Con el genial recuerdo de la Tirada Medieval de Torrijos que fue nuestra primera experiencia en este tipo de tiradas, decidimos estar muy atentos al proceso de inscripción del archiconocido Torneo Medieval de Ávila (en 2016, su sexta edición).

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Impresionante aspecto de las murallas de Ávila por la noche

No sólo nos apuntamos Angela y yo, también nuestros amigos arqueros Ana y Álex. El plan era el siguiente. Llegaríamos el viernes a Ávila poco antes de las 20h. Tras dejar las cosas en el hotel, saldríamos a cenar cerca de las murallas con una reserva previa. Después daríamos una vuelta por Ávila engalanada para sus Jornadas Medievales (que es el marco para el Torneo Medieval que organizan los Arqueros Abulenses) y a acostarse. El sábado sería sencillo a priori. Iríamos con nuestros atuendos medievales y arcos y flechas a las rondas clasificatorias, disfrutaríamos del "campamento arquero" y luego improvisaríamos un poco dependiendo de las actividades que más nos llamaran la atención de Ávila, seguros de volver a presenciar las finales del Torneo previo a una ducha, cambio de ropa y cena nocturna por el casco antiguo de Ávila. El Domingo nos despertaríamos descansados, daríamos una última vuelta para comprar alguna cosa en el fabuloso mercado medieval y cogeríamos el coche de vuelta a Madrid.

Las Jornadas Medievales de Ávila

Estas jornadas merecen una atención especial. Hacía muchos, muchos años que Angela y yo no íbamos a Ávila y verla volcada en estas celebraciones (ciudad, habitantes y visitantes) fue fantástico. Son tres días en donde no cesan las actividades de todo tipo con la ciudad y su muralla haciendo de escenario y el abarrotado mercado medieval dando mucha vida y colorido constantes. El mercado medieval es inmenso, dicen que de los mejores de España, celebrando las tres culturas. No faltan puestos "de los hippies" pero es cierto que hay un esfuerzo por presentar gastronomía y artesanía valiosas. Hay pendones y banderas decorando murallas, calles y pasajes. Los pasacalles son habituales y hay un amplio programa de actividades fácil de seguir. Se respira un ambiente festivo constante y todo el mundo parece estar pasándoselo muy bien.

Dentro de estas Jornadas Medievales los Arqueros Abulenses disfrutan de ciertos privilegios o a nosotros nos lo pareció, a juzgar por el espectacular emplazamiento para el torneo. Los Jardines de San Vicente se encuentran pegados a la muralla y habían colocado el campamento arquero y lo que por la tarde del sábado serían las zonas de iniciación al tiro con arco en tres de los cuatro "cubos" verdes pegados a la muralla.


La zona verde en forma de quesito es donde se emplazaba el Campamento Arquero

La organización del Torneo Medieval

El torneo tenía una fórmula relativamente simple. En tandas de 8 arqueros y arqueras y a 12 metros de distancia, se disparaban 6 flechas a tres dianas (dos a cada), en orden de mayor a menor. El tiempo marcado era de 1 minuto y esto se repetían 4 veces (tras cada ronda, se recogían las flechas).


Parte del folleto explicativo que anunciaba el torneo

Las dianas estaban suspendidas por cables metálicos y se movían tras el primer impacto, aumentando considerablemente la dificultad de dar en la zona amarilla (3 puntos) o incluso en la negra (1 punto).

Antes de llegar a la línea de tiro, tenías la oportunidad de calentar un poco en dos dianas aparte. Aparte, tras la inscripción te daban una serie de vales para bebida y comida que te permitían pedir refrescos (el agua era gratuita e ilimitada, algo que todo el mundo agradeció infinitamente por el tremendo calor que hacía).

El Campamento Arquero estaba compuesto por tres zonas principalmente. Dos estaban acordonadas, una lucía una preciosa empalizada y daba cobijo a la zona de descanso, refrescos y carpas mientras que la otra servía para el desarrollo del torneo en sí. La tercera estaba en los Jardines de San Vicente propiamente dichos y tenía dispuestos bancos y mesas largas para la comida o para estar sentado tranquilamente.

