Realmente no sabía cómo titular mi resumen del pasado fin de semana en Gargantilla de Lozoya, en el club Marqués de Suances, pero al final opté por darle protagonismo al buen sabor de boca que me llevo tras un inicio bastante desastre.
Antes de continuar, quería dar de nuevo las gracias a todas las personas que durante los dos días os acercasteis para comentarme lo mucho que disfrutáis este blog. No me importa que suene a perogrullo, aunque seguramente mantendría aljaba.net incluso si no lo leyera nadie, lo cierto es que es un placer saber que hay gente a la que le gusta lo que comparto casi cada semana, ya sean reflexiones, reseñas o crónicas.
El Campeonato de Bowhunter IFAA es, en términos simples, el campeonato 3D de IFAA. Si te gusta el concepto de IFAA y disfrutas tirar en el bosque con animales 3D, ésta es la cita más importante del año a nivel competición en España.
Por diversas circunstancias, yo no había podido asistir a ninguno con anterioridad pero cuando vi la posibilidad de que por fin encajaran las fechas reservé una habitación de hotel seis meses antes del campeonato.
Al celebrarse en la Comunidad de Madrid cabía la posibilidad de que Angela se animara a participar. Muchos sabéis que no le atrae la competición por el "mal rollo" que a veces se respira o por los nervios y la tensión y elige con cuidado las tiradas para que sean lo más sociales y distendidas posibles. Le prometí que pasaríamos un magnífico fin de semana tirando flechas en un ambiente IFAA que suele ser especialmente agradable pero me dijo que se le haría muy cuesta arriba si no tirábamos juntos. Recuerdo que empezamos a tirar con arco hace cinco años por un regalo suyo para disfrutar juntos de una actividad al aire libre así que entendí perfectamente su petición. El truco, le dije, era que tirásemos en la misma clase y nos inscribiéramos a la vez, ya que las patrullas se organizan sin distinción de sexo y por orden de llegada (según constaba en la circular).
Y así es como Angela aceptó dejar su custom Slick Stick y la clase de Traditional Recurve para venir con su Mollegabet prehistórico y participar en la clase de Historical Bow conmigo.
Para alargar al máximo las horas de sueño, llegamos el mismo viernes a la zona, concretamente al pueblito de Garganta de los Montes, a escasos 7 minutos en coche del club Marqués de Suances. A las ocho en punto de la tarde estábamos haciendo el check-in en un hotel rural, el Quercus Tierra que, sin estar mal, nos pareció algo caro y falto de personal. Dejamos las cosas en la habitación y nos fuimos a dar un paseo por el pueblo antes de acabar, como estaba escrito, en uno de los dos restaurantes "del pueblo" para cenar un par de raciones mientras repasábamos mentalmente lo más importante del reglamento IFAA.
Yo creo que nos fuimos del restaurante cuando la cosa empezaba a animarse de veras con la llegada de los parroquianos habituales pero nuestras prioridades estaban más por el asegurar el descanso que por experimentar el viernes noche garganteño. Siempre es un gusto alejarse de la contaminación lumínica de Madrid y en este valle del Lozoya era fácil mirar al firmamento y encontrar casi cualquier constelación con facilidad.
Sábado de competición
El despertador sonó a las 6.50, probablemente algo más tarde que muchos que vivían a poco más de una hora del lugar de la competición pero que igualmente nos pareció muy temprano para un sábado. La mujer que atendía el hotel (la única persona con la que nos cruzamos en toda nuestra estancia) había sido tan amable de ir antes ese día y prepararnos un desayuno sencillo para que fuéramos con algo en el estómago. No necesitábamos mucho, en la planta superior, la del restaurante, con unas vistas impresionantes del valle amaneciendo, nos tomamos sendos cafés con unas tostadas con aceite y tomate que nos supieron estupendamente.
Al poco rato estábamos ya con todo el material en el coche y yendo al campeonato con ese característico "fresco" mañanero de las zonas de campo que en esta época del año da luego paso rápido al calor. Llegamos al club Marqués de Suances cuando había al menos medio centenar de personas con los maleteros abiertos de sus coches sacando cada uno el material y saludando a la gente, algo en lo que pronto nos vimos nosotros mismos.
