Cinco encuentros en siete meses es para estar muy orgullosos, parece que este experimento de la Liga de Arqueros Históricos ha nacido con ganas.
El pasado sábado 22 de junio nos volvimos a reunir en Bastión de Alanos, el club que, junto con Arqueros de Madrid, ha sido anfitrión de esta primera liga. Batimos récord de participación con más de 20 asistentes y pudimos disfrutar de una tirada vespertina junto con una cena de lujo y una noche que aunque prometía tirada nocturna se nos fue en ambiente de chiringuito de playa y sus correspondientes mojitos.
Angela y yo llegamos poco antes de las seis y media al campo y ya había cierta energía arquera alrededor del campamento base, donde se arremolinaba la gente entre la barra, las mesas e infinidad de lugares para apoyarse o sentarse a la sombra de las encinas. Y es de esa atmósfera de la que merece la pena hablar en este último artículo de la serie destinada a dar a conocer la Liga de Arqueros Históricos, no tanto la tirada en sí.
Para empezar nos quedamos encandilados con el trabajo manual hecho por César Sánchez con unos premios y trofeos que había preparado con muchísimo cariño y que aguardaban a sus afortunados poseedores más tarde. Había un montón de pequeños arquitos y luego trofeos con dianas y dianas 3D. Estaban merecidamente expuestos a la vista de todo el mundo en el campamento base.
Después empezó a circular una obra de artesanía maravillosa de Lydia Ramos que conocemos bien en el entorno de Ithilien por unos broches de plata y latón que encargamos hace unos pocos meses. Se trataba de una fíbula, también en plata o latón, con una sencilla marca en forma de I. Representaba con notable acierto el amor por una estética antigua y mientras escribo estas líneas la tengo delante de mí porque tiene un poder inspirador y evocador innegable.
Calentamos unos buenos 20 minutos antes de volver para hacernos una gran foto de grupo y organizarnos por patrullas improvisadas, estilo LAH. ¿Que hace tiempo que no ves a fulano? Pues te juntas con él ¿que quieres volver a tirar con mengana? pues la invitas a la tuya. Un tamaño de 4 participantes por patrulla funciona bastante bien así que nos acabamos juntando Félix, recién llegado junto con Marisol de Óbidos en Portugal, Jacobo, Angela y yo. Un patrullón, vamos.
Tirar por la tarde siempre es un placer, yo lo prefiero a la mañana porque la luz va cayendo poco a poco en lugar de ir a más y una buena cena como colofón no tiene nada que envidiar a una comida al mediodía. En particular para una tirada de arcos históricos me resulta más atractivo, independientemente de que se me vaya a dar mejor o peor el día. Así, este V encuentro pasó a sábado y a la tarde en contraposición a las mañanas del domingo de los cuatro encuentros anteriores y creo que fue todo un acierto ¡hay que reivindicar los sábados por la tarde! Y de verdad que no lo digo solo por Angela y su alergia a "madrugar" en fin de semana, es que una tarde en el campo con un arco y flechas tiene la ventaja de que a medida que el sol cae y las sombras vuelven a alargarse, se desdibuja la época en la que estamos y podemos fantasear más fácilmente con el lugar en donde nos encontramos.
En concreto la tirada en sí no se nos dio especialmente bien, más bien se nos dio especialmente mal, para qué negarlo. Fundamentalmente con problemas de altura. En cualquier caso, nunca "nos fuimos del campo", como se suele decir, porque teníamos un ancla muy poderosa en el propio disfrute de lo que estábamos haciendo. En parte es el gran atractivo de LAH. Acumulamos tando hándicap e informalidad que si tienes un gran día puedes saborearlo días o semanas después pero si ha sido todo lo contrario apenas tiene un impacto superficial en el ánimo. No es que nos dé todo igual pero hay mucho más en LAH que la puntuación en sí y espero que siga siendo de esta forma. El día en que LAH se oriente a la competitividad y a los puntos perderá buena parte de lo que hace mucha que gente lo vea tan especial.