El concepto del Campamento Arquero como una zona exclusiva para arqueros (y arqueros con atuendo, todo sea dicho) nos pareció un acierto total. Ávila durante las Jornadas Medievales atrae a muchos locales y visitantes y la zona del tiro con arco es como un imán y se pone hasta arriba. Especialmente por la tarde, durante las finales y las exhibiciones, esa zona era como un oasis en donde los participantes del torneo podíamos estar de charla relajada sin apretones ni agobios.

Las rondas clasificatorias

Como decía antes, la tirada de clasificación requería de 24 flechas y buen tino con la presión del tiempo. El juez usaba un silbato y un gran reloj de arena para gestionar los diferentes momentos de la tirada y advertir de riesgos de seguridad en todo momento. En ese sentido, la organización no dejaba nada al azar.

Creo que eran las 10 cuando los cuatro nos animamos a ir en la siguiente ronda de 8 tiradores. Nos colocamos en posición y seguimos las instrucciones para poder tirar. Tras las primeras flechas, todos pudimos ver con claridad que se trataba de un reto importante el solo hecho de impactar con todas las flechas en la zona negra exterior de la diana. Las dianas de cada arquero empezaban estáticas pero ante el primero impacto, empezaban a moverse en los tres ejes. Incluso los impactos de flechas de otros arqueros contiguos afectaban a nuestras dianas. Es difícil explicarlo si uno no lo ha experimentado pero es claramente una situación poco habitual para un arquero. Si a esto sumamos la cuenta atrás de 1 minuto, es fácil visualizar a muchos arqueros lanzando flechas sin ton ni son a dianas escurridizas.

Yo me quedé razonablemente satisfecho con mi puntuación, 21 puntos, sabiendo que era imposible pasar a la final. Angela, con sus 20 puntos (8 de los cuales los consiguió en una última ronda espectacular), estaba también muy contenta.

Tras esto, lo que tocaba era dejar paso al resto de arqueros y buscar alguna zona cercana para hacernos algunas fotos y eso fue exactamente lo que hicimos dentro de un porche de la Iglesia de San Vicente.


Angela "Ghilbrae" con su atuendo y su Bodnik Slick Stick


Ana "Gawen" con su atuendo y su Slivretta


otro de nuestros amigos que apuesta por la privacidad en Internet :) pero al atuendo estaba genial!

Había tantos turistas por los alrededores que muchos se acercaban a nosotros para pedirnos fotos con ellos y aceptamos encantados en todos los casos, ¡espero que se llevaran un buen recuerdo!

Cuando terminamos nuestro particular "photocall" volvimos a la zona del Campamento Arquero y presenciamos un par de rondas finales. Nos fijamos en los más jóvenes, en particular en una niña que tiraba bastante bien y que iba acompañada de su padre que la animaba y ayudaba con las flechas para que no perdiera tiempo. Ahí vimos que para los niños no parecía aplicarse el mismo límite de tiempo de 1 minuto, lo cual era lógico, porque su tamaño relativo al arco y las flechas hace más complicado todo el movimiento de seleccionar una flecha y colocarla rápido en la cuerda. Lo que me dejó muy sorprendido fue lo que vi a continuación y es que junto con varios de estos niños estaban tirando tres mujeres adultas en la parte más alejada de la línea de tiro (posiciones 6, 7 y 8). Cierto que lo hacían desde su posición (los niños estaban más cerca) pero no nos pareció que tuvieran la presión del minuto en absoluto, algo obvio cuando se veía fácilmente que tiraban con bastante más relajo y tras tirar la sexta flecha aún esperaban a la señal del juez para parar y recoger. A lo mejor fue una "ilusión temporal" pero cuando dos días después lo comenté con Angela, que no había visto a las mujeres, sí me confirmó que el tiempo de los niños era claramente superior. Si esto sucedió así, supuso un agravio comparativo para el resto de participantes adultos.

Cuando terminaron las rondas clasificatorias dio comienzo el desfile oficial de los arqueros por las calles de Ávila. Bajo un sol de justicia nos pusimos todos en fila de a 4 (luego de a 2, luego ya a bulto) y esperamos la salida. Al estar en la segunda mitad de la comitiva no veíamos por qué teníamos que esperar, luego avanzar, luego parar, pero todos imaginábamos que había otros desfiles por delante que nos impedían avanzar.