Luiyo, también de nuestro club IFAA, Ithilien, había llegado unos minutos antes y se le veía ya lleno de energía, con muchas ganas de calentar y perderse en el recorrido. Estrenaba cuerda (otra vez) ya que su precioso y rápido longbow Bodnik Raven se "come" las cuerdas por tener los tips algo afilados. Ha intentado suavizarlos pero sigue sucediendo y está a la espera de respuesta por parte de la casa alemana porque es un tema muy delicado y que te afecta psicológicamente aparte del problema de seguridad, claro.
Por cierto, especialmente reseñable es que en este campeonato bowhunter hubiera más participantes de histórico (se mezcla adulto y veterano por reglamento) que de longbow adulto y parecido a longbow veterano, curioso ¿verdad? No sorprende si uno va nombre por nombre en histórico y ve que ha habido cierto trasvase desde longbow.
Angela se fue a calentar... el arco, ya que realmente lo más importante para muchos arcos históricos es casi calentar el propio arco, su madera, para que las fibras y las vetas se alineen y trabajen mejor al unísino, casi como si fuera un músculo. Yo tardé un poco más en montar mi arco y los dos nos fuimos a pasar el examen de material con nuestras hojas rellenas de casa.
Yo en particular iba con mi longbow inglés de carruaje (fabricado por Hilary Greenland en Inglaterra), un arco protovikingo de tejo de segundo arco (fabricando por Jürgen Junkmanns en Alemania), las flechas (Premium Wooden Arrows de Falco), documentación de apoyo (requisito de IFAA en Historical Bow) para ambos arcos, el prehistórico de Angela (una sola pieza de arce) y el monocular que llevé al campeonato del mundo el año pasado. Me sorprendió que fuera un mero trámite de sellar las dos hojas de revisión de material, recordaba el Open IFAA de la Comunidad de Madrid celebrado casi un año antes en el mismo lugar y fue muy diferente. No soy el único que piensa que a la hora de la verdad se es muy laxo con la clase de Historical Bow pero de un tiempo a esta parte veo menos y menos revisiones de material ¿quizá es un tema bronco que se quiere evitar? No estoy seguro y no creo que esté afectando mucho pero en este caso creo que es peor la enfermedad que el remedio.
Nos pusimos a calentar y me dio la sensación de que "algo" no iba bien, un tema de sensaciones pero ¿cuántas veces tenemos unas sensaciones durante el calentamiento y luego todo es diferente en el recorrido? Así que tampoco me preocupé mucho. Me entretuve casi más saludando a mucha gente conocida y buscando con la mirada a nuestros dos compañeros de patrulla, José Antonio Molina, con quien ya he disfrutado tirando en otras ocasiones, y Pier Francesco Serena, un italiano afincado en Tenerife a quien nunca había visto. También busqué a Jacobo Arroyo, que aparecía como incorporación de última hora en la patrulla pero muy pronto la organización se encargó de decirme que finalmente había cancelado su asistencia así que seríamos los cuatro "originales".
A las nueve de la mañana exactamente se nos reunió a todos para darnos la bienvenida, agradecer a la organización y darnos las instrucciones para la mañana no sin antes guardar un minuto de silencio por el padre de una arquera que había fallecido muy recientemente y había cancelado su presencia. No se dijo el nombre de la arquera así que no supimos a quién transmitir nuestro pésame por otras vías pero eso no restó ni un ápice al respetuoso silencio que se vivió.
En fin, ya estaba todo listo para comenzar y cada patrulla se fue a su recorrido (de los dos que estaban montados) y a su diana de inicio. Poleas, longbow e históricos al amarillo y recurvos al azul. Se escucharon los últimos deseos de buena suerte y las palabras de ánimo y a los quince minutos, ya en la (relativa) soledad de la patrulla, se organizaron los turnos de tiro y se tiraron las primeras flechas.
