desempleo, pensiones, etc, incluso cuando están dadas de alta como empleadas del hogar. Tuve uno de esos necesarios momentos de reflexión sobre lo privilegiado que era en ese momento. Duró poco, desafortunadamente, porque un enorme coche blanco casi se me echa encima de mi carril en una bajada en curva de la salida del km 34 y el susto y la reacción se hicieron con el control total. Seguramente sería alguien que volvía "cargadito" de la noche del sábado, jugando a la ruleta rusa con la vida de los demás.

Tras aparcar y montar el arco fui a las dianas de calentamiento para tirar entre 10 y 15 flechas y solamente centrado en la suelta. Desde hace unos pocos meses eso es lo que hago cuando caliento. Sí, varío de diana pero no apunto, eso lo dejo para luego. Me concentro en ejecutar bien la técnica. Mirar miro a algún sitio pero me no obsesiono con dar a un punto en concreto. Es como si mirara a un punto aleatorio cada vez. Recomiendo que la gente pruebe a hacerlo, elimina tensión y calientas igual de bien con el beneficio extra de que puedes dedicarle un tiempo de calidad al anclaje y la suelta cuando puedes ser más consciente de ellos, sin jugarte un solo punto.

Con el ambiente habitual de una tirada social de Arqueros de Madrid, es decir, mucha energía positiva, se fue nutriendo la línea de tiro poco a poco hasta que hubimos de pasar a dos turnos por ronda. Ahí vi a los sospechosos habituales pero también eché en falta a algún longbow.

Hablando con Avelino me confirmó que había estado tirando con un arco mecánico "de levas" mientras se piensa qué longbow de menos libras pero rápido encargar a medida. Queremos a Avelino de vuelta en las tiradas así que ¡fantástica noticia!


Un arco de levas, ¿es chulo o no es chulo?

Tras las instrucciones pertinentes de la organización para saber en qué "manada" ir a buscar nuestras piquetas, nos pusimos en marcha. Hacía un día fabuloso, con buena temperatura y ratos de sol y nubes, perfecto salvo por lo seco que sigue el campo, algo que seguramente pase a la historia en la próxima tirada de la liga.

Nuestra patrulla, formada por ranking tenía a Pedro Antonio (subcampeón Longbow de España 2015, ahí es nada), María, Félix y a mí mismo. Estilos diferentes dentro del longbow que prometían un recorrido muy entretenido.


De izquierda a derecha, Pedro Antonio, María, Félix y yo, foto cortesía de Avelino

La primera diana era no me acuerdo qué pero era grande. Un tiro clásico, ligeramente hacía abajo y largo. Era el primero en tirar. Enganché la suelta y la flecha desapareció a la derecha del animal. Vaya comienzo más nefasto. Lo arreglé con un buen pulmón en la segunda flecha pero me escuché a mí mismo pensar "¿en serio, enganche en la suelta? ya te vale..."

En la segunda diana ocurrió todo lo contrario. Era un ciervo pequeño tumbado, ligeramente en pendiente. Tiraba el último por rotación y miré a una flecha de Pedro Antonio que me parecía que estaba bien colocada. Un robin. Sonó precioso, todo hay que decirlo, con el "crac" de la madera. Con el jolgorio y la presión fallé la segunda por arriba ¡maldita sea!


El botín de un robin, aprendí hoy, consiste en quedarte la flecha del damnificado, en esta ocasión una flecha de calidad fabricada por Dioni Santidrián que también tiraba hoy

Estos comienzos son terribles porque son fallos que escapan a lo convencional y te dejan tocado. Un enganche de la suelta y una tensión que te desconcentra hasta el punto de fallar una segunda flecha cuando la primera está bien colocada. Ahí sólo queda tranquilizarse, relativizar, quitarle importancia y refugiarse en la técnica sin apresurarse en ningún momento. Cuando tirar flechas consiste en "pasar el trámite cuanto antes" es cuando te has ido del todo de una tirada y eso a veces pasa inmediatamente después de un par de dianas atroces.

El recorrido tenía dianas muy varias, como es habitual en las tiradas de Arqueros de Madrid. Desde avispas o arañas, hasta corzos y leones, pasando por avutardas y jabalíes. Las posiciones de tiro eran en general cómodas para el arquero. En ningún momento (y eso que a mí me encanta) vi ninguna diana que me "sugiriera" tirar arrodillado. Tampoco me encontré con propuestas en donde el tiro no fuera bastante limpio ni distancias exageradas para los que tiramos tradicional. Cuando uno no oye quejas de su patrulla o de las patrullas vecinas suele significar que el recorrido no es especialmente cruel con el arquero.

Continué con una media de unos casi 12 puntos por diana hasta la mitad del recorrido. Tengo aquí delante la foto de la tablilla de puntuaciones finales y me sorprende ver que sólo fallé una flecha más en esa primera mitad. Sin embargo, no tenía yo esa sensación seguramente arrastrando aún el sabor de boca de las dos primeras dianas.


Félix a punto de atravesar con una flecha a una cabra montesa

Como decía Pedro "todo arquero tiene su momento de bajón" y el mío antes llegaba cerca del ecuador, sobre la diana 10 o así. Néstor me dijo que seguramente se debía a que me relajaba demasiado (tras las primeras dianas súper-alerta) y perdía la postura correcta. Era capaz de recuperarme pero siempre da rabia perder 3-4 dianas así. Voy consiguiendo retrasar ese momento poco a poco. Ahora me sucede más en las dianas 16-18 y tiene que ver con el anclaje, que no es tan firme ni tan estable. Como me suelo dar cuenta, el bajón me dura dos dianas a lo sumo. Luego ya puedo seguir fallando pero por altura, no por ejecución. El objetivo es retrasar ese momento hasta la diana 25, ya me entendéis...