Mientras esperábamos para avanzar

Cuando ya nos pusimos en marcha el desfile estuvo muy bien. Había mucha gente por las calles y fuimos atravesando el mercado medieval hasta salir por una de las puertas de la muralla. No negaré que sufrimos muchísimo calor y que quizá por eso se nos hizo un poco largo, pero cada poco alguno gritaba "¡Arqueros!" y todos al unísono respondíamos con un "¡EH!" que se solía repetir dos veces más.

El desfile terminó en una esplanada pegada a la muralla que habían convertido en palenque para las justas. Cuatro caballeros con sus caballos competían por ser el más bravo y ágil a lomos de su montura. No nos quedamos hasta el final (exhibición de esgrima a pie) pero tenía bastante buena pinta, con mucho ritmo y un público entregado.

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Justas en Ávila

Tras esto, corrimos a buscar agua y un baño y luego ya fuimos a comer al campamento arquero. Allí la organización había montado un sistema muy eficiente para coger bandeja y tener la comida y bebida servidas tras esperar una pequeña cola. La comida estaba bastante rica aunque algunos decidimos no tomar dos platos para estar más cómodos el resto del día. Durante la pausa para comer tuvimos tiempo para charlar con amigos arqueros como Félix o Marisol, que ya habíamos visto en la tirada medieval de Torrijos y que seguían tan animados como siempre.


Una borriqueta "libre" sirvió de improvisado soporte para arcos, aljabas y demás accesorios arqueros...

Mientras tomábamos el postre me acerqué para ver si habían salido las puntuaciones y, efectivamente, alli estaban. Para la final de caballeros el corte estaba en los 27, lejos de mis 21. En Damas, el corte se había quedado en 21 con un triple empate creo, justo uno más que los 20 de Angela ¡Uy!

Tras comer, fuimos en búsqueda de algún té moruno fresquito y algo de café para contrarrestar el despertar tempranero. El té nos lo tuvimos que tomar calentito pero estaba muy rico. La ciudad se iba animando más y más aún y se respiraba un ambiente fabuloso aunque en ocasiones pasear por algunas callejuelas era realmente complicado. Llevar nuestros arcos ayudaba un poco porque la gente se apartaba lo justo para que encontraras el hueco por el que seguir avanzando.

Las finales

Y llegaron las finales. Primero hubo un par de tiradas de desempate para tener a los 8 caballeros y a las 6 damas y no sé si también algo con los zagales. Esto despistó muchísimo al público general que se agolpaba en las vallas protectoras. La mayoría, como no escuchaba nada ni estaba al tanto, pensó que ya se estaba disputando la final. Esto ocasionó bastante desconcierto cuando muchos vieron que la final continuaba.

El formato de la final en sí era el siguiente. Por parejas, dos arqueros de la misma categoría se colocaban a unos 12-15 metros de un soporte de madera en el suelo con dos dianas que se tumbaban simultáneamente al recibir un impacto. El objetivo era impactar el primero, punto. Al principio pensamos que no valía con impactar en cualquier sitio, tenía que ser en la zona negra de la diana pero luego vimos que eso daba igual, lo cual generó más de una expresión de extrañeza entre el público arquero y no arquero.

El juez hacía sonar su silbato y cada arquero debía entonces coger una flecha del carcaj o aljaba, ponerla en la cuerda, abrir y disparar tratando de impactar en su diana correspondiente. Solía haber tres resultados en este proceso:

  • Un arquero iba más rápido y disparaba antes de que el otro arquero lo hiciera, impactando la diana y ganando el lance.
  • Un arquero iba más rápido y disparaba antes que el otro pero fallaba, dándole la oportunidad al segundo arquero de impactar, cosa que sucedía y ganaba el lance.
  • Un arquero iba más rápìdo, disparaba y fallaba, lo mismo que su contrincante, volviendo la oportunidad al primer arquero que esta vez no fallaba, ganando el lance.

Al contrario que las clasificatorias, la presión del tiempo era contra el otro arquero y como diferentes arqueros ejecutan la técnica de forma diferente, tienen carcajs de espalda o cinto, flechas y arcos de longitud variada, etc, pues el tempo cambiaba mucho. Se notó especialmente en los zagales, en donde sucedió más de una y más de dos veces que un niño o niña no llegaba a tirar ni una flecha.