Nosotros empezábamos con una ronda Unmarked Animal, mi favorita en IFAA. Tres piquetas amarillas para tres sucesivos intentos de darle con una flecha al animal que hace de diana. Si hay duda sobre si una flecha ha impactado o no se permite tirar una siguiente pero solo cuenta la de mayor puntuación que esté clavada en el animal durante el tanteo. Me gusta mucho esta ronda precisamente por el tener que ir cambiando el tiro en cada fallo y hacerlo diferente. Tiene mucho potencial que rara vez se aprovecha del todo ya que las tres piquetas suelen estar en línea recta y sin apenas cambios de terreno pero a pesar de eso te obliga a repensar cada flecha. Obviamente, todos preferimos impactar con la primera flecha y no avanzar a las siguientes piquetas, ya que la puntuación siempre compensa, pero dado que esto es muy complicado, el formato me parece muy estimulante.
No transcurrió mucho tiempo, apenas unas pocas dianas, para que me diera cuenta de que algo no iba bien. Tiraba muy inestable, temblando mucho y con sueltas desastrosas. Angela me lo hizo notar pero yo no entendía bien qué estaba pasando y fui acumulando fallo tras fallo. No lo podría achacar a los nervios porque, honestamente, apenas tenía, tenía que ser algo relacionado con cómo agarraba el arco que generaba una reacción en cadena de inestabilidad a través del uso (inadecuado) de los músculos del brazo de arco hasta el brazo de cuerda, que en lugar de estar relajado, estaba demasiado tenso. Tengo suficiente conocimiento como poder identificar el síntoma pero en mitad de una competición es a veces muy difícil diagnosticar correctamente el problema. Es una pequeña maldición porque para hacerlo necesitas competir, que es justo lo que no te interesa en ese momento.
Angela, sin embargo, estaba tirando muy bien. Es importante señalar que su arco, el Mollegabet, fabricado por Hilary Greenland en Inglaterra, es de ~26 libras a 25.5" de apertura. En distancias IFAA, con distancias que van desde los 54 metros en los Grupos I hasta los 18 metros en Grupo IV, este arco las pasa canutas y no tiene ningún sentido hablar de "rasante" porque te da la risa. Y por supuesto, con flechas de madera (fabricadas a medida por Carol Archery en Inglaterra). Os animo a que hagáis el experimento algún día tratando de encontrar la parábola para impactar a un leopardo a 40 metros con 26 libras de potencia y un rendimiento del arco más que discutible simplemente por diseño y materiales. Además, cualquier error en la apertura (abrir media pulgada menos, que puede pasar perfectamente) tira del rendimiento del arco hacia abajo mucho más que con arcos que incluyen materiales modernos.
El caso es que al menos por el momento Angela estaba tirando bastante bien con todo ese handicap, lo cual compensaba y mucho mi pésimo rendimiento. En la ronda Unmarked Animal es difícil que una actuación excelente te haga destacar muchísimo en puntos sobre una actuación muy buena, es una cuestión de matemáticas que no merece la pena comentar en detalle, pero si acumulas muchos fallos, sí se nota un bajón en puntuación y te quedas descolgado.
Por su parte, Pier estaba tirando de forma irregular, com buenos tiros seguidos de otros no tan buenos. Un poco como yo. El que sí parecía más enchufado era José Antonio Molina, que hacía trabajar a su Grozer con bastante más seguridad y tino que el resto.
El recorrido era muy bonito, probablemente en la zona más variada del terreno, con arbustos y hierba de cuando en cuando así como mucha zona despejada y caminos de tierra pero también con sus momentos de bosque en donde andar agachados y tirar de rodillas para salvar un tunel de vegetación era obligado. Para sorpresa de todos, había muchísimos parapetos tras las dianas, algo extraño de ver en este club. Ya este año comenté en otro artículo la (agradable) sorpresa de ver unos cuantos parapetos en dianas concretas que evitaban el perder o romper demasiadas flechas pero en esta ocasión yo creo que casi todas las dianas iban con su parapeto de apoyo, algo que tampoco creo que fuera estrictamente necesario; un término medio estaría bien, pero es un tema de gustos.
