La COVID-19 no nos deja muchas oportunidades para alimentar este blog, confiamos en que eso cambie pronto. No obstante, nuestras recientes vacaciones en la Toscana sí han dado para un relato arquero curioso que espero que os guste.
Como en prácticamente todas nuestras vacaciones de más de 10 días, buscamos alguna actividad arquera para disfrutar de una jornada de arcos y flechas con gente local. Estos planes son muy diferentes entre sí pero nunca decepcionan.
En esta ocasión íbamos a estar en los alrededores de donde se celebró el IFAA 3D World Championship en 2017 (técnicamente el WBHC). Tenemos dos extensos artículos sobre nuestra experiencia, el primero y el segundo. Nos pareció buena idea repetir pero en modo "total relax". Resulta que hay un campo privado que en su extensión de 80 hectáreas acogió buena parte de los recorridos de ese campeonato. Hoy cuenta con tres recorridos fijos, dos de 30 dianas y uno de 14. Esta actividad se añadió a la principal que ya tenía de agroturismo. Pero eso lo comentaremos más adelante.
La diferencia esta vez es que no queríamos complicarnos la vida llevando nuestros arcos de viaje en avión. Estamos acostumbrados a hacerlo pero esta vez preferíamos cero líos con la aerolínea y la covid. Aparte, no tener un coche alquilado desde el primer momento desincentivaba mucho cargar con ese material para solo un día de tiro con arco hacia el final de las vacaciones.
Contactamos con Chianti 3D, el campo de este resort agroturístico Podere Val Verde, en Castellina in Chianti, y Ulrike, la dueña de la finca, nos dijo que no tenía arcos apropiados para nuestro nivel, solo takedowns de iniciación. Aquí es cuando nos líamos la manta a la cabeza y decidimos comprar un arco en una tienda italiana, seis flechas para cada uno y enviarlo todo a este resort. Ulrike nos sugirió la tienda de Toxon Sport, en Peruggia y rápidamente contactamos a su vez con Enrico, su gestor. Tras intercambiar algunos correos con arcos disponibles o casi disponibles con nuestras especificaciones, acordamos comprar un Ragim Wolf Custom de 68" y 30# con seis flechas de carbono sencillitas pero con pluma natural para cada uno. Este arco es un flatbow muy socorrido para primeros longbows modernos (es un flatbow moderno). Tenía un precio contenido podríamos compartirlo. Angela lo notaría un poco fuerte y yo un poco flojo. Suficiente para disfrutar de una jornada de flechas sin más pretensión que pasarlo bien y conocer a gente.
Cabe destacar lo volcado que estuvo Enrico Miglietta, de Toxon Sport, con nuestra necesidad un tanto particular. Básicamente, tenía que conseguir el arco y las flechas a medida a punto para nuestra llegada al sitio de marras y todo funcionó genial. El arco estaba con su punto de encoque de hilo, el reposa y el fistmelle adecuado. De hecho, lo llevó él personalmente desde su tienda hasta Podere Val Verde. ¡Grazie mile Enrico!
Llegamos a media mañana al campo recordando que en esa zona habíamos estado tirando flechas hasta hartarnos, sobre todo del calorazo que aquel junio sufrimos (ola de calor). Aparcamos y sacamos el único material arquero que habíamos traído de madrid; brazaleras, un guante, una dactilera y un carcaj de viaje.
Nos recibieron Ulrike, Fabian (su hijo) y Sara. También nos recibieron su perro y sus diez gatos. Pronto supimos que Ulrike es la dueña del terreno y gestora del negocio principal de alojamiento y Fabian se encarga de mantener y gestionar la parte arquera. Los tres trabajan en la hacienda en varias facetas y, sin duda, es un trabajo constante para tener toda esa enorme propiedad operativa. Hay un campo de lavanda y olivos y frutales por buena parte de la finca.
Y he aquí el movimiento inteligente de hace 6 años. Decidieron darle a su negocio de alojamiento un toque diferencial aprovechando que toda la zona agreste y pedregosa podía funcionar como campos 3D de tiro con arco. De pronto pasaron a ser un resort arquero único. Puedes tener tu cabaña de lujo en la Toscana y después de un baño en tu piscina te das una vuelta con el arco sin tener que coger el coche.
En fin, a nuestra llegada nos atendieron encantados y vimos por primera vez el arco y las flechas, todo correctísimo. Fuimos a probarlo a las dianas de calentamiento y apenas tuvimos que realizar ajustes. De los tres recorridos que tienen, decidimos comenzar por el rojo, un recorrido de 30 dianas "aventurero" con un sistema clásico de 3 piquetas, rojo, azul y blanco. Nos decantamos por éste en lugar de los otros dos porque Fabian dijo la palabra mágica "tiene sombra" y a esa hora pegaba fuerte el sol.
