En nuestro viaje por Alemania no podíamos dejar pasar la oportunidad de usar nuestros arcos "de viaje", el segundo Slick Stick de Angela y mi Bearpaw Blackfoot. He de hacer notar que casi no llegan vivos por una desastrosa gestión de Iberia en donde el tubo rígido en el que viajaban (con su etiqueta de Iberia de FRÁGIL) quedó aplastado por un gran peso dejando cinco de mis flechas como poco más que leña. El tubo quedó prácticamente inservible y habrá que comprar otro que pagará Iberia, evidentemente.

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Suroeste de Alemania. La chincheta muestra donde estábamos y se puede ver la extensión de la Selva Negra como un rectángulo verde oscuro inclinado a la derecha. Fuente: Google Maps

La Selva Negra en Alemania es una gran masa boscosa fundamentalmente de coníferas que se extiende por el suroeste del país, muy cerca de Francia y Suiza. En cuanto a su flora, predominan los helechos, abetos y dedaleras. Su fauna particular incluye el jabalí, el corzo y la ardilla roja. Tiene un clima puramente montañoso en donde las diferencias de temperaturas entre el verano y el invierno se ven suavizadas gracias al efecto amortiguador de los bosques.

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La zona pintada en rojo es la que comprende los dos recorridos 3D del hotel. El conjunto de casas es Eisenbach. Fuente: Google Maps

Pues hacia el sur de la Selva Negra hay un pueblecito llamado Eisenbach y en ese pueblo hay un hotel, el GASTHOF BAD, cuya fecha de construcción es imposible de datar pero que debió de ser entre 1570 y 1662 según el propio hotel ha podido averiguar consultando diferentes documentos históricos. BAD en alemán puede significar baño o balneario, lo que en tiempos tendría sentido por el agua rica en hierro que discurría bajo un puente cercano. Hoy en día es un hotel con 32 habitaciones absolutamente volcado con el tiro con arco en bosque y la caza con arco.

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Una de las fachadas del hotel

Los últimos kilómetros en coche hasta el hotel, atravesando la capa exterior de la Selva Negra, fueron una delicia vespertina a la que siguió una cocina abierta solo para nosotros de forma que pudiéramos cenar algo incluso antes de hacer el check-in (eran como las 8 de la tarde del lunes). Mientras degustábamos los platos de tortilla y estofado, hicimos un repaso visual al salón comedor al tiempo que no dejábamos de sorprendernos por la cantidad de elementos decorativos que aludían al tiro con arco. Había tantos que en ocasiones parecía una tienda de antigüedades. Había cuadros con relieve, estatuas, trofeos, relojes de cuco, óleos y multitud de pequeños elementos accesorios que hacían que toda la estancia gritara "¡tiro con arco!". La omnipresente madera era como el pegamento que unía todos los objetos, pequeños o grandes.

Una visita a los servicios de esa misma planta reveló toda una sección del hotel que hacía las veces de tienda de material arquero y exposición de trofeos de caza (fundamentalmente cornamentas de corzos). Solo en la tienda podía haber 30 arcos para comprar allí mismo así como ropa de abrigo, cuchillos y flechas. Creo que esa primera hora fue una muy clara carta de presentación, que encajaba perfectamente con el hecho de que el hotel cuenta con dos recorridos 3D de 28 dianas y una zona indoor para cuando llueve demasiado.

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Parte del folleto informativo de los recorridos del hotel. Había un pequeño recorrido de campo que ignoramos completamente

Al día siguiente hacía un tiempo fabuloso. 25 grados y buena dosis de sol. Desayunamos en el estupendo bufé del hotel y nos fuimos a recorrer el primero de los dos campos 3D que tiene el hotel (a 5 minutos andando). Era el recorrido "amarillo" que describía una especie de elipse deformada dentro de una zona de la Selva Negra. Se trataba de 28 dianas colocadas en un total de unos dos kilómetros y que aprovechaban al máximo las condiciones del terreno para simular en lo posible situaciones reales de caza. Recordad que Angela y yo no cazamos en absoluto pero las propuestas que se toman el trabajo de presentar una situación plausible son muy especiales.

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Angela sube hasta el conjunto de cabras para rescatar nuestras flechas

Lo habitual era que cada propuesta tuviera dos, tres o hasta cuatro y cinco animales juntos en un conjunto que tenía sentido. Podía ser una osa y tres oseznos, un corzo siendo atacado por dos depredadores o dos búfalos juntos. A veces eran diferentes ejemplos de cérvidos, otras eran aves junto con otros animales pequeños y hasta una suerte de criatura fantástica (un pequeño dragón). Las 28 propuestas contenían prácticamente tres veces su cuenta en animales, sencillamente espectacular.