Caminábamos en relativo silencio, concentrados pero no tensos, simplemente disfrutando de estar tirando juntos por la mañana y comentando alguna flecha aquí o allá y, por supuesto, sin atisbo de duda al celebrar cualquier buena flecha de la que fuéramos testigos. Bastantes pocas había como para ser tacaños en las celebraciones de las de uno mismo o del resto.
Yo no conseguí levantar cabeza y firmé tan solo 314 puntos, lejos de los 342 que había hecho casi un año antes en el Open IFAA de la Comunidad de Madrid celebrado en el mismo sitio. De nuevo para compensar, Angela hizo 320 puntos con su Mollegabet, exprimiendo al máximo su técnica, siempre excelente, y su imposible parábola en los grupos I y II.
Durante la pausa para comer me enteré de que con esa puntuación estaba penúltimo en mi clase, con un soberbio Francisco Javier Berrocoso, arquero veterano pero relativamente nuevo en Historical Bow, que se había ido a los 424 puntazos seguido de lejos (pero también lejos de mí) de casi todo el resto. Estas cosas pueden pasar en cualquier momento y no hay que dejar que nos afecten. Hace unos años (tampoco muchos, que no saldrían las cuentas) me dejaban más tocado pero desde hace un par de años relativizo mucho estas cosas en parte porque sé que puedo tirar perfectamente y que un mal día no dice nada de mí como arquero, que es lo que realmente me importa.
En todo caso, aun quedaba la tarde y quién sabe, quizá podía ser el inicio de una remontada ¿no? Pero todo pasaba por descubrir qué "mal" me aquejaba con los temblores o se repetiría la misma historia. Así que tras dar buena cuenta del bocadillo, la fruta (tres piezas de fruta, ¡qué acierto de la organización!) y un litro de agua, me fui a tirar media docena de flechas antes de que las patrullas volvieran a salir, esta vez al recorrido contrario. Y entonces ahí descubrí qué pasaba. Fue como un darme cuenta súbitamente, simplemente, prácticamente solo en la línea de calentamiento, actué por inercia, guiado por el subconsciente y cogí el arco como tenía que hacerlo. ¿Y cómo tenía que hacerlo? Muy sencillo, con los dedos ya en la cuerda, apoyaba la palma de la mano abierta en la empuñadura del longbow, buscaba una posición de equilibrio en un mínimo pretensado y luego cerraba los dedos, dejando mi dedo índice subido en forma de gatillo, donde se apoya la flecha. Tan simple como no tener que pensar en ello. Y claro, inmediatamente la estabilidad reapareció. Durante la mañana no había jugado a ese equilibrio de fuerzas, simplemente agarraba el arco por donde intuía que tenía que hacerlo. Esto puede funcionar con muchos arcos pero no con un longbow inglés, hay que tener muchísimo cuidado con estas cosas, parezco nuevo.
Con esas buenas sensaciones me fui corriendo para cubrir el trecho que me llevaban de ventaja Pier, Jose y Angela hasta llegar a nuestra piqueta de salida en el recorrido azul, con ronda estándar. En la ronda estándar se tiran dos flechas siempre, una de una piqueta y otra de la segunda piqueta unos pocos metros más adelantado. Este cambio de piqueta también afecta al segundo tiro, claro, en línea con la Animal. También me gusta esta ronda aunque la veo más "normal", quizá por eso se llama estándar.
Sábado tarde
Me temo que el relato se está haciendo un poco largo, no debería emplear la misma extensión de texto para un recorrido como lo hago normalmente cuando este campeonato comprende tres recorridos así que voy a acortar un poco la parte del sábado por la tarde.
El recorrido azul fue muy duro. Por varios motivos. Primero, porque salvo en algunos momento de nubes, andábamos triscando a las cuatro de la tarde por una zona muchísimo más despejada. Las sombras eran exiguas cuando las había. Segundo, porque el diseño del recorrido era letal. Muy complicado.