Nos dijeron que podríamos tardar hasta casi 3h en terminarlo así que entramos en el recorrido con un poco de respeto. Al final tardamos hora y tres cuartos sin hacer nada especial. Íbamos a un ritmo constante y apenas fallábamos flechas. A pesar de compartir arco y tirar en secuencia, la cosa fue bastante bien. En Arqueros de Madrid tardamos en hacer el recorrido de 24 dianas poco más de una hora.
Este recorrido rojo tenía sombra en muchas partes pero, sobre todo, tenía subidas y bajadas constantes, algo que siempre es de agradecer para tener propuestas de tiro cambiantes y retadoras. Además, sueles tener estampas más atractivas y vistas más potentes. Es verdad que el camino se veía pedregoso y el terreno en general era agreste pero era parte de su encanto. Y cada poco mirabas a lo lejos y tenías unas vistas impresionantes.
Los animales eran los habituales jabalíes (pero no tan habituales como en España, que empalagan), linces, cocodrilos, ciervos, venados, ardillas, aves varias... Y había dos dianas móviles. Una con un cuervo y otra con una avispa gigante, ambas con el sistema sencillo de una cuerda de la que tiras para "cargar" la diana y al soltar, la diana pasa de derecha a izquierda en el plano del parapeto. Estas dianas son siempre muy divertidas y nos recordaron a las que vimos en la Selva Negra. Ulrike y Fabian son de origen alemán así que algo de influencia está claro que existe.
A mitad de recorrido escuchamos voces en italiano delante de nosotros. Finalmente los alcanzamos pero lejos de estar tirando, nos comunicaron que estaban "postando". Es decir, que estaban haciendo una parada para un pequeño picnic. Nos encantó escuchar esa expresión. Se hicieron a un lado y seguimos nuestro camino.
Los dos sets de flechas que teníamos funcionaron muy bien con el arco. Me alegré de haberlas "diseñado" en frío y luego ver que funcionaban bien para un arco que nunca habíamos probado y cuyas libras no tenemos en casa (o menos, o más). Las de Angela iban quizá especialmente bien pero las mías culebreaban de forma bastante controlada.
Con un "choca esos cinco" tras meter Angela dos flechazas a la avispa móvil, volvimos a la casa que hace de recepción y nos sentaron en una mesita estilo la Princesa y el Vagabundo en donde aterrizó un bol de 1kg de fusilli con un pesto hecho con ajo salvaje (aglio orsino) en lugar de albahaca. El kilo entero no nos comimos pero 3/4 cayeron. Delicioso. Como nota curiosa, ese aglio orsino provenía de su finca, en un trocito de terreno muy oscuro y húmedo descubierto durante el confinamiento. Fue toda una sorpresa para Fabian, que está acostumbrado a verlo en el norte de Europa y además nos confesó que este aglio orsino tenía un sabor más intenso que el que él recordaba.
Empecé a pensar que no podría tirar más ese día de lo lleno que me quedé pero entonces Fabian estuvo encantado de responder a todas nuestras preguntas y la sobremesa se alargó. Algunas versaban sobre el campo de tiro en sí y el trabajo que suponía y la clientela que atraía, otras se dirigieron a la experiencia de hacía 4 años con el campeonato. No pudo faltar su versión de los hechos sobre los graves problemas de organización que experimentamos aquella semana. Su versión, muy colorida, incluía personalidades con mucha labia y poca capacidad de trabajo y compromiso y gente inexperta en organizar campeonatos más allá de ligas regionales. Un club de tiro con arco arrastrado a organizar algo muy por encima de sus capacidades. Todavía hoy Fabian recordaba el drama del equipo brasileño o el sufrimiento del sudafricano. De todas estas anécdotas y recuerdos no contaré nada aquí porque pertenecen a una sobremesa privada pero lo cierto es que se nos fue una hora entretenidísima y lo peor de la digestión pasó (seguramente ayudaron las manzanas recién recogidas de un árbol cercano).
Llegó el momento de elegir el segundo recorrido, el de la tarde, y optamos sabiamente por el Safari, de 14 propuestas de temática obvia. El recorrido azul, de 28 dianas, pretendía ser un recorrido de campeonato en toda regla y seguro que hubiera sido fabuloso, pero preferíamos un paseo con las flechas justas.
Calentamos mínimamente mientras veíamos que empezaban a asomarse nubes imponentes en el cielo ¿llovería? Cierto que había "aviso naranja" de lluvia pero este sistema de avisos no tiene equivalente en España, aquí un aviso naranja es algo a tomarse muy en serio.
Fabian nos había avisado de que este recorrido atraviesa muchas parcelas de su terreno que tienen que estar perimetradas con vallas y cancelas por temor a los jabalíes destrozatodo y, efectivamente, casi tras cada propuesta el camino se topaba con una pequeña verjita de madera o metal cada vez con un cierre distinto, todo muy funcional.
Este recorrido nos gustó mucho. Lo cierto es que se nos dio especialmente bien. Seguramente estábamos haciéndonos más y más al arco, estábamos muy relajados y la luz tamizada por las nubes ayudaba bastante. Siempre hace ilusión ver que puedes coger un arco por primera vez (que cumpla un poco con tus parámetros) y unas flechas que vuelan suficientemente bien y tirar bien, tirar cómodo.
Hacia el final del recorrido, en una explanada bastante amplia, habían plantado hace años hileras de árboles. No conseguimos identificar bien las especies ¿nogales? ¿fresnos? En retrospectiva, creo que su objetivo a largo plazo era crear un gran prado sombreado pero no lo preguntamos. [Nota: preguntando por correo al día siguiente, nos confirmó que eran alisos y fresnos y que aún no sabían qué hacer. Sabían que no querían una zona de picnic ¿quizá un recorrido 3D circular?]
En un punto del recorrido hay un banco de madera para sentarse y disfrutar de las vistas que dan a la hacienda y las casas para alojarse. Así lo hicimos ya sin ningún miedo a que nos lloviera. De haberlo hecho con generosidad, tanto ese recorrido como el rojo matutino hubieran mostrado una cara mucho menos amable. Sin la lluvia, lo que quedaba era una luz vespertina ideal. Hay que pensar que cuando en Italia son las 5 de la tarde, su luz es la nuestra de las 6.
Terminamos el safari con un bisonte espectacular fuera del concepto de safari y volvimos andando hasta la recepción por un campo de olivos. El olivo es famoso por su lento crecimiento y estos "pequeñitos" podían tener 80 años. Cuando preguntamos por ellos a Ulrike, nos comentó que sufrieron mucho en la helada de 1985, con temperaturas de -20 grados. Dado que el olivo no hiberna, la savia líquida se mantiene en todo el olivo y a esas temperaturas extremas se congeló "explotando" al olivo desde dentro.
Mientras hablábamos con Ulrike sobre el proyecto que tenían entre manos, el corta-césped de Fabian se oía a lo lejos. Ella nos comentó que creían haber conseguido una propuesta diferente y que muchos alemanes lo valoraban viniendo de vez en cuando y reservando de año en año. Eso habíamos intuido viendo muchos carteles en alemán, con mayor protagonismo que el inglés en todo el recinto.
De esto hablamos durante la cena Angela y yo porque nos hizo recordar lo que sucede en algunas partes de España, en donde comunidades de alemanes buscan la comodidad del alemán y negocios llevados por alemanes. "Me encanta tu tierra, tu sol, tus pueblecitos, tus playas, tu comida, tus horarios, pero la gente no me aporta mucho". Lo que pasa es que la gente está vinculada al territorio de formas mucho más sutiles que simplemente "ocupan ese espacio", no son de quita y pon. Poderi Val Verde es una propuesta bastante especial y Alemania el país de mayor número de arqueros 3D así que puede que estemos ante un caso diferente, aparte de que Ulrike y Fabian hablan perfecto italiano (e inglés), algo realmente positivo.
Volviendo a nuestra conversación con Ulrike llegamos al espinoso tema de qué hacer con el arco y las flechas. Aceptó encantada guardarlo para cuando volviéramos. Ulrike es una mujer inteligente. Es altamente probable que volvamos en los próximos años aunque quizá con nuestros arcos. Dejamos instrucciones de que si alguien quería el arco podría quedárselo por apenas 50€, una ganga. [Actualización: finalmente Fabian se ha quedado el arco :) ]
Nuestra visita a Poderi Val Verde fue perfecta. Estuvimos un total de 7 horas, hicimos dos recorridos, comimos la mar de bien, tuvimos buena conversación y nos fuimos con buenas sensaciones arqueras, que siempre ayuda. En total todo nos costó 35€ por persona, que no parece barato comparado con España pero que, si lo piensas, está más que bien por todo el tiempo, la atención, las facilidades y la autonomía que tuvimos. Y encima guardan nuestro arco. Recomendamos mucho visitar este lugar. De los alojamientos no podemos hablar porque no los catamos pero parecían tener todas las comodidades y algunos lujos. Si queréis ver un vídeo que preparon ellos para darse a conocer, lo tenéis enlazado aquí mismo.
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