Por supuesto, aprovechamos en la patrulla para hacerle un tercer grado a Félix con su vasto conocimiento en tiradas medievales y destacó la de Óbidos en Portugal, en donde había estado recientemente y la que, a su juicio, tenía mejor pinta en España, la de Ciudad Rodrigo, en parte por el rigor recreacionista (sin extremismos, los empastes valen).
Íbamos tan relajados que se nos pasaron casi dos horas y media en el recorrido y ni nos habíamos dado cuenta. Esto en sí no dejaba de ser una gran noticia salvo por un pequeño detalle; Jacobo había encargado una cena especial para una hora en concreto e íbamos tarde. Nos apresuramos (un poco, solo) para rematar las dos últimas dianas y cuando llegamos al campamento base toda la tensión se diluyó como un azucarilllo porque la gente que estaba preparando el menú de la cena tenía todo bajo control. ¡Relax! Así que nada, a relajarnos y a charlar con la gente según íbamos terminando.
Muy rápidamente aquello se empezó a parecer más a un garito de playa con las luces, la penumbra, el ambientillo, las mesas y la gente desparramada por la zona en corrillos (aunque tendentes a arrimarse donde se repartía el piscolabis previo) que a un club de tiro con arco pero es una de las ventajas de estar en Bastión de Alanos y su ambiente familiar. Al poco rato empezaron a salir los platos de carne riquísima con patatas fritas hechas ahí mismo que devolvió a la vida a más de uno ¡qué rico estaba! Y la tarta de zanahoria igualmente deliciosa. En este punto ya no se podía hablar de penumbra, directamente de pasado el ocaso, pero la temperatura se mantenía bien arriba de los veinte grados.
Esto de la temperatura tenía un bonus y es que algunos nos íbamos a quedar en tiendas de campaña esa noche. En mi caso me venía perfecto no volver a casa esa noche para despertarme a apenas 30 minutos del campo de tiro Milvus en lo que iba a ser la última tirada de la Liga IFAA Zona Centro (que ya relaté aquí). Así que cuando Angela plegó velas sobre las 11.30h para no llegar demasiado tarde a casa, yo me quedé otro rato más antes de meterme en la tienda y quedarme roque.
Pero antes de eso, y alumbrados ya únicamente con los focos, Haritz procedió a la entrega de trofeos de la liga. Había tantos preparados por César que se repartieron unos para las mejores puntuaciones de la jornada y otros para las mejores puntuaciones acumuladas en todas las tiradas. Yo que estuve cambiando de categoría casi cada jornada me pude llevar, sin embargo, el trofeo al Ranking Absoluto, una maravilla que ya luce en la estantería de los "trofeos bonitos y especiales", claro.
El plan original incluía una tirada nocturna y unos cuantos íbamos perfectamente preparados. José Picón con unos wraps y yo con químicos de pesca, por ejemplo. Pero rápidamente nos dimos cuenta de que entre el personal había poca gana de tirada nocturna y más ganas de música y mojitos. Invitando a estos últimos, Jacobo consiguió que cambiáramos de prioridad y nos quedáramos de charleta, jajajajaja. Tampoco costó mucho, sabemos que tendremos más oportunidades en el verano.
Y así concluyó la jornada, todo el mundo muy en paz, la verdad, satisfechos de una primera liga y con ideas para la segunda, que incluyen salidas fuera de Madrid, probar el campo de Sierra de San Vicente, ir a un par de medievales, introducir un poco el tema de la vestimenta... Seguramente lo mejor será hacer uno a dos cambios, mejor poco a poco, pero que se vayan consolidando sin mucho esfuerzo. Pero si esta última tirada puede ser síntoma de algo es de que estamos disfrutando mucho con este experimento y vamos a invertir aún más tiempo en los próximos meses.
Si estás leyendo esto y te gustaría saber más de LAH, vayas a poder participar o no, o quizá quieras hacer algo parecido en tu región o país, puedes visitar la sección permanente en este mismo blog sobre LAH.
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