Nada que objetar al diseño, distribuciones parecidas las había visto ya en otras ocasiones en ese campo, es simplemente que era cero agradecido. Al contrario que en el recorrido amarillo de la mañana, en este azul, había "cambalaches" de animales de un grupo con otro. Totalmente válido, no lo dudo, pero en general complicaban el lance. Es verdad que habíamos oído en la pausa para el bocadillo que los de recurvo volvían con la moral baja y no nos costó empatizar con ellos por la tarde.
Aún así, no se nos dio muy mal, porque podría haber sido la debacle. En mi caso, cerré con 170 puntos, la segunda mejor puntuación de toda la clase, lo cual me devolvía la esperanza de que la remontada era posible aunque aún muy lejana.
Angela firmó unos muy buenos 113 volviendo a exprimir su arco al máximo. Hay testigos que dirán lo mismo que yo, que sus flechas iban prácticamente todas en la vertical pero o se quedaban a los pies o rozando la panza o se iban besando el lomo del animal. Muchos puntos que a Pier, a Jose y a mí se nos escapaban por lateralidad a ella se le iban exclusivamente por parábola. Evidentemente yo la miro con muy buenos ojos, pero es que tiró muy bien con un arco al límite de libras para estas distancias.
Pier se vino un poco abajo, se le notaba cansado y reconoció que tenía algunos dolores que trataba de mitigar con analgésicos. Disfrutó lo justo de la tarde, me temo, a pesar de que confirmé que probablemente tenía la mejor combinación de arco y flecha de los cuatro a juzgar por el vuelo tan limpio de sus flechas. Jose aguantó el tipo y fue de menos a más, acabando bastante bien y dejándose pocos puntos en la general. Cuando tiramos la última flecha, nos estrechamos la mano y nos felicitamos por la compañía del día antes de ir rápidamente de vuelta al punto de encuentro con ganas de dejar atrás el duro recuerdo de la tarde.
A medida que volvían otras patrullas "hermanas" como la de históricos o los longbows, se confirmaba que había habido cierta debacle. En concreto Luiyo venía desesperado por un recorrido azul nefasto para él. De todas formas, pronto estuvimos todos charlando de cualquier otra cosa y Angela y yo tuvimos la oportunidad de conocer a Romi, del club Poligaris, que parece que sigue este blog ¡hola! y que nos vendió muy bien el evento de "Canoarc" que hacen todos los años y en donde se tiran flechas por parejas que bajan en canoa por el río. Angela y yo nos mirábamos como diciendo "a esto hay que ir sí o sí en cuanto podamos". Se me pasó el rato volando y al final tuvimos que recoger deprisa y corriendo para irnos al hotel y comprar algunas cosas para desayunar al día siguiente. La parte mala es que no pude sacar tiempo para charlar con Antonio Merino, mi tutor de prácticas de Técnico Nivel 1 de RFETA (tras obtener yo mi licencia de Monitor RFETA) para comentar aspectos de las prácticas y consultarle algunas ideas. Será en otro momento.
Tras volver al hotel, ducharnos y comprar cuatro porquerías en un economato del pueblo para desayunar a la mañana siguiente, salimos a dar un paseo hasta una ermita del pueblo. En circunstancias normales, sería un paseo relajado de 1h pero tras todo el día por el campo tirando flechas se notaban las piernas cansadas. Eso sí, mereció mucho la pena porque empezaban a verse los primeros colores del otoño y el valle a esa hora del día estaba muy bonito.
Cogimos luego el coche y fuimos a Pinilla de Buitrago para cenar en un sitio llamado Parrilla Groucho porque queríamos homenaje y la verdad es que acertamos de lleno. Angela no pudo con un enorme y sabroso somarro (que nos llevamos de vuelta) y yo, lento pero seguro, conseguí acabarme una ración de pulpo a la parrilla que estaba deliciosa. De entrante tomamos lomos de sardina ahumados con pistacho y aceitunas que nos encantaron. La tarta de crema de orujo también estaba muy rica aunque tenía demasiada nata para el gusto de Angela, yo me la comí casi entera sin darme cuenta. Una hora después estábamos cerrando los ojos y deseando lo mejor para el domingo. Yo había visto en Facebook que ahora estaba cuarto y que estaba a 45 puntos del segundo, Javier Gamboa, demasiados puntos para la última de las tres rondas, la Hunter, la más dura de todas y en donde las puntuaciones son bajas y muy similares. Pero yo creo que cuando finalmente me quedé dormido soñé con el maldito cocodrilo del recorrido azul y las dos flechas falladas a un milímetro de su panza, qué rabia me habia dado.