Un tejón que se nos dio bastante bien

Estuvimos comentando la poca difusión de la afición al tiro con arco y en especial la modalidad Bosque. En concreto hablamos de la escasez de revistas o páginas web en donde uno puede estar al tanto de lo que sucede (o informarse si es un novato). Hay un par de foros, páginas de Facebook más o menos útiles y un puñado de blogs sobre nuestra afición (en español). Este blog, por ejemplo, nació en parte porque realmente hay tan poco ahí fuera que pensé que podía tener un impacto positivo sobre todo para los recién llegados que no saben bien qué hay más allá del tiro con arco más conocido, el olímpico. Aunque fundamentalmente escribo para mí mismo, para que no se me olviden todas estas experiencias, espero que para vosotros resulte cómo mínimo una lectura entretenida de un compañero de afición.


Ésta es una diana SRT preciosa de un lobo, preciosa

La segunda mitad del recorrido fue mucho más irregular que la primera. Si había acabado la primera con 140 puntos, la segunda hice 150 puntos. A simple vista, mejor ¿no? hasta que ves cómo se distribuyen los puntos y descubres cosas como una diana con un 11 y un 0, y dos dianas con un 10 y un cero. Claro, así vas sumando igualmente pero te quedas un poco con gesto de ¿me tomas el pelo? Y no es que siempre fueran primero los ceros y luego viniera al rescate el 11 o el 10, podía ser perfectamente al revés.


Aquí el búho parece decir "¿os habéis quedado a gusto ¿no?"

Creo que sé lo que pasa. Con el nuevo anclaje, necesito hacer más explícito el tacto de mi dedo índice con la encía superior. Ese tacto me da seguridad y me ayuda a abrir mejor con la espalda, es como si fuera un punto de apoyo mental que tiene efectos musculares. En cuanto me despisto, no siento el tacto y no abro de espalda como quisiera.


Uno de esos dieces espectaculares acompañados de un cero en la segunda flecha

Hacia el final de la tirada había un tiro de los más complicados. Atravesando la vaguada teníamos que disparar a un corzo pequeño a una distancia muy respetable. Tiré el primero y la primera flecha describió un arco perfecto hasta el corazón. Impresionante, creo que mi flecha del día, por cómo voló y cómo impactó. Lástima que las exclamaciones de júbilo me volvieron a descentrar y la segunda se me fue creo que alta. Bueno, eso se cura tirando más y más y sobre todo, tirando más y más dieces ¡fácil!


Una oca con una bonita agrupación de mis dos flechas

No hubo apenas tapones y siempre pudimos de tirar de uno en uno sin ocasionar ningún problema a la patrulla que venía detrás (poleas y desnudo, creo, así es fácil). Todo fue muy fluido y relajado. Realmente fue una mañana muy agradable con una compañía fantástica.


Pedro a punto de colocar otra flecha más en el corazón

Era la primera vez que tiraba con Pedro Antonio y, en fin, qué decir. Un arquero impresionante. Hace que todo parezca tan fácil... No creáis que se lo piensa mucho, se coloca, una pausa de un par de segundos mirando la diana, tensa, ancla muy poco tiempo y suelta al tiempo que impulsa el arco hacia abajo (sin bajarlo, sólo rotándolo en la muñeca). A mitad de recorrido llevaba 200 puntos y al final creo que hizo como 375 o así, una puntuación estratosférica para longbow (e inalcanzable para la gran mayoría de recurvos). Con una media de casi 16 puntos por diana os podéis imaginar la rutina de la anotación en su caso, era prácticamente infalible, un privilegio tirar en la misma patrulla que él.


La penúltima diana con una primera flecha fallada y una segunda concentrado en el 11

El final del recorrido no me fue muy allá. 8-0, 11-0 y 5-0. Yo creo que estaba deseando terminar y no fastidiarla y al final la fastidié. Me quedé a las puertas de llegar a una cifra que será el objetivo del próximo año, los 300 puntos, pero bueno, no pasa nada, hubiera firmado mucho menos que esto esta mañana al despertarme... Aunque probablemente hubiera preferido menos puntuación y mejores sensaciones, si eso tiene algún sentido.

Ésta es la penúltima tirada de la liga, ya sólo queda otra en noviembre, el día 6. Es la única liga que estoy haciendo este año y mi objetivo era volver a ser tercero. Al principio lo vi prácticamente imposible pero ahora está al alcance. Es la liga de mi club y me gustaría hacer un buen papel, la verdad. Además, representa muy bien la constancia y lenta pero inexorable mejora continua de un año porque aunque cada tirada varía, hay muchas constantes que se mantienen, lo cual viene bien para poder comparar con cierto criterio.

Os dejo con un vídeo que creo que me ha quedado un poco mejor que los últimos (básicamente porque grabé más veces y más tiempo) para que veáis cómo fue un poco el día. Ya sólo me queda agradecer a María, Félix y a Pedro una mañana tan entretenida tirando flechas.

Actualización: Han salido las puntuaciones y entre cosas se confirma que Pedro Antonio sacó la mejor puntuación en Longbow, Recurvo y Mecánico, chapó!