Uno puede pensar que el resultado ganaría en espectáculo pero a juzgar por las reacciones del público profano, esto no pareció suceder, la gente opinaba que era mejor ver la mejor flecha (más centrada) para que al menos todo el mundo pudiera tirar. En fin, las finales se sucedieron en base a cruces eliminatorios con (supusimos) alguna repesca y fuimos disfrutando de un escenario de gala inmejorable. La muralla de telón de fondo y el verde del jardín junto con los estandartes y los arqueros caracterizados era puro magnetismo.


Desempate previo de las Damas finalistas, un escenario impresionante

En la final de los zagales, dos chicas se disputaron el primer y segundo puestos. La niña que habíamos visto tirar muy bien en las clasificatorias y que era obvio que tiraba en sala no tuvo tiempo de tirar su flecha pero nos alegramos muchisimo con su segundo puesto. La verdad es que los zagales en general mostraron que la cantera viene fuerte.


La chica en este lance intermedio fue la que al final ganó. La verdad es que tiró genial todo el rato.

En la final de las Damas, hubo tiros muy buenos. En realidad todas estaban muy igualadas pero cruce tras cruce algunas destacaron y acabaron llegando a la final.

En la final de los Caballeros, la más numerosa, hubo más fallos de los esperados, quiza los nervios jugaron una mala pasada. Cuando llegó el lance de 3er y 4º puesto la organización cambió súbitamente las reglas "para dar más espectáculo". Los arqueros ahora podían tener la flecha colocada en la cuerda cuando sonara el silbato, igualando un poco más el proceso. Esto era indudablemente mucho más ecuánime pero cambiar las reglas a mitad de partido y solo para la categoría de Caballeros no me sedujo en absoluto.

Con los aplausos del público y los arqueros allí presentes a todos los ganadores dio por concluida la final pero eso no significaba que se hubiera acabado la fiesta. Aún quedaba una obra de teatro de los Arqueros Abulenses, en donde niños y adultos representaban una pequeña obra con una princesa, un rey, un secuestro y unos niños arqueros. A juzgar por la cantidad de familias que seguía abarrotando las vallas protectoras, acertaron de lleno y cuando anunciaron la lluvia de flechas desde la muralla (arriba y abajo) mucha gente empezó a ponerse muy ansiosa para hacerse con una de las codiciadas flechas de recuerdo. Nuestra amiga Ana había sido seleccionada para estar arriba y Alex se animó a tirar desde la base de la muralla.


Ana portando una de las flechas con plumas rojas momentos antes de tirar. La vista, nos dijo, era impresionante

A la orden de "¡elevad, tensad, soltad!" un buen puñado de arqueros lanzó hasta 4 ráfagas de flechas hacia el público que se apresuraban (por decirlo bonito) a coger alguna de las flechas. Estuvo muy bien y Angela y yo lo vimos todo desde nuestra ubicación privilegiada dentro del campemento arquero.

Tras esto, empezó la parte de exhibición en donde con la ayuda de un micrófono se informaba al público de la historia del tiro con arco, de sus diferentes tipos, etc. Se pasó entonces a mostrar lo que una lluvia de flechas podía suponer (veréis lo espectacular que es en el vídeo del final) y luego se hicieron exhibiciones de velocidad que estuvieron muy bien. Esta parte, curiosamente ya sin nada que ver con el torneo en sí, creo que fue con diferencia la que más entusiasmó al público y no me extrañaría nada que los Arqueros Abulenses hubieran conseguido meter el gusanillo en media docena de personas ese día. Ademaś, luego se anunciaron cursillos de iniciación a los que ya no asistimos por querer dar un paseo relajado por Ávila y buscar un lugar donde cenar carnes a la brasa.

El resto de la noche y la mañana siguiente estuvieron muy bien, disfrutamos del mercado, del ambiente y de las actuaciones pero ya poco tienen que ver con el Torneo así que no me enrollaré más. Os dejo con un vídeo resumen de pequeños extractos de vídeo que iba grabando según me iba acordando.

El viaje a Ávila merecio mucho la pena. Estas Jornadas Medievales son realmente impresionantes. El Torneo Medieval nos gustó mucho en la mayoría de aspectos y se percibe un gran trabajo de los Arqueros Abulenses por organizar un evento semipúblico con todas las garantías durante toda una jornada, ¡chapó! El año que viene tendremos que seguir asistiendo a este tipo de tiradas, son junto con las nocturnas la revelación de este año, se nota que somos arqueros novatos aún.