Domingo de competición
El despertador volvió a sonar a las mismas 6.50 de la mañana pero esta vez me pareció que estaba más oscuro y hacía más frío. En todo caso, al poco rato empezó a amanecer y el panorama cambió completamente. Lo peor fue el desayuno, un poco "de campaña" obligados por la imposibilidad de repetir el favor de adelantar el desayuno en el hotel. Os lo podéis imaginar, un zumo de frutas tropicales tibio, pseudocruasanes industriales y batidos de chocolate de merienda de los niños. Ahí sentados en una mesita de la habitación resolvimos el tema y nos pusimos en marcha al segundo día de campeonato. Llegamos justo después de que se disolviera el atasco de entrada por la apertura de las puertas del campo y nos pusimos a preparar el material. Que si el agua (que en la tarde del sábado había escaseado en el recorrido azul), que si algo de picar, los arcos, las flechas, etc.
Con mucha menos ceremonia que el sábado se sucedió el calentamiento y las instrucciones previas, algo lógico. La gente parecía estar animada aunque la ronda Hunter, a una sola flecha por diana, sobrevolaba los corazones de los participantes como ave de mal agüero.
En términos de competición, tenía dos opciones pero para mí solo tenía sentido pensar en una. Estaba a creo que 11 puntos de José Antonio Molina, tercero, y a 45 del maestro Javier Gamboa, segundo. Francisco Javier Berrocoso estaba inalcanzable a unos insultantes 138 puntos. Para que hubiera habido opciones de superarlo, tendría que haberse quedado en casa.
La ronda Hunter es muy exigente y es muy difícil disfrutarla plenamente si se encadenan muchos fallos seguidos. Se suele tirar casi desde la piqueta más lejana de cada grupo y solo hay un intento. La muerte son 20 puntos, el vital 16 y el herido 10 pero lo que más se ve con diferencia son ceros. En arco histórico uno puede darse por satisfecho con 100 puntos y aunque los mejores tiradores del mundo llegan a alcanzar los 230 puntos (170 en mujeres), lo normal es que el rango vaya de 80 a 120 puntos. Eso significa que para poder aspirar a una remontada tendría que conseguir unos 165 puntos, algo que nunca había conseguido, ni siquiera con longbow moderno.
Por otro lado, si había un momento para intentarlo de veras era este campeonato de España y casi como si estuviera siguiendo el guion del cliché de la superación personal, puse toda mi concentración en lograrlo. Cuando mi primera flecha a un oso erguido a unos 50 metros se clavó en el vital me dije a mí mismo que podía conseguirlo. Ayudó mucho que impactara con mi segunda flecha, y con la tercera, y la cuarta y hasta una quinta. Todo el tembleque del sábado por la mañana se había desvanecido por completo y me enfrentaba a los grupos I y II de tú a tú. Esta ristra de aciertos no continuó indefinidamente, por supuesto, pero cimentó la seguridad y la autoconfianza que necesitaba. Incluso tomé una decisión un tanto emocional, no cambié de flecha en todo el recorrido. Así es, desde el primer impacto con una flecha, me quedé con esa flecha durante las 28 dianas, fallos incluidos. La flecha acabó en perfecto estado, algo que dice mucho de la calidad de las flechas de Falco, con las que llevo tirando desde que adquirí mi Falco Force hace casi cuatro años.
A mi alrededor la cosa andaba muy desigual. Pier tenía unos dolores importantes y se sentaba a cada rato pero fue sacando poco a poco una rabia conjugada con aciertos que hizo que fuera de menos a más. Jose buscaba el encadenar dos buenas flechas seguidas pero se le estaba negando la mañana. Fue bastante regular toda la mañana pero no consiguió despojarse del castigo de la Hunter, que no te da oportunidad para corregir.
Angela, por su parte, siguió con su técnica y su arco enfrentándose con mucha decisión pero con algo más de cansancio a juzgar por la forma en la que abría el arco. Muchas flechas se quedaban cortas pero en la misma vertical del corazón y Pier sugirió que se "obligase" a tirar más arriba. El reto es doble, primero por eso de "obligarse" frente a lo que tu cerebro te dice y, segundo, porque tanto para grupos I y II Angela no ve al animal cuando tensa, sube tanto el arco que su mano de arco se lo tapa. ¿Cuánto? Es muy difícil saberlo porque apenas tiene referencias cuando pierde de vista al animal. Aun así consiguió una colección de aciertos de los más bellos de la mañana.
La combinación de recorrido azul con la ronda Hunter fue un suplicio y yo también tuve mi bache. Jose me lo hizo notar muy acertadamente cuando identificó con razón que en los bichos pequeños, del Grupo IV, las flechas se iban por encima. Tuve que tirar de mucha autoconsciencia para revertir esta situación pero finalmente llegó y a falta de 2 dianas para terminar había llegado a 168 puntos, no me lo podía creer.
La penúltima diana era el cocodrilo, creo que estuve anclando un tiempo infinito pero cuando por fin salió despedida la flecha se clavó a la altura perfecta en el cuello y obtuve 10 puntos mientras soltaba un taco de rabia y satisfacción que hizo que Angela me mirara con los ojos abiertos como platos. La última diana era una cría de dinosaurio en un tiro bastante picado y aunque el ángulo de las plumas me hizo sospechar que podía ser peana, resultó ser un estupendo vital, con lo que terminé la mañana con 194 puntos, absolutamente maravilloso. Pier por su parte alcanzó justo la centena, Angela se marcó 92 puntos y Jose se conformó con 86. Como veis, puntuaciones en el rango esperable (quizá Angela por encima de la media en HB femenino) en Hunter.
Los cuatro volvimos a felicitarnos por un gran fin de semana, realmente fue una compañía muy agradable y en línea con el apellido de Pier, serena. Sé que coincidiré con Jose en más tiradas simplemente por cercanía geográfica pero en el caso de Pier, en Tenerife, será más complicado así que habrá que mantenernos en contacto por otras vías.
Solo quedaba esperar a conocer el resto de puntuaciones pero si os soy sincero, no tenía ninguna prisa. ¿Por qué? Porque estaba muy satisfecho con cómo había ido la mañana y quería saborearlo al máximo. Además, Angela había tirado fenomenal también, al nivel de masculino todo el campeonato y qué mejor que seguir comentando la jugada sin interferencias.
Recogimos todo cuando no eran ni las 12 del mediodía y al poco llegó Luiyo con una sonrisa de oreja a oreja. Los fantasmas del sábado por la tarde habían dejado paso a una mañana pletórica con 188 puntos y muy buenas sensaciones además de remontar y quedar cuarto en una categoría en donde el primer clasificado, aun pertenciendo a veterano optó (se permite) por continuar en adulto.
El club organizador empezó a sacar toda suerte de bandejas y pequeñas fuentes con empanadas, encurtidos, quesos y embutido así como las habituales patatas fritas y refrescos de todo tipo. La verdad es que todo entró perfectamente y el punto de encuentro se fue llenando de patrullas que terminaban. El ambiente general, como era de esperar, era de cierta "bajona". La Hunter rara vez te permite acabar satisfecho y si un campeonato coloca la ronda Hunter como la última, el riesgo de que la gente se quede con mal sabor de boca es muy alto. A cambio, el horario se queda muy acotado, algo en principio cómodo para todo el mundo un domingo, pero creo que si se hiciera una encuesta saldría ganador el siguiente orden de rondas en un fin de semana.
- Sábado por la mañana: ronda Unmarked Animal. Ensalada de puntos, muchas flechas pero la gente está más fresca. En general terminas con buenas sensaciones.
- Sábado por la tarde: ronda Hunter. Una sobremesa menos dura con más tiempo de esparcimiento por la tarde del sábado para charlar. Peores sensaciones pero la oportunidad de acabar en alto el domingo por la mañana.
- Domingo por la mañana: ronda Standard. Duración intermedia entre Hunter y Unmarked Animal y un riesgo ajustado de acabar con la moral por los suelos. Además, hay más margen para darle la vuelta a la clasificación general por el rango de puntuaciones que se observan.
Ahí lo dejo por si alguien se anima alguna vez a replantear el orden. Tiene el "pero" de que se necesita dejar los dos recorridos montados el domingo para que no haya tapones en la Standard y en lugar de terminar todo a las 13.30h será a ñas 14.30h o así, pero creo que puede merecer la pena desde el punto de vista arquero (aunque hay gente, como a Luiyo, que le gusta tal y como está ahora).
Volviendo al tema de la remontada, efectivamente comprobé pasado un rato que Javier Gamboa había obtenido 96 puntos (no estaba nada contento), eso significaba que casi había superado en 100 su puntuación, muchos más puntos que los 45 que necesitaba. Era subcampeón de España de arco histórico. La noticia me encantó, claro, pero en sí misma no pudo superar la sensación de determinación y superación que había experimentado esa mañana. Es decir, que si el maestro Gamboa hubiera tenido una mejor mañana y hubiera "cancelado" mi ventaja, yo no hubiera sentido ni un ápice de decepción. Es lo bueno que tiene este deporte, que en buena medida es una lucha por mejorar uno mismo y en estas circunstancias es cuando te das perfectamente cuenta de ello.
Por eso, tampoco es de extrañar que Angela estuviera mucho más que satisfecha con su fin de semana. Con puntuaciones así, además de su forma de tirar, se ganó el respeto y admiración de todos. Como dijo Berrocoso, el absoluto campeón de arco histórico en este campeonato Bowhunter, "tira mejor que todos nosotros juntos". Y yo muy feliz de que le mereciera la pena el esfuerzo de madrugar y tirar en competición. Creo que en IFAA su miedo de la tensión competitiva es menos infundado pero lo de madrugar en fin de semana no lo lleva nada bien, eso sí, la veréis en tiradas vespertinas y nocturnas todas las que queráis.
Por tanto, los resultados y sensaciones del club Ithilien en este campeonato de España Bowhunter, nuestro evento "cumbre" del año, fueron fantásticos. Luiyo, cuarto en longbow adulto con "sabor a bronce", Angela campeona en solitario en su categoría pero a todas luces con resultados y rendimiento incontestables (ojalá se vean más mujeres en histórico en el futuro así como en longbow, pero las distancias en IFAA son especialmente crueles, puedo llegar a entenderlo). Y por mi parte, subcampeón de España de arco histórico, un resultado magnífico y más cuando pienso en cómo se gestó. Enhorabuena también al maestro Gamboa por su bronce y a Berrocoso, qué decirle, alucinante sus resultados que están a un nivel excepcional. Ha puesto su experiencia al servicio de una clase muy exigente y espero que se quede por mucho tiempo más.
Podéis consultar el resultado oficial del campeonato en este enlace (una pena volver a ver erratas en los apellidos, como el mío, que es Múzquiz o el de Luiyo, que es García Castro). Los sospechosos habituales aparecen bien arriba en la clasificación final pero en general aprecio bastante nivel en la mayoría de las clases, enhorabuena a todo el mundo. Me alegro especialmente también por Antonio Merino, que quedo subcampeón de España de TR Adulto.
Antes de dejaros con un vídeo resumen, es obligado y justo reconocer al club anfitrión Club Arqueros Marqués de Suances, al club colaborador, Arco Club Los Mosqueteros y a la Asociación de Arco Libre, representante de IFAA en España, su empeño en que podamos disfrutar de un campeonato bowhunter. Siempre hay cosas que se pueden mejorar pero también otras te sorprenden para bien, mi único deseo para el año que viene es que seamos muchos más, eso siempre es bueno.
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