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Muchos animales tenían además una cubierta de piel sintética añadida por el hotel. Era muy curioso y dotaba de mayor realismo

Decidimos que no queríamos simplemente tirar todas las flechas a todos los animales de cada propuesta y apostamos por una regla muy sencilla. De forma alterna, uno de los dos dispararía dos flechas y solo dos flechas a todo el conjunto de la propuesta, nominando siempre el objetivo de cada flecha, siendo el otro el que entonces replicaría la elección de cada flecha tratando de superar el resultado (cualitativo en este punto).

De esta forma, a pesar de disparar muchas menos flechas, veíamos cada situación como una oportunidad para tomar partido, para elegir y decidir qué reto resultaba más atractivo en cada caso. Resultó enormemente satisfactorio y además impidió que nos cansáramos demasiado temprano en el día.

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Vistas desde una pequeña zona abierta del primer recorrido

En cuanto a las distancias o a la dificultad, yo diría que estábamos en un enfoque prácticamente IFAA en cuanto a las distancias y en una dificultad media-alta que hacía que disfrutaras mucho cada buena flecha.

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Una diana múltiple muy evocadora (no se ve entero el escudo ni el huevo de dragón)

Eran poco más del mediodía cuando terminamos el recorrido amarillo y al volver al hotel nos dirigimos a un restaurante que nos habían recomendado a unos minutos andando en el mismo pueblo. Ahí comimos fenomenalmente bien, nos tomamos nuestro café en una terraza soleada y con calma volvimos a donde comenzaba el otro recorrido, el rojo.

Este recorrido era en parte un espejo del otro. Para empezar, estaba orientado en sentido opuesto y, en fin, la calidad y cantidad de las dianas era igualmente impresionante. Optamos por mantener el mismo esquema de número de flechas por propuesta y nos "perdimos" de nuevo en el bosque con la esperanza de saciarnos como arqueros.

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Una foto espectacular de Angela a punto de clavar una flecha en el corazón de un jabalí

En este recorrido eran más habituales tiros con mayor pendiente (hacia abajo o hacia arriba), mayores obstáculos en el camino de la flecha y mayores distancias en general. Rápidamente notamos un aumento de la dificultad que no vino acompañado por un aumento en nuestra puntería como hubiésemos querido.

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Un tiro bastante picado a unas avispas gigantes desde una plataforma

Este recorrido no se nos dio tan bien como el de la mañana. Angela no era de la opinión de que fuera necesariamente más difícil, quizá éramos nosotros que tras comer estábamos descentrados. Esto a veces pasa y hemos aprendido a relativizarlo perfectamente. No quiere decir que no estés molesto pero no te vuelves "chinado" a casa (o en este caso al hotel).

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Desde una plataforma elevada podías disparar a casi una decena de animales, aquí seguramente estoy mirando al de la izquierda

En todo caso, hacia el final del recorrido las flechas empezaron a meterse en los pulmones y corazones de nuevo y con el entorno natural completamente para nosotros, nos quedamos encantados con la experiencia de estar tirando en un recorrido privado de un hotel que a tan solo 5 minutos andando te estaba esperando con unas buenas jarras frías de cerveza de barril de la zona para descansar en la terraza.

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Angela posando con un ejemplo más de la calidad y cantidad de animales

Cuando efectivamente volvimos y dejamos los arcos y las flechas en la habitación, pudimos ver cómo otros arqueros y arqueras (la mayoría parejas) también volvían poco a poco de tirar ya fuera en los recorridos del hotel o en otros de la zona de la Selva Negra, ya que la oferta es muy amplia.

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Angela acaba de soltar una flecha camino a uno de los tres animales que se adivinan en la distancia

Creo que un hotel+recorridos orientado específicamente a arqueros de bosque o cazadores es algo que no me extraña que funcione en Alemania con la afición al tiro con arco en bosque que hay pero me temo que en España sería una apuesta muy arriesgada que requeriría mucha inversión solo para descubrir que la audiencia potencial es relativamente pequeña, posiblemente ni un décimo que la de Alemania.

Aún así, nada nos impide planear un viaje a sitios así en alguna ocasión. Lo recomendamos